Un “error” del fiscal general Germán Moldes le permitió al presidente, Mauricio Macri; a su vice, Gabriela Michetti, y a otros funcionarios del gobierno, zafar de la acusación de haber pactado con Qatar un mecanismo para manejar fondos de los jubilados a través una empresa off shore. El “error” es incomprensible en un fiscal tan celoso de sus funciones, que lo llevó a –por ejemplo- ser uno de los organizadores de “la marcha de los paraguas”, la manifestación en la que miles de personas pidieron por el esclarecimiento de lo que ya por entonces suponían el homicidio del fiscal Alberto Nisman.

El juez federal Daniel Rafecas había desestimado la denuncia contra Macri y Michetti, ambos acusados de haber celebrado un acuerdo con Qatar (de ribetes similares al suscripto por el anterior gobierno con Irán por el esclarecimiento del atentado contra la AMIA) que resultaba perjudicial para los intereses del Fondo de Garantías Sustentable (FGS), una suerte de colchón de dinero para garantizar el pago de haberes a los jubilados.

El fallo fue confirmado por la Cámara Federal, pero el fiscal Moldes apeló esa decisión, considerando que debía investigarse una posible comisión de delitos aun cuando el sospechado se llame “Cristina o Mauricio”. Pero para cuestionar una decisión judicial no basta con no estar de acuerdo con el fallo: es necesario demostrar que es arbitrario y que no se ajusta a las leyes. Moldes no lo hizo.

“La vía intentada es improcedente, en razón de su ostensible falta de fundamentación», dijeron los camaristas «de estas huérfanas manifestaciones se advierte que resulta inidóneo el escrito presentado puesto que el fiscal o hay intentado mínimamente confutar las razones argumentativas brindadas (por Rafecas) en la resolución atacada para demostrar de ese modo la arbitrariedad que alega», dijeron los jueces Ángela Ledesma, Ana María Figueroa y Alejandro Slokar.

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Hace muchos años existía un show televisivo en el que un grupo de personajes de historia y mitología combatían en lucha libre sobre un ring. Se llamaba “Titanes en el Ring” y su líder, Martín Karadagián, se presentaba como “campeón del mundo”, un título que sólo la fantasía reconocía. En las luchas, los contendientes parecían despedazarse con la mayor de las crueldades, e incluso sangraban. Pero todo era una simulación. Hacían que se pegaban, pero en realidad eso no pasaba.
El fallo de la Cámara de Casación destaca que el fiscal Moldes, al apelar el sobreseimiento de Macri, “no expresó argumento alguno que siquiera roce el razonamiento que da base al auto puesto en crisis”. Y añadió que “más allá del acierto -o no- de lo decidido, carece de la fundamentación mínima necesaria y suficiente para demostrar su precedencia”.

De tal forma, el sobreseimiento de los ex funcionarios –entre quienes estaba también la ex canciller Susana Malcorra- quedó firme y a un paso de adquirir fuerza de “cosa juzgada”, es decir sin posibilidades de volver a investigarlo en el futuro.