El ex titular del organismo encargado de las concesiones viales durante el gobierno de Néstor Kirchner, Claudio Uberti, quedó formalmente incorporado al régimen de imputado colaborador. Este mediodía declaró ante el juez federal Claudio Bonadio. Tras entregarse detenido en la noche del lunes, este martes estuvo reunido con el fiscal Carlos Stornelli y acordó colaborar con la investigación de la denominada “causa de los cuadernos”. Con el visto bueno del juez, Uberti recuperó la libertad.

Uberti fue el primero de los arrepentidos de la jornada; al menos otros dos buscaron el mismo mecanismo y para la tarde está prevista la declaración del poderoso empresario Benito Roggio, en similar calidad.

Uberti se trata del primero de los funcionarios públicos ‘arrepentido’. Si bien su participación en el gobierno del kirchnerismo luce acotada a los primeros años, lo cierto es que la información que podría aportar es la que necesita la investigación para cerrar el círculo. Según informaron fuentes de la investigación, Uberti dijo que recaudaba pagos ilegales de empresas contratistas de obra pública y que «Néstor y Cristina estaban al tanto» de  lo que hacía.

La jornada tuvo ribetes de fantasía cuando el senador provincial bonaerense del oficialismo Roberto Costa se presentó en el despacho de Bonadio asegurando que tenía información que le había llegado de manera anónima sobre un chofer de remise muerto que le había contado a otro chofer cómo el gobierno anterior había liberado una zona del aeroparque metropolitano para que ingresara “de todo” desde Venezuela.

El abogado de Costa, Tomás Farini Duggan, explicó en una improvisada rueda de prensa que la información la había aportado un chofer cuya identidad prefirió cuidar pero en el escrito que circuló luego explicó que la información provenía de tercera mano, aunque la atribuyó a una fuente anónima.

Ese supuesto chofer, sobre cuya vida o muerte no hay precisiones, trabajaba bajo las órdenes de José María Olazagasti, un estrecho colaborador del ex ministro Julio De Vido.

Públicamente habló de “cajas” y múltiples envíos desde Venezuela. Pero en ese contexto narró que los 800 mil dólares secuestrados al venezolano Alejandro Guido Antonini Wilson formaban parte de un “cargamento” de más de cuatro millones.