Néstor Kirchner marcó un antes y un después en la política argentina. Nos enseñó con el ejemplo que un país mejor era posible. Propuso un sueño para los argentinos y nunca descansó en su lucha por hacerlo realidad.

Llegó en un momento definitivo de la Argentina. Con una gran crisis, económica y social. Pero tenía muy claro lo que quería y trabajó día y noche para lograrlo. Nos llevó a un país soñado, que parecía inalcanzable.

Yo era muy chica y no viví el primer peronismo. Por eso puedo decir que Néstor encabezó el primer proyecto inclusivo que presencié en la Argentina. No se trató sólo de devolver y ampliar derechos. Tampoco fue sólo mejorar notoriamente los ingresos de los que menos tienen y de las clases medias. Néstor le devolvió la autoestima y dignidad al pueblo argentino y eso es algo de un valor tremendo porque permite disfrutar lo logrado, pero también ir por más.

Fue alguien que sentía al pueblo, le gustaba hablar con la gente y los abrazaba. Luchó por un país con todos los argentinos adentro, algo que poco tiempo antes parecía inimaginable. Después del ’83 y antes de Néstor, todos los políticos sólo se encargaban de la coyuntura, del día a día. Néstor tenía una idea de país a futuro. Más justo, más igualitario y como parte de la Patria Grande. 

Recuerdo el día de su muerte y todavía no lo creo del todo. Me resultaba imposible unir esas dos palabras: Néstor y muerte. Pero su legado sigue más vivo que nunca en el corazón del pueblo argentino.