Mariano Jinkis vivió un 2016 para la celebración. Acusado junto a Hugo, su padre, de haber entregado sobornos a dirigentes del fútbol sudamericano a cambio de derechos de televisión para su empresa Full Play, Jinkis hijo disfruta sus días en su casa del Hoyo 2 del country Los Cardales, donde fijó domicilio ante el juez federal Claudio Bonadio, que le otorgó la excarcelación a cambio de una fianza de 8 millones de pesos y de que no se aleje más de 60 kilómetros de Comodoro Py. La Justicia estadounidense todavía espera por el pedido de extradición, pero Bonadio se toma su tiempo. Mientras tanto, Jinkis juega al golf: terminó segundo en el Callaway Demo Tour Apertura 2015/2016, como lo reveló una felicitación en el diario La Nación y lo confirmó luego el periodista Juan Cruz Sanz en el portal Infobae.

La distancia que le otorgó Bonadio a Jinkis queda a la medida de Los Cardales: aunque en ruta el barrio cerrado está a unos 75 kilómetros de Comodoro Py, en línea recta son 60. Al dedillo. Jinkis, uno de los empresarios argentinos protagonista del FIFAGate junto a Alejandro Burzaco, actualmente en Nueva York, mantiene sus negocios. Full Play, según explican fuentes de la AFA, tiene los derechos internacionales de la Selección Argentina. Full Play Group tiene acuerdos con la empresa Perform para los sitios Goal.com y la página oficial de la Copa América. Y, en sociedad con Mediapro, es dueño del predio de San Isidro donde funciona ESPN Argentina, una de las empresas que busca televisar el torneo argentino después de que el gobierno nacional decidiera liquidar el programa Fútbol para Todos.

ESPN entró a la puja en una eventual alianza con Mediapro. Es, como mínimo, una paradoja de estos días: mientras busca expandirse en la Argentina con los derechos del fútbol, la cadena estadounidense ajustó hacia adentro con despidos y «retiros voluntarios» para sus trabajadores. Del otro lado está Turner junto a Fox, que ya realizaron una propuesta con un piso de 2000 millones de pesos que los clubes consideraron insuficiente. Piden 3500 millones por temporada.

Pero que Jinkis siga atado al fútbol argentino también  es un logro de la Comisión Anormalizadora -encabezada por un Armando Pérez todavía convalenciente– que no cumplió ninguno de los supuestos cometidos desde que fue creada. A una semana del inicio de 2017, ni siquiera hay certezas de que el fútbol pueda comenzar la segunda parte del campeonato de 30 equipos por la falta de pago que llevó a que varios planteles no empiecen su prtemporada. Todo está empastado. Lo económico y lo institucional. ¿Quién podría firmar un nuevo contrato de televisión en este contexto?
Los clubes piden que el gobierno nacional pague 880 millones de pesos por la rescisión del contrato de Fútbol para Todos. Y que la Comisión Anormalizadora salde los 350 millones acordados por la cuota de diciembre. Nada de eso pasó, lo que generó un desbarajuste, «Es un apriete», dicen los dirigentes. Una doble tenaza: ahogar económicamente a los clubes por un lado y, por el otro, entregarles la supuesta solución: aceptar la entrada de las sociedades anónimas deportivas, el proyecto con el que sueña el macrismo para 2017. O sea, el ahogo y esta crisis no llegó sin querer para el gobierno.

El fútbol, manejado a control remoto desde la Casa Rosada , está en un laberinto. «Si no tenemos una AFA institucionalizada, sabemos que no vamos a encontrar solución», dice Daniel Ferreiro, vicepresidente de Nueva Chicago, uno de los referentes del Ascenso, que esta semana dio una muestra de poder en una Asamblea autoconvocada que consiguió 50 adhesiones para llamar a elecciones el 15 de febrero, algo que no había podido lograr cuando apeló a la Justicia. La clave estará en saber cuál será el próximo movimiento de la FIFA, con la desafiliación siempre como amenaza. Por eso, la reunión –y la foto– de Claudio «Chiqui» Tapia con Diego Maradona el viernes no fue sólo un acto simbólico. Diego, como se lo dijo ayer al diario Olé, intentará interceder ante Gianni Infantino. De los laberintos, muchas veces pero no siempre, se sale por arriba.