“Después de cinco años de juicio llegó la hora de la sentencia”, indica el flyer que circula por las redes convocando a presenciar en la calle el veredicto del juicio histórico de la megacausa Esma, que se conocerá este miércoles, cuando cuando el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°5 determine las penas que le caben a 54 represores por los crímenes cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada. La invitación está impulsada por los organismos de Derechos Humanos y busca contrapesar el clima de época que se vive en Comodoro Py, donde no hay garantías de justicia: es que además de juzgar a genocidas ya condenados como Jorge “El Tigre” Acosta, o Adolfo Astiz, entre otros integrantes del Grupo de Tareas 3.3.2 (GT332), en el debate se probó el funcionamiento del centro clandestino hasta 1982 y los vuelos de la muerte, aunque sus responsables podrían quedar impunes.

A las 14 del miércoles los jueces Daniel Obligado, Adriana Palliotti y Leopoldo Bruglia determinarán la suerte de los imputados de la causa -de los que once murieron y tres fueron apartados por razones de salud a lo largo del proceso- por los crímenes cometidos en la Esma entre 1976 y 1982 contra 789 víctimas. Será el final de un debate que comenzó el 28 de noviembre de 2012, que se extendió por exactamente 5 años y en el que declararon más de 800 testigos. El juicio contó con cinco querellas unificadas, una de ellas la que agrupa a Abuelas, Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora, el CELS y otros familiares.

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Las claves de la investigación en el tercer tramo del juicio a la Esma están puestas en tres puntos: en primer lugar, la actuación de los Grupos de Tareas, que funcionaron al mando de Acosta hasta 1979. En sus crímenes están involucrados asesinos de la talla de Astiz, Ricardo Cavallo o el médico Jorge Magnacco. Pero la existencia del GT hasta ese año ya fue probado en el anterior juicio.
En segundo lugar se investigaron los hechos que ocurrieron a partir de 1979, cuando Acosta cedió el control “de hecho” de la Esma y el centro comenzó a funcionar de otra manera, con una agudización y participación más intensa de la inteligencia de la Marina.

Con las organizaciones populares diezmadas, hacia finales de 1978 habían mermado las detenciones y la Armada concentró sus operaciones sobre las fronteras y el exterior. El Grupo de Tareas ya había sido renombrado como Grupo de Operaciones Especiales de la Armada y la Jefatura de Inteligencia Naval (JeIN) desplegó tareas más intensas.

En esa parte de la investigación están imputados personajes como el teniente de navío Julio César Binotti o el prefecto Jorge Manuel Díaz Smith. De ambos represores el tribunal cuenta con fotografías tomadas por el sobreviviente del centro, Víctor Basterra, quien logró sacar del centro cerca de 90 copias de las fotografías que tomaba a los represores, quienes lo obligaban a realizar documentos falsos para sus tareas de inteligencia.

Ambos son casos paradigmáticos: el primero era marino y jefe de operaciones, pero fue fotografiado por Basterra con un uniforme de policía. El segundo, fue fotografiado caracterizado como René Haidar, sobreviviente de la Masacre de Trelew, miembro de la conducción de Montoneros y desaparecido en Brasil en 1982. El operativo para ese secuestro en el exterior “incluyó un exhaustivo seguimiento así como la posterior personificación de uno de los miembros del Grupo de Tareas como el de Jorge Manuel Díaz Smith haciéndose pasar por Haidar, que realizó un viaje a Uruguay con esa identidad”, dijeron en su alegato -en2015- los fiscales Guillermo Friele y Mercedes Soiza Reilly.

Vuelos de la Muerte

“Se filtró que se vienen absoluciones con los vuelos de la muerte”, dijo a Tiempo una fuente judicial. Eso se rumorea en los tribunales. El mismo temor había advertido Basterra en una entrevista publicada este domingo en la edición papel de este diario: “Hay mucho temor con el tema de los vuelos porque, obviamente, no hay testigos. Pero hay pruebas y testimonios como el de Carlos Zorzoli y están las actas de las salidas de los aviones y los cortos viajes que realizaban. También la confesión de (Adolfo) Scilingo. Seguramente habrá absoluciones”, indicó.

La resolución que los jueces puedan tomar este miércoles pueden no establecer la existencia de los vuelos desde la verdad jurídica. Así como el juicio por el plan sistemático estableció o el del Plan Cóndor establecieron su existencia, la sentencia de este debate debería dar cuenta de la existencia de los vuelos de la muerte.

Que existieron los vuelos no quedan dudas, lo que no hay, claro, son testigos: todos están desaparecidos. Además de Adolfo Scilingo que confesó los vuelos -la justicia española lo condenó a más de mil años de prisión-, y existen otras confesiones -menos profusas como la de Julio Poch en Holanda, el del piloto de helicópteros, Emir Sisul Hess y la del mecánico Ricardo Ormello- de pilotos y mecánicos, en el juicio se reunió prueba sobre su existencia. Desde documentación que registró las salidas de vuelos breves, hasta testimonios sobre la existencia de vuelos de aviones sin puertas; desde los “eufemismos” con los que los marinos en Esma se referían a los “traslados” (eran sinónimo de muerte de prisioneros y los nombraban como que “se fue para arriba”, o “es comida de peces”), hasta la aparición de cuerpos devueltos por el Río de La Plata que el Equipo Argentino de Antropología Forense confirmó que los restos presentaban lesiones compatibles con caída desde altura.

Por los vuelos de la muerte como forma de disposición final de los detenidos desaparecidos están imputados los pilotos Mario Arru, Alejandro D’Agostino; Francisco Di Paola y Poch, y el mecánico Ormello.

La hora del veredicto

A las 14 el TOF5 dará el veredicto. En la calle, convocados por HIJOS, Abuelas, Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora, Familiares de Detenidos y Desaparecidos por razones políticas, entre otros, seguirán lo que ocurra en la sala Amia de los tribunales de Comodoro Py por pantalla gigante.

En el banquillo de los acusados esperarán su suerte más de medio centenar de represores. Son ellos: Jorge Eduardo Acosta, Rodolfo Luis Agusti Scacchi, Juan Ernesto Alemann, Juan Arturo Alomar, Paulino Oscar Altamira, Mario Daniel Arru, Alfredo Ignacio Astiz, Juan Antonio Azic, Daniel Humberto Baucero, Julio César Binotti, Carlos Octavio Capdevila, Ricardo Miguel Cavallo, Rodolfo Oscar Cionchi, Miguel Enrique Clements, Daniel Cuomo, Alejandro Domingo D’Agostino, Juan de Dios Daer, Hugo Enrique Damario, Carlos Eduardo Daviou, Francisco Armando Di Paola, Jorge Manuel Díaz Smith, Adolfo Donda, Juan Carlos Fotea, Rubén Oscar Franco, Miguel Ángel García Velasco, Pablo Eduardo García Belasco, Alberto Eduardo González, Orlando González, Ricardo Jorge Lynch Jones, Jorge Luis Magnacco, Roque Ángel Martello, Rogelio Jorge Martínez Pizarro, Luis Ambrosio Navarro, Víctor Roberto Olivera, Rubern Ricardo Ormello, Edgardo Aroldo Otero, Mario Pablo Palet, Guillermo Horacio Pazos, Antonio Rosario Pereyra, Antonio Pernías, Claudio Orlando Pittana, Julio Alberto Poch, Héctor Francisco Polchi, Jorge Carlos Rádice, Francisco Lucio Rioja, Miguel Ángel Alberto Rodríguez, Juan Carlos Rolón, Néstor Omar Savio, Hugo Héctor Siffredi, Emir Sisul Hess, Carlos Guillermo Suárez Mason, Gonzalo Dalmacio Torres de Tolosa, Eugenio Bautista Vilardo y Ernesto Frimón Weber.