Cuando dos voces se unen en un canto común, se establece un entramado que, por simpatía sonora, multiplica  las posibilidades de conmover a aquellos que las escuchan. Liliana Vitale y Verónica Condomí crecieron juntas en un camino que iniciaron hace 40 años al formar parte de Músicos Independientes Asociados (M.I.A), la agrupación musical y artística que, junto con el Expreso Imaginario,brindaró luz en la oscuros momentos de la dictadura cívico-militar.

Posteriormente, cada una de ellas continuó desarrollando sus respectivas carreras artísticas y, de manera periódica, se reunieron para seguir actuando juntas y registrar los discos Danzas de Adelina, Camasunqui y Humanas. El dúo acaba de publicar su cuarto trabajo, Elementales, que tuvo su emotivo bautismo en la celebración de la Pachamama en Amaicha del Valle, Tucumán, a principio de agosto, y será presentado este sábado 9 en la sala Caras y Caretas 2037, ubicada en Sarmiento 2037.

El nuevo álbum propone un recorrido en el que las voces son las principales protagonistas de las once pistas (cinco canciones hilvanadas por seis improvisaciones) y van conformando un colorido tejido sonoro de gran vuelo poético. 

-¿Qué sensación les produce darse cuenta de que hace 40 años que recorren un camino juntas?

Liliana Vitale: -Estamos como en un presente continuo ya que nunca dejamos de juntarnos en todo este tiempo. Por lo tanto no es ni una celebración ni un reencuentro: es una continuidad. Por eso cuando nos dimos cuenta de  esto, a fines del año pasado, nos sirvió de impulso para grabar este nuevo material. O sea que lejos de tratarse de una actitud de melancolía o nostalgia, esto nos motivó para seguir hacia adelante. El disco fue surgiendo de manera natural y adquirió su propia vida.

Verónica Condomí: -Por este motivo es que no nos pesan todos estos años. Y el disco lo fuimos armando tejiendo tramas, eligiendo lanas y creando diferentes texturas.

-Hay una asociación muy fuerte con el tejido, no sólo en la gráfica del disco sino también en los entramados que generan con sus voces.

L.V.: -La asociación con el tejido tiene mucho que ver, porque tanto en él como en el canto hay puntos y contrapuntos. El tema que abre el disco, «Danza del alba» es, precisamente, un contrapunto a dos voces. Y si lo pensamos en perspectiva, el dúo nació con la idea de generar este tipo de contrapuntos vocales.

-Ese primer tema se inicia con una voz muy aguda, por momentos desgarradora, pero que se transforma luego en una especie de mantra con la aparición de otras voces.

V.C.: -Es muy interesante lo que provoca este tema según sea quien lo escucha. Hasta ahora las devoluciones que tuvimos son muy diferentes y a la vez todas muy valederas. Yo tengo la sensación de que la música, sea la nuestra o la de cualquier otro artista, constituye la banda sonora de  una película distinta para cada uno. Y con este tema vivimos situaciones muy particulares en las que lo que hacíamos se transformaba en la música incidental de situaciones que ni siquiera podíamos imaginarnos.

L.V.: -En la ceremonia de la Pachamama en Amaicha del Valle durante la vigilia de la noche del 31 de julio, que se llama la sahumada, nosotras cantamos después de varios cantores y copleros. El sonidista nos pidió el disco y puso ese tema, «Danza del alba» Y encajó tan bien en ese momento que lo reprodujo dos veces más y creo que ya no se animó a pasar al segundo tema. Fue tan fuerte lo que pasó en ese momento que, al otro día, cuando fue la ceremonia misma de la ofrenda a la tierra del año que comenzaba el 1 de agosto, la volvió a usar para musicalizar el momento.

V.C.: -Ese fue el bautismo real del disco, ya que no lo habíamos tenido hasta ese momento. Lo fuimos escuchando en un pendrive en el viaje hacia la ceremonia por la ruta 40. Ésa fue  la primera vez que lo escuchamos fuera de todo el trabajo de edición y mezcla. El viaje  nos permitió escucharlo de manera objetiva y la ceremonia sirvió como bautismo del álbum.

-El disco tiene una austeridad que permite adivinar una elaboración muy sutil de arreglos y elección de timbres y sonidos, tanto en las composiciones como en las improvisaciones.

L.V.: -Creo que hicimos un trabajo de meditación,  introspectivo, desde un lugar silencioso de cada una. Lo que nos puso muy contentas al escuchar el producto final es el grado de encuentro y conexión que conseguimos en cada tema. Nos sorprendió darnos cuenta en qué lugar tiene cada uno la cabeza o su estado de atención, su introspección o su silencio interior al vivir en una gran ciudad como ésta y dónde tiene todo eso si uno vive en un lugar como Amaicha del Valle o en un pueblo chico en el que el ritmo, los sonidos que te rodean y la vida cotidiana es otra. Por esto creemos que el disco es un disco «dominguero», o es especial para esas mañanas en las que te levantás tranquilo, te preparás un mate y disfrutás el silencio y la tranquilidad.

V.C.: -Cuando pusieron «Danza del alba» el 1 de agosto en Amaicha del Valle durante el día de la ofrenda, comentaban que la gente relacionaba ese primer grito agudo con el que comienza el tema con un grito que dan las mujeres de alta montaña para llamar a su ganado. 

L.V.: -Ese tema surgió de una improvisación en un concierto que dimos en Concepción del Uruguay allá por el 2010. Estábamos detrás del escenario antes de salir a escena con un frío tremendo. Y Vero salió con un grito orgánico con el que hizo vibrar hasta su cuerpo. Y yo repliqué ese grito con una nota grave. Por suerte esa actuación fue filmada y, cuando lo vimos varios años después, nos sirvió de motivo para crear ese improvisación. Es el respeto al instante y a la espontaneidad lo que propició muchas de las improvisaciones que están en el disco.

-Volvamos al concepto  de tejido, porque es algo muy presente en lo musical y que, además, ustedes llevaron a cabo realmente.

V.C.: -Es así. Con la presentación de Humanas, el disco que publicamos en 2010, empezamos a hacer un tejido con lanas de colores que, ahora es mucho más grande y va a estar en la presentación de este sábado. Y este modo de tejer se extendió a nuestro nuevo trabajo. Empezamos con muchas ideas, con la posibilidad de invitar a muchos músicos, pero finalmente nos ajustamos a la austeridad de trabajar solamente las dos. No es un disco pretencioso. Entrelazamos las improvisaciones con canciones, hilvanando naturalmente unas con otras y conseguimos un recorrido en el que nos sentimos muy cómodas, porque cada tema fue encontrando su propio lugar.

-¿Cómo fue la elección de los temas?

L.V.: -Quedaron de manera azarosa canciones que abarcan todos estos años, ya que grabamos un tema que cantaba el coro de M.I.A., «Canción de nacimiento en la galaxia del buenhijo» de Alberto Muñoz, «Ella canta», que es un tema que compuse con textos de Henri Michaux, uno del presente, «Sangre de agua» que es de Vero, dedicada a la Pachamama, «Será que la canción llegó hasta el sol» de Spinetta, que es un talismán presente en toda la historia de nuestro dúo…
V.C.: – …y las improvisaciones que representan el ahora y la espontaneidad del momento.

-¿El disco está habitado también por otras presencias intangibles?

V.C.: -Lo que sostiene nuestra labor son otros hilos mágicos de los que pusieron su energía a nuestro favor, como Juan Belvis con su labor técnica en la grabación, Lito Vitale o Gustavo Segal. 

L.V.: -El disco está lleno de esas presencias. A «Danza de ánimas» lo bautizamos así antes de darnos cuenta de esto: yo estaba buscando un toque en la caja, y Vero me comentó una manera en la que el Chango (Farías Gómez) resolvía ese tipo de síncopa. Y después nos dimos cuenta de que esa caja con la que estábamos tocando, que nos la prestó Facundo Guevara, había sido de Raúl Carnota. La presencia de los amigos y compañeros de ruta está en muchos de los momentos del disco.

V.C.: -Tanto al Chango como a Carnota y a Spinetta los llevamos en el corazón, y son una presencia constante y están en los elementos que nutren lo que creamos. Por esos las improvisaciones las llamamos danzas, porque lo que danza no son sólo las voces, la vibración sonora es la que genera un movimiento interno.

L.V.: -Las dos tenemos una necesidad de lo rítmico. Y un organismo se organiza con el movimiento de una música. Además es una referencia al título de nuestro primer disco, que se llamaba Danzas de Adelina, que estaba muy inspirado en la estética de Egberto Gismonti, que tenía varias composiciones llamadas «danza».

-¿Cómo se sienten a días de la presentación en vivo de «Elementales»?

V.C.: -Estamos con mucha energía…

L.V.: -…y esperamos encontrarnos con todos, porque ser un artista independiente es elegir qué es lo que querés convidar. Por eso es que es importante el encuentro con los que nos hacen el aguante desde hace muchos años y también con los que se acercan por primera vez.

V.C.: -Además en estos momentos que son tan dolorosos en el aspecto social, ya que formamos parte de una comunidad dolida, estamos con una sensación de duelo inmerecido, que nos retrotrae a otras épocas de nuestras vidas, creemos que ofrecer algo para reunirnos es sacarle un poco de lustre a la esperanza. Esto me parece que es algo importante y, sobre todo, vital y necesario.

L.V.: -La oscuridad es la ausencia de luz. Y la música es vibración y luz. La música es vibración por simpatía verdadera: si no lo vivís no sabés o no llegás a entender lo que es. Y ese lugar en el que podemos vibrar en conjunto, y cantar juntos y armonizar y sentir que estamos en el mismo «pogo», es imprescindible en tiempos de desolación y desesperanza. Cuando empezamos con M.I.A. estábamos en un momento en el que el rock era ruptura, y el carnaval estaba prohibido y no se bailaba en las calles. Hoy tenemos una acumulación de trabajo cultural, a veces más estimulado y a veces menos, pero siempre habrá alguien que invertirá un pesito de su bolsillo  para editar su primer libro, grabar su primer disco o filmar en la esquina de su casa algo que le interesa. Y esto es un logro del hecho de haber sostenido algo muy fuerte dentro del orden de la libertad de expresión durante estos años, a pesar de todo. Por eso es que tenemos que trabajar para que no se nos coarten la libertad de expresarnos y los derechos que adquirimos. Por esto es que es importante que los pibes honren la historia.

V.C.: -Hoy tenemos el mundo al alcance de la mano en un celular y la oferta es tan enorme y tan al alcance de la mano que no hay que permitir un paso atrás.