Poemas, murales, música, recitados. Todo eso se ve hoy en la página Justicia por Santiago Maldonado. Fueron llegando a través de su familia y de sus amigos por el cumpleaños de Santiago que fue hace una semana y el tercer año de su desaparición forzada seguida de muerte de la que hoy todavía no se sabe absolutamente nada.

El martes 1 de agosto de 2017 Santiago Maldonado estaba junto a la comunidad mapuche en un corte de ruta. Cerca del mediodía, la Gendarmería desplegó un operativo desmedido y violento, en ese contexto se lo vio por última vez con vida.

Las semanas y los meses que siguieron su hermano Sergio junto a su compañera Andrea Antico y su familia encabezaron la búsqueda del joven que finalizó el 17 de octubre, 78 días después de su desaparición cuando encontraron el cuerpo de Santiago en el río de Chubut. Ese día, comenzó para la familia otro camino que hoy parece no tener salida: el de la búsqueda de la verdad y la justicia.

Durante esta jornada se realizará una “marcha virtual” en las redes que se puede seguir en la web  https://marcha.santiagomaldonado.com/


La desaparición forzada de Santiago fue un punto de inflexión en la sociedad en pleno gobierno macrista, que tuvo a la cabeza del ministerio de Seguridad a la nefasta figura de Patricia Bullrich. Fue un ataque a la democracia que se cometió tres meses después del intento de la Justicia por liberar a los genocidas del terrorismo de Estado durante la dictadura cívico militar. No fue un hecho aislado sino un entramado sostenido en un discurso de la parte más reaccionaria de la sociedad.

 
Fueron tres meses de marchas, de pedidos de aparición con vida, de ver la cara de Santiago en todas partes de la ciudad. Sin embargo, mientras una parte apoyaba a la familia, el discurso del gobierno y el ataque de los trolls y los medios hegemónicos de comunicación se dedicaron a estigmatizar a la Santiago y a toda su familia.

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Incluso la justicia respondió a la persecución, su hermano Sergio tuvo intervenido el teléfono y hoy hay una causa donde se comprueba el espionaje por parte del juez Guido Otranto. El recorrido de la investigación en la causa Maldonado sigue hoy plagada de irregularidades, y su familia ni la sociedad argentina sabe todavía cómo murió, dónde murió, cuándo murió. Preguntas fundamentales para comenzar a hablar de justicia.

Este año, el 30 de julio, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos solicitó al Estado argentino que explique en el plazo de 3 meses la denuncia presentada por la familia de Santiago.

“En enero de 2018 la CIDH indicó que el Estado debía investigar la desaparición y muerte de Santiago, sin embargo la causa judicial está sin juez, esperando que la Corte Suprema de Justicia habilite la investigación por desaparición forzada que negaron los jueces de las instancias anteriores”, expresó la familia a través de la página de Facebook, Justicia por Santiago Maldonado.

Luego de una investigación muy poco profunda, el juez Gustavo Lleral decidió cerrar la causa en noviembre de 2018. En esa ocasión, la mamá de Santiago, Stella Pelloso contó el llamado que recibió del juez que se disculpaba por cerrar el caso. Lleral después renunció a la causa.

“El fallo de Lleral, donde se cierra la causa, dice que la Gendarmería no tiene nada que ver, que Santiago se ahogó solo y que las frías aguas del río Chubut lo estaban esperando para morir, como si fuera algo muy platónico”, dijo a Tiempo Argentino, su hermano Sergio Maldonado en una entrevista realizada hace algunas semanas.

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Desde el cierre de la causa, hubo varias presentaciones a la justicia por parte de la familia. Una de ellas fue en diciembre de 2019, cuando se volvió a pedir que se investigue la desaparición forzada y además que se asigne un juez. Sin embargo, el 17 de julio juez Borinsky de la Sala IV de Casación Penal, decidió no hacer lugar al pedido de la familia, por lo que la causa queda nuevamente en manos del juez Gustavo Lleral quien había pedido expresamente no quedar a cargo de la causa.

“Seguimos haciendo presentaciones y recursos porque hasta ahora todo lo que hubo fue un bluff. Lo que se hizo fue hizo a destiempo y lo que no, se hizo mal. Cerraron una causa en la cual al menos faltaban declarar tres testigos. No se han hecho todos los peritajes, no se ha hecho una reconstrucción de lo que pasó”, describe Sergio.

Entre las irregularidades que menciona la familia, destacan que no se hicieron peritajes sobre las ropas, sobre los billetes. “Tampoco concuerda la autopsia con los días que dicen que el cuerpo estuvo en ese lugar; los tres rastrillajes que estuvieron en el mismo lugar donde aparece Santiago y no lo habían encontrado y después, misteriosamente, aparece. Y algo más importante es que en todo este largo proceso judicial de ir y venir por distintos juzgados, hubieron seis jueces que coincidieron en que al no poder determinarse qué día murió Santiago, dónde murió ni cómo murió. Era necesario investigar la desaparición forzada. Así que no es que somos los familiares, nada más lo que decimos eso, son seis jueces”.

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Santiago era anarquista. Pero era además muralista, y se dedicaba al hip hop en sus tiempos libres, también buscaba hierbas para curaciones porque le interesaba a pleno la naturaleza Lo definen como un duende y le decían el Brujo. Santiago creía en la lucha de los pueblos, y en la tierra, y se convirtió en una bandera en el momento más difícil del país.

Y hoy, por eso mismo, Santiago tiene que seguir siendo una prioridad en la agenda de violencia institucional y represión estatal. Patricia Bullrich quien ordenó a la gendarmería esta desaparición hoy pide justicia por Facundo Astudillo Castro. Que siga twitteando y que siga en libertad, es también una deuda que tendrá la democracia con los argentinos.

A lo largo de la causa de Santiago no hay en tres años un detenido, un imputado ni un culpable directo por su desaparición. De la lucha colectiva dependerá recuperar la verdad y darle paso a la justicia por él, por su familia y por los argentinos.

Dos semanas antes del cumpleaños, Sergio hablaba así de su hermano. “Me genera un cierto orgullo saber que murió luchando y no se quedó en su casa con un control remoto o de una manera más cómoda opinando de cualquier cosa, sino que se puso en el lugar en el que él consideraba. A veces decían por ahí, ‘era buen pibe, lástima que estaba en el lugar equivocado con la gente equivocada’. Yo creo que él estaba en el lugar que él quería estar con la gente que quería estar. Yo lo recuerdo con mucho respeto y me encantaría que estuviera hoy acompañándome. A veces trato de imaginar, de tener una conversación, con él. Esa búsqueda está siempre, de decir que me cuente qué le pasó. Esa necesidad de que por la noche, aparezca, a veces pienso que lo veo y le puedo decir ‘che, me podés tirar una onda, decime qué pasó. Eso es algo que está dando vuelta y no se va. También está bueno por ahí tener esa ilusión de que en algún momento va a aparecer”.

Verdad y justicia por Santiago Maldonado.

Actividades para esta esta jornada: