También octubre pero de 1988. “Chile la alegría ya viene”. La frase llevaba un arcoíris al fondo y acompañaba a los afiches que decían “No” a la continuidad de Pinochet y su dictadura. Fue un año enormes movilizaciones para el país con algunos puntos de contacto con este octubre. Entonces el sentido de la consigna del No estaba claro. En el momento actual está en disputa cuáles son las demandas aglutinantes y quiénes están en condiciones de traducir institucionalmente en “el palacio” las consignas de las calles. La crítica antisistema del “que se vayan todos” no se escucha en las calles de Santiago. Inclusive el pedido de renuncia de Piñera es cuestionado por algunas de las personas movilizadas que preferirían esperar dos años para que no sea él quien lidere el proceso de conformación de una Asamblea Constitucional en pos de una nueva Constitución, que es hoy una de las principales demandas.

Corte abrupto o transición, espontaneísmo u organización, son parte de una nueva encrucijada chilena. Entre tanto, el presidente sigue con sus los anuncios que buscan apagar el incendio con un paño húmedo. Hoy confirmó la conformación de su nuevo gabinete mientras esperaba el arribo de la Misión enviada por la Alta Comisionada de Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y el de Amnistía Internacional para recopilar información sobre las violaciones a los derechos humanos denunciadas en los últimos días. Según los datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) ya se registran 3.243 personas detenidas y 1.132 heridos en hospitales. Se estima que hay también una veintena de muertos, pese a que el fin de semana el gobierno confirmara 19. Más allá de los números oficiales a los teléfonos y en las redes circula imágenes de personas violentadas en instancias de detención que siembran temor y bronca.

“Desde las 00:00 de este lunes 28 de octubre se levanta el Estado de Emergencia y Toque de Queda en todo Chile”, anunció el gobierno de Sebastián Piñera por medio de un comunicado. La decisión presidencial fue tomada “luego de conversar con las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad”, según indica el mismo documento, “con el objetivo de contribuir a que Chile recupere la normalidad institucional”. Con consejos marciales y reconocimiento del desorden general, el anuncio cayó cuando ya había empezado en el Parque O´Higgins un “acto cultural” que fue el escenario que eligieron organizaciones y movimientos sociales de la Mesa de Unidad Social para convocar a un nuevo paro general para el miércoles 30.  Miles de personas se convocaron bajo la genérica consigna: «Por el derecho a vivir en paz». Aquí sí se ve organización: hay un escenario, un vallado, y voceros designados por el centenar de organizaciones sociales, sindicales, barriales y movientes sociales que integran la Mesa de Unidad Social, entre ellos la Central Unitaria de Trabajadores-CUT, la Coordinadora Nacional de Trabajadores No + AFP -sistema previsional que está privatizado-, el Colegio de Profesores, la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech). También convocaron artistas como la popular cantante Mon Laferte, quien además de reversionar con otros cantantes “El derecho de vivir en paz” de Víctor Jara, se encuentra recorriendo barrios populares donde monta pequeños recitales.

Esa fue la novena jornada de movilizaciones en Chile, a dos días de la revuelta que espetó a un millón de personas de sus casas a las calles, a un día de haber continuado los focos de enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y cacerolazos por toda la ciudad, incluso hasta pasada la medianoche, y en paralelo con otras manifestaciones como la de cerca de cien ciclistas que se dirigieron cerca de las 17 del domingo a manifestar frente a La Moneda, rodeada de militares, y fueron expulsados con hidrantes. En simultaneo se desarrolló “#LaMarchaMasGrandeDeLaQuinta” que recorrió como una serpiente la ruta que bordea el mar desde Viña del Mar a Valparaíso, donde se encuentra el Congreso Nacional. “Más de 100.000 personas, en su gran mayoría familias ocupan las calles de forma completamente pacíficas. ¿Carabineros y el gobierno? Reprimen y gasean a familias porteñas sin ninguna justificación ¡Es inaceptable!”, dijo el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp Fajardo. Por su parte, el PCCh publicó el mismo domingo un comunicado “Saludamos y apoyamos la convocatoria que ha realizado la Mesa de la Unidad Social a la huelga general” donde también señalaron que “los partidos políticos que están verdaderamente por escuchar al pueblo, deben apoyar a este espacio amplio, democrático y plural de movimientos y organizaciones sociales” que definieron como “el único espacio de diálogo legítimo y democrático” a fin de evitar “acuerdos cupulares; excluyentes; sectarios”. Sin bien los diputados del PCCh suman 9 en un total 155 legisladores (más autoridades de una mesa directiva integrada por un presidente y dos vice) lograron tejer los acuerdos necesarios para sancionar la semana pasada un proyecto de las diputadas comunistas, Camila Vallejo y Karol Cariola, para que la jornada laboral pase de 45 a 40 horas.

Esta iniciativa promueve un cambio más estructural que la opacada “Agenda Social” que como manotazo de ahogado propuso un aumento del 20% a la pensión básica solidaria (hoy en torno a los 150 dólares) que reciben personas que no están incluidas en algún régimen previsional; un seguro para enfermedades catastróficas y un convenio sobre el precio de medicamentos; un ingreso mínimo garantizado que ronda los 470 dólares y que implicaría un subsidio a las empresas que no lleguen a cumplir con ese monto levemente superior al salario mínimo; estabilización de precio de electricidad; un impuesto de un 40% a las rentas más ricas; la reducción de las dietas parlamentarias, entre otras.

Algunas críticas tienen que ver con la falta de soluciones de fondo por ejemplo al sistema de salud, al de las AFP y al de la energía, y critican que el Estado subsidie el aumento salarial porque significaría redestinar partidas públicas sin hacer coparticipes a los empresarios. La ley 21.112 fijó el salario mínimo para 2019 en un equivalente a 420 dólares y si bien la mayoría de los asalariados cobra por encima de ese monto, cerca de la mitad del total no supera los 600 dólares. Son parte del 50% que concentra apenas el 2,1% de la riqueza neta en 2017, el 1% más rico el 26,5%, según la Comisiónn Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el propio Ministerio de Desarrollo Social reconoce que el 10% más rico gana 39 veces más que el más pobre. Chile tiene “una alta concentración de la riqueza” según CEPAL. Esto se agrava en una sociedad fogoneada por el incentivo al consumo a través del endeudamiento privado.

“Confío en que esa conducción se va a ir dando”, dijo el poeta chileno Raúl Zurita a Tiempo Argentino ante la pregunta por las opciones de liderazgos que permitan fijar y traducir institucionalmente las demandas de las calles. El ex Premio Nacional de Literatura y Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, confía en que llegará la conjunción que describe Álvaro García Linera como “la democracia real”; aquella que “se construye con mayoría parlamentaria y mayoría callejera”, la que “gobierna desde las calles y gobierna desde el Parlamento” en palabras del vice boliviano. “Hay una gran esperanza para Chile porque para su historia se trata de una reivindicación por los 40 años de sufrimiento, los 40 años de postergaciones,  los 40 años de injusticia. Se trata de recuperar el sentido profundo de la palabra democracia, recuperar el sentido profundo de la palabra asamblea, recuperar el sentido profundo de revolución”, Zurita habla con las reiteraciones de la poesía. “Se ha esperado con una paciencia increíble. Por supuesto que dos años más me parece una eternidad pero puede ser una que quede una lucha bastante larga todavía, no lo sé. La urgencia ahora son los ancianos, la gente que lo puede llegar a fin de mes, los discapacitados que están en extrema vulnerabilidad. Son para mí la prioridad absoluta”. En cuanto al rol de los intelectuales, Zurita dice que les queda asumir el rol de “ser honestos”, aun cuando se piense distinto. Para cumplir ese papel, el poeta envió días atrás una carta pública a la ex candidata a presidenta de Revolución Democrática, Javiera Parada, luego de que esta se sentara a conversar con Piñera cuando todavía estaban los militares en las calles: “¿cómo pudiste sentarte con ellos si estaban con sus metralletas en ristre? ¿Cómo pudiste conversar tú con ellos? ¿Cómo podríamos entenderte nosotros, los nadie, si siguen manchando con sangre nuestros pobres trajecitos blancos?” y agregó “¿Por qué no estás aquí bailando Bella Ciao? ¿Por qué no estás bailando con tus compañeros?”. Quizás sea la pregunta que los políticos, dirigentes, referentes y la misma ciudadanía, hará en el futuro: ¿Dónde estuviste en octubre de 2019?