El principal acusado en la mayor causa por corrupción en la historia reciente de España admitió hoy que pagó coimas para intermediar en contratos públicos, hizo regalos a varios ex altos cargos políticos del Partido Popular (PP) y contribuyó a la financiación ilegal de los conservadores.

«Génova era mi casa; estaba más tiempo allí que en mi despacho», aseguró el cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, en referencia a la sede central del PP en Madrid, a poco de arrancar su esperada declaración en macro juicio oral que se lleva adelante en la Audiencia Nacional de España.

Correa, cuyo apellido en alemán dio nombre a la investigación sobre el escándalo de corrupción que puso contra las cuerdas al partido del presidente español Mariano Rajoy, afronta un pedido de 125 años de prisión, que busca atenuar colaborando con la Justicia después de haber sido implicado por otros arrepentidos en el cobro de coimas a políticos del PP.

Tras asegurar que diría «toda la verdad», se esperaba que confirmara los delitos que le atribuye la Fiscalía en su escrito de acusación y así lo hizo, aunque con algunos matices.

De acuerdo con la investigación, Correa se hizo con 11,25 millones de euros de gobiernos municipales y regionales en manos del PP a través de una red de empresas y sociedades que pagaban favores y hacían regalos a cargos políticos a cambio de contratos públicos, la gestión de eventos y campañas electorales.

El empresario español admitió hoy que los fondos que consiguió sirvieron para pagar gatos electorales del PP en las elecciones municipales de 2003 en Majadahonda y Pozuelo de Alarcón, Madrid, y que otros empresarios pagaban las campañas de Valencia.

«Posiblemente en Valencia hicimos cosas irregulares con la financiación del partido», afirmó.
«Cuando acababa la campaña teníamos que cobrar, y si me decían que nos lo pagaba un empresario, pues bien», apuntó el imputado, vestido de elegante traje oscuro, camisa blanca y corbata.

También reconoció que a través de sus empresas había entregado dádivas al ex tesorero del PP Luis Bárcenas y al ex secretario electoral y ex alcalde de Pozuelo Jesús Sepúlveda, al ex diputado Jesús Merino y al ex consejero del PP en la Comunidad de Madrid Alberto López Viejo, todos imputados.

«Con el señor Sepúlveda tuve atenciones. Le regalé un coche. Realizaba viajes él y su familia con la agencia de viajes nuestra», detalló respecto al ex esposo de la ex ministra Ana Mato, quien se vio obligada a dimitir de su cargo tras ser acusada de beneficiarse de la trama a título lucrativo.

«Si yo estoy cansado de hacer regalos a las grandes empresas, ¡cómo no voy a hacer un regalo a un señor que me da volumen de negocio! Es práctica habitual en el sector privado», argumentó Correa, al ser cuestionado por la Fiscalía.

Correa relató cómo inició su actividad empresarial y destacó que su entramado corporativo no fue creado para «delinquir con el PP o con ningún otro partido».

«Esto tiene una historia anterior. Previamente, y esto poca gente lo sabe, tuvimos una historia con Julio Feo, director de comunicación de Felipe González, y ya después por cosas de la vida me presentaron a Luis Bárcenas», dijo.

Según indicó, su grupo de empresas, dedicadas a los eventos, incluso llegó a trabajar con varias multinacionales en la gestión de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992.

En cuanto a su relación con Bárcenas, quien afronta un pedido de pena de 42 años de prisión, afirmó que lo conoció por medio de un amigo tras una crisis empresarial, y que «no tenía ninguna afinidad política con él» y que le costó «convencerlo» para que trabajara con sus empresas.

Su relación comenzó por medio de su agencia de viajes y «poco a poco» Bárcenas le «dio juego».

Así contó que un día Bárcenas le pidió presupuesto para organizar un acto, y cuando pasó un presupuesto de 1,45 millones de pesetas, le dijeron que estaba mal. El resto de presupuestos eran de 11 millones, una diferencia de 10 millones. «Lo hicimos y salió bien», remarcó.

Fue así que -según su relato- en el 1996 Bárcenas le hizo una propuesta: «Tú tienes contacto con empresarios y yo, con políticos. Vamos a intentar hacer gestiones para que cuando salgan los concursos públicos de la Administración, intentar favorecer a empresarios que luego van a colaborar con el partido», explicó.

«Cuando salía una licitación, Alfonso García-Pozuelo -ex constructor- me llamaba si estaba interesado. Era una licitación pública, salía para todo el mundo. No había un incremento de la adjudicación para aumentar la comisión que me entregaba y luego yo le entregaba a Bárcenas», sostuvo.

«Yo gestionaba, por mi relación con Bárcenas, si era posible ese candidato, que daba buenas licitaciones. Y si teníamos éxito, me daba comisión y yo me quedaba una parte y otra parte se la daba a Luis Bárcenas. Pero eso se hacía no solo con García-Pozuelo; también con otros empresarios», aclaró.

El juez de instrucción Pablo Ruz descubrió durante su investigación del caso Gürtel que Barcenas tenía una cuenta en Suiza con más de 48 millones de euros. Se cree que el dinero provenía de la red bajo investigación.

A su vez, el ex tesorero del PP es quien tenía a su cargo la contabilidad B del PP, que se nutrió de donaciones de empresarios que sirvieron para financiar ilegalmente a la fuerza conservadora, algo que la cúpula partidaria niega.

El juicio oral que se está llevando a cabo en la Audiencia Nacional contra un total de 37 empresarios y ex políticos conservadores, corresponde a la pieza matriz de una trama que destapó la existencia de corrupción estructural en el PP durante décadas.

El testimonio de Correa tiene lugar en un momento delicado para el presidente del gobierno en funciones Rajoy, quien tiene menos de 20 días para negociar la abstención del opositor Partido Socialista (PSOE) a su investidura, única posibilidad para evitar unas inéditas terceras elecciones.

El PP asiste al juicio Gürtel como responsable civil a título lucrativo, pero también está imputado en otra causa por haber destruido los discos duros de las computadoras portátiles de Bárcenas en las que presuntamente guardaba documentación sobres las cuentas B del PP.
También se lo acusa de haber pagado con dinero negro de la contabilidad unas reformas realizadas en la sede central de Génova por 880.000 euros.