Justo el día en que se cumplió un año del pedido de ayuda financiera de la Argentina al Fondo Monetario Internacional, y con la presencia de altos funcionarios técnicos del FMI en Buenos Aires para realizar la cuarta revisión del organismo sobre la delicada economía nacional, Donald Trump llamó por teléfono a Mauricio Macri.

Coincidencias o no tanto, la charla duró menos de diez minutos, tuvo como únicos testigos a Marcos Peña y al secretario de Asuntos Estratégicos de la jefatura de Gabinete, Fulvio Pompeo, y la mayor parte del tiempo giró en torno, justamente, a las dudas que genera en los mercados el camino emprendido por la dupla Dujovne – Sandleris –o viceversa, en cuestión de importancia- para sostener el precio del dólar y evitar disparadas cambiarias. En términos más políticos, Trump quiso escuchar de boca del propio Macri cómo prevé el gobierno argentino transitar los meses que vienen hacia las elecciones presidenciales y cuáles son, a su parecer, las chances concretas de ser reelecto.

Los comunicados oficiales de ambos gobiernos –escuetos y obviamente consensuados en su contenido- agregaron poco y nada de información. Tanto la Casa Blanca como la Casa Rosada coincidieron en que Trump reiteró “su firme apoyo a la agenda económica del presidente Macri en pos del crecimiento y a los avances que ha logrado en la modernización de la economía argentina” y que Macri le aseguró que Argentina está cumpliendo al pie de la letra todo lo acordado con el FMI.

Ambos mandatarios dialogaron brevemente también “sobre los desafíos regionales” y fue allí donde Trump le preguntó a Macri su visión sobre los últimos acontecimientos en Venezuela, a lo que el argentino respondió que sigue con mucha preocupación lo que sucede, al tiempo que reiteró su posición de apoyo irrestricto a Juan Guaidó.