Pasaron 25 años de su debut oficial, algunos más desde que se conocieron y comenzaron a cranear Babasónicos pero aún no se ponen de acuerdo sobre lo que hacen cuando se juntan a tocar. No es rock, o sí lo es, debaten el guitarrista Mariano Roger y el tecladista Diego Tuñón. Pero no importa. El tema es por qué lo hacen. «Porque  somos una especie de combo de provocadores. La música que hacemos surge de una emergencia social, somos producto de una clase sin horizonte. Entonces la única forma es el rescate heroico», sintetiza Adrián Dárgelos, voz y letrista del grupo que completan Diego Rodríguez en guitarra y Panza Castellano en batería. 

El rescate heroico, ahora, es el de varias de sus canciones, esas que dieron vuelta después de ensayos tratando de encontrarles su segunda mejor versión. O simplemente una nueva, que los conmueva de igual forma a la que registraron años atrás. «El desvío» de turno, como ellos describen esta etapa, es Impuesto de fe (Desde adentro), un concierto televisado que registraron el 4 de noviembre de 2015 en México, que acaba de editar en CD y DVD, y que presentan el 10, 11 y 12 de junio en el teatro Ópera, previo a una gira por el país y por Latinoamérica.

«Toda la vida fuimos bastante reacios a revisar nuestro pasado y por eso el resultado es este, una orquesta medio psicodélica», dice Roger sobre esta propuesta que bajó desde la compañía Sony y que los obligó a repensar sus roles para salir de su zona de confort.»Volver a imaginar canciones que ya habían sido llevadas al cenit, digamos, es más difícil que hacer una canción nueva», considera el guitarrista en relación a las nuevas versiones de «Los calientes», «Irresponsables», «Putita» y «Rubí», entre otras gemas del grupo que conviven con las hasta ahora inéditas «Vampi» y «El maestro».

«Quisimos evitar la grandilocuencia, la jactancia, la autoimportancia que muestran muchas bandas al revisar su carrera. Y tuvimos mucho ensayo. En un disco normal de los nuestros las canciones las vamos haciendo incluso hasta en la mezcla. Ahí se terminan. Esto es otra cosa», acota Panza. 

Y Tuñón refuerza: «Lo que queríamos, también, era hacer un gran disco, ser novedosos. De acuerdo a nuestros ciclos ya hubiéramos estado grabando un disco nuevo, entonces con esa energía y ganas hicimos este».

–¿Y cómo será llevarlo al vivo?

Mariano Roger: –Esta es una gira de teatros así que no vamos a reproducir la estructura de distribución del público que tiene el DVD. La gente va a encontrar la música y la banda en el formato del disco. Cuando nosotros tocamos hay como una distancia que provoca la banda a nivel del caos que proyecta y lo que produce en la gente. Hay como un delirio descomunal. En este caso, para mí, es donde más acortamos la distancia entre la banda y el público.

Panza Castellano: –Es un escenario sin tecnología, sin pantallas, sin un montón de situaciones que siempre tenemos. La idea es que haya más aire, más silencio y jugar con la sutileza. Descubrimos nosotros un poder nuevo. 

Adrián Dárgelos: –Es otro diálogo que, igual, no tiene nada que ver con la simpatía. El estado dionisíaco donde se encarama el rock no tiene que ver con ese otro estado servil que tiene la música que está permanentemente agradecida. Esa es la diferencia, a grandes rasgos, de donde yo me siento inspirado y donde no. Mi postura es «nos importa todo un carajo, no le debemos nada a nadie y vamos a hacer lo que queremos».

Diego Tuñón: –No estuvimos en nuestra zona de confort. Estamos acostumbrados a salir y explotar todo desde otro lado así que esta faceta todavía la estamos ensayando.

MR: –Es una experiencia buena para una banda dejar de ser un poco lo que uno es, como tomar un desvío hasta para volver a lo otro con más fuerza. Y está bueno también que nos vean de otra manera y que no sean prejuiciosos y nos pidan que seamos siempre iguales, algo que, en general, es como un vicio del público. 

–Igual, nunca pusieron el piloto automático.

MR: –Jamás, pero a veces el público tiende a exigir a los artistas cosas que tienen que ver con la vida de ellos, y con nosotros es muy difícil porque estamos cambiando constantemente. 

AD: –No podríamos sostenerlo. Si hacemos mil shows y ni siquiera me cambia la vida, ¿para qué lo hago? Trabajo de otra cosa. La música transcurre sobre el tiempo y cuando te das cuenta de que te pasó el tiempo volando porque estuviste en otro estado… todo ese tiempo donde no te duele la panza, ni la cabeza, ni nada, que no sentís que estás vestido ni desnudo, que podrías comerlos, vomitarlos cagarlos y no te importa, ahí no estás en piloto automático. Hacés música para exonerarte de la vergüenza. Sos tu propio monigote de carnaval.

–En estos años hubo cambios fundamentales en la industria de la música, sobre todo en el formato, ¿cómo los atravesaron? 

MR: –Nosotros lo que hacemos es el contenido, los cambios de lo que trasladan ese contenido desde que empezamos hasta ahora, fueron infinitos: disco, casete, mp3. Creo que la gente escucha hoy más música que antes. La tiene al alcance de la mano. A veces también es bueno recortar un poco. Nosotros cuando éramos chicos no teníamos a un clic todos los discos que se grabaron, entonces nos enfocábamos más en un disco. Eso formaba más tu personalidad. Ahora es más difícil y es fácil confundirse. 

DT: –Nosotros siempre pensamos en canciones. Lo interesante que tiene el rock es que imprime un poco la época en la que uno vive. Tenemos la suerte de ser muy curiosos de ver qué está pasando en el momento, de rescatar históricamente. Tenemos un apetito musical muy grande y eso nos da las ganas de volver siempre al estudio porque hay algo nuevo que no hemos hecho. Contra esa forma de pensar la obra, no hay ninguna situación que te pueda jugar en contra y siempre va a haber alguien con ganas de escucharte. 

–¿Por qué decidieron hacer rock?

MR: –Yo siempre pensé en discos, no en escenario. Le decía a mi papá que me llevara a las compañías discográficas a ver discos. No tenía mucho interés en los músicos o en subirme a un escenario. 

DT: –Doy fe de eso. Él fue el último que vino porque tocaba muy bien la guitarra y no porque deseaba ser músico. Somos todos más fans de los discos, de las ideas conceptuales de cada uno.   

–¿Y por qué hacen rock hoy?

DT: –El rock es la contracultura que supimos entender de chicos y que veíamos en los discos. Hacemos rock porque tenemos un apetito inacabable. Siempre encuentro por ahí en otro algo que todavía no pude hacer y que me inspira a intentar superarlo. 

MR: –Yo quería hacer teatro pero mi hermano (Dárgelos) me dijo que no. «Tenés que aprenderte la letra y vos no servís, hacé música y sos vos mismo”, me sugirió.

AD: –Cuando uno hace música como nosotros, con influencia del rock, básicamente lo hace para ofender la tradición familiar, ir en contra de lo dispuesto, lo heredado. Nosotros éramos desclasados que queríamos boicotear el mundo y no adherir a nada.  

–Después de 25 años, con contrato discográfico y show televisado, ¿dónde está la rebeldía?

AD: –No lo sé, en hacer el camino que nuestro capricho diga. La victoria es que nos imaginamos una forma de vivir y de autosustentarnos, y lo vamos llevando adelante siguiendo ese guión. Somos personajes de nuestra imaginación, de cierta forma, por lo menos en el escenario. Si tuviéramos todas nuestras necesidades satisfechas, ¿para qué hacer el ridículo en el escenario? El músico es alguien que quiere repeler y en su repulsión atrae. Nosotros tenemos ese sentido de las cosas; no somos gente súper simpática que quiere agradar. O me visto de una manera y quiero que mi tribu sea igual. Lo nuestro no surge de la base de querer agradar. El tema es que a nuestra edad no podemos ser unos repulsivos porque ya pasó la frescura donde la repulsión es linda. Permanentemente tenemos que encontrar el lugar donde ser otra cosa. «

Escribir: el tiempo de jugar

– Adrián, ¿sentís que mejoraste como letrista?

–Sí, un montón. Y no tengo que defenderme mucho porque lo dicen las letras, lo ves. Yo aprendí. Antes no era consciente, hacía letras porque me salían. Creo que en el primer disco hacés lo que te salió, en el segundo hacés lo contrario y en el tercer disco hacés lo que nunca soñaste que ibas a hacer yya no tenés más temas.

–¿Y hoy que hacés?

–Hoy aprendí de donde viene la escritura. Pasa que la mayoría de las bandas geniales duran seis años. Y en esos años ya está, lo dieron todo y no se puede escribir más. Las bandas más lindas de la historia no siguen componiendo canciones. Algunos pueden entender qué es la composición y para qué, qué es lo sublime y lo trascendental y cómo se tiene que conectar uno para poder escribir con la imaginación, con el lugar más recóndito de la infancia y lo bucólico que es el tiempo de juego.

–¿Hoy te cuesta menos?

–Siempre me costó lo mismo, un huevo. Es como cagar adentro de una botella un barco armado. ¡Sentarte a jugar cuando sos grande, cuando todo está en contra! 

Psicodelia televisada

Impuesto de fe (Desde adentro) fue grabado en Quarry Studios de México en noviembre pasado. El CD y DVD incluye varios clásicos de la carrera de Babasónicos con otras ropas, y dos inéditos. «Fue como desnudar y volver a vestir nuestros temas», dice Roger sobre este desafío que los obligó a revisar su obra y a encontrarle una nueva sonoridad. 

«La idea no fue tratar de generar clásicos con la grandilocuencia de una orquesta. No queríamos llegar a esos lugares comunes; queríamos ser nuestra propia orquesta, aportando mucho de psicodelia pero casi sin caos que es algo que utilizamos mucho en vivo», cuenta Tuñón.

Para Dárgelos el mayor escollo y a la vez el mayor reto fue «salir del lugar de comodidad donde el sonido te apabulla y la actitud está por sobre todo». Para el cantante estar tan expuesto ante el público «es estar desnudo en la fragilidad y el punto dramático de la canción». La novedad del formato para ellos, dice, es que no es el DVD de un show filmado en vivo, sino pensado exclusivamente para televisión. «Tiene el esfuerzo como de tres discos», confiesa.