El escocés Gerry Rice, director del Departamento de Comunicaciones del FMI, tuvo que salir a dar explicaciones sobre el rol que le cupo al organismo de crédito en la crisis desatada en Jordania estos días. Fue en el marco de su habitual informe desde la sede de Washington y ante una pregunta de Muna Shikaki, la corresponsal de la cadena Al Arabiya en la capital estadounidense. La explicación sobre el país medioriental calzó también para dar cuenta de lo que ocurre en cualquier país del mundo que «cae en la ayuda» del Fondo, como Argentina. Y fue particularmente ilustrativo sobre este levantamiento popular que en cinco días de protestas logró voltear al gobierno del premier Hani al Mulki pero sólo para poner en su lugar a un ex Banco Mundial, Omar al Razzaz, y reiniciar negociaciones para una segunda revisión del programa de ajuste aprobado en 2016.

La respuesta oficial, en boca de Rice, fue que el FMI estaba haciendo lo posible para ayudar a un país en problemas como el reino hashemita y pidió que se incrementen las ayudas a esa nación donde, especificó –tomando los números oficiales como válidos– hay un millón de refugiados sirios, lo que «genera un grave problema económico a Jordania en términos de seguridad, salud».

Es realmente una situación dramática la que viven los refugiados y que se extiende a toda Jordania. Un informe de Marc Daou para el canal France 24 puntualiza esta realidad y la de cientos de miles de palestinos que desde hace 70 años cruzan la frontera y actualmente componen el 65% de su población. Pero detalla que los últimos acontecimientos en el mundo árabe complicaron aún más el escenario.

Es que gran parte de la ayuda internacional con la que en la práctica se sostenía la economía del reino provenía del exterior y la posición de Jordania en el conflicto en Yemen hizo que Arabia Saudita extremara las presiones mediante la suspensión de remesas.

«Al negarse a involucrar completamente al ejército jordano en el conflicto yemení, el rey Adbullah II ha molestado al príncipe heredero Mohammed bin Salman», relató en ese artículo Hassan Barari, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Jordania en Amman. Por eso el vocero del FMI recalcó que los donantes internacionales deben hacer más para ayudar a Jordania «especialmente con subvenciones», o sea dinero no retornable.

Rice definió al programa del FMI como destinado a «que los beneficios de los costos y las reformas sean equilibrados en todos los sectores de la economía, con un mayor enfoque en aquellos que tienen una mayor capacidad de pago, mientras se protege a los más vulnerables».

Luego dijo que se iba a volver a discutir la reforma tributaria jordana y que había que tener en cuenta la «necesidad de consolidar las cuentas fiscales, estimular el empleo, las inversiones privadas, la gobernanza y la lucha contra la corrupción», que fue otro de los encendidos reclamos en la población. Gerry Price titubeó bastante al prometer que fomentarían la lucha contra la corrupción (vale la pena verlo, en el minuto 8:11 de la exposición en <http://www.imf.org/external/mmedia/view.aspx?vid=5794837953001>).

La situación jordana sirvió de pivote para que el portavoz del organismo financiero diera un salto más allá. Fue cuando la incisiva periodista de Al Arabiya le recordó que la población culpó de la crisis feroz que atraviesa la sociedad a que el FMI había puesto al país en una situación extrema.

Rice argumentó que el Fondo no sólo actúa en Jordania sino en muchos otros países, y que tuvo una participación central en la transformación de los países que estaban bajo la órbita de la Unión Soviética.

«Se debe reconocer que cuando un país acude a pedir ayuda al FMI es porque tiene significativas dificultades» en su economía y su balanza de pagos. Y añadió que las políticas que el Fondo propone «son conversadas con cada país en el sentido de apoyar un camino sustentable para cada economía. Ese es el objetivo». «

Anularon los polémicos impuestos

Omar al Razzaz es un economista con años de carrera en el Banco Mundial que desde el martes es primer ministro de Jordania. Antes había ocupado la cartera de Educación. Por eso de que un buen plan de ajuste tiene que tener buenas tijeras en áreas sensibles como la salud, la previsión social y la educación.

Todos dicen que tiene buen don de gentes, no como su antecesor, Hani al Mulki, capaz de arremeter contra la multitud y agravar cualquier conflicto. 

La población jordana salió a las calles contra la baja de la base imponible del impuesto a la renta (nuestro Ganancias), lo que incluyó a un 6% más de trabajadores y el incremento de impuestos a productos básicos, combustibles y electricidad. Al Mulki dijo que no iba a cambiar una coma de su proyecto de ley. Al Razzaz tuvo que empezar al revés, y suspendió la polémica iniciativa. Y abrió el juego para mantener consultas con «organizaciones sociales y políticas» con el objetivo de hacer una reforma fiscal que «no pisotee los derechos de los ciudadanos».