Desde que empezó a escribir, Gabriela Izcovich intervino en sus textos o adaptaciones como dramaturga, actriz y directora. Hubo un período en el que le gustó sólo aportar su mirada desde afuera, como cuando hizo una adaptación de una novela de Eduardo Sacheri y dirigió a Diego Peretti y Luis Brandoni, o cuando dirigió a Betiana Blum en Más liviano que el aire, de Federico Jeanmaire. En esas oportunidades, entre otras, se concentró en la dramaturgia y en la dirección. Pero comenzó a extrañar poner el cuerpo y con el monólogo Alma teatral se reencontró con la actuación nuevamente. Ahora, en cada una de sus nuevas propuestas asume el triple rol de dramaturga, actriz y directora.

Su nueva pieza, que estrenó hace pocos días en El Portón de Sánchez, se llama Mar distante. Se trata de una comedia dramática que narra un encuentro muy especial, concretado luego de un alejamiento impuesto por una madre abandónica, que abrirá las puertas a una nueva familia muy peculiar. «Me gustó la idea de dos hermanos que se conocen de grandes. Y opté por que la persona que abandonara sea una madre, evitando la más narrada historia del hombre con doble familia o que se borra. En este caso es una mujer la que se va y forma otra vida dejando un hijo atrás. Eso fue lo primero que se me ocurrió. Luego, buscando un lugar para situar la acción en un pueblo frente al mar, conocí de la existencia de Camarones y me enteré que era el lugar donde vivieron los padres de Perón cuando este era chico. Creo que eso aportó también para hablar de otros temas», explica la creadora.

Izcovich explica que su forma de hacer teatro siempre es muy artesanal. «En general no hay un productor, se trata de trabajos autogestivos. Lo que para mí es fundamental es tratar de hacerlo con gente que uno quiere y respeta por su talento. Si no, es más difícil, si no te juntás con buena gente que se apropia del proyecto como algo colectivo se hace mucho más cuesta arriba. Además, el lugar que ocupo siempre es bastante agotador: escribo, dirijo y actúo; de esta forma, con amigos, se me hace mucho más placentero. Me apoyo mucho en las propuestas que me van haciendo», destaca Izcovich.

La dramaturga, directora y actriz también destaca que la naturalidad en la actuación es una herramienta fundamental: «El teatro a veces invita a una grandilocuencia que es falsa, porque se nota y para mi gusto queda mal. Es un tema que en el cine está más controlado porque la cámara se te acerca y te aniquila si haces algo de más. Pero me parece que en el ABC de la actuación tiene que estar cierta sensibilidad, cierto detalle para no invadir al espectador, sino acercarse a él, para que este logre identificarse».

Izcovich destaca que la Argentina siempre tuvo un movimiento cultural muy apasionado y comprometido, y que justamente eso es lo que permite enfrentar momentos tan duros como los que vivimos. «El teatro sin un mango lo podés hacer –señala–. Aunque sea ahogado y de a puchitos, pero si le das para adelante y tenés ciertos conocimientos podés concretar tus proyectos. El hecho se produce fácil: alguien camina y alguien lo mira y ahí lo tenés. Pero no debería ser siempre así. Detesto a este gobierno y estoy totalmente en contra de todo lo que propone, dice o hace. Me parece un espanto. Para ellos la cultura es un gasto y les gustaría  que se aniquile todo intento de hacerla posible. Creo que si siguen así lo van a lograr, de forma lenta pero segura. Por eso agradezco y valoro todavía más que haya público que vaya a ver el buen nivel que logramos contra viento y marea. Por eso sobrevivimos y resistimos.»  «

Mar distante

Elenco: Marcelo Bucossi, Roberto Castro, Mercedes Fraile, Daniel Goglino y Gabriela Izcovich. Sábados a las 20 en El Portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034.