El miércoles el presidente Mauricio Macri inaugurará un nuevo período de sesiones ordinarias del Congreso, el 135º. Según trascendió brindará un discurso algo más extenso que el realizado a poco de asumir, que incluirá una evaluación de su primer año de gestión y promesas de proyectos de ley relacionados a la lucha contra el narcotráficoy el combate contra la corrupción. Ante posibles muestras de rechazo, el mandatario realizará el trayecto entre la Rosada y el Parlamento rodeado de un férreo operativo de seguridad mucho mayor al del año pasado.

Según lo previsto, el presidente deberá estar ingresando al recinto de Diputados a las 11:15 y poco después realizar su discurso rodeado del presidente de la Cámara Baja, Emilio Monzó, y la titular del Senado, Gabriela Michetti. Es muy probable que las bancas de los legisladores de la oposición luzcan carteles, como ocurrió el año pasado, aunque en esta oportunidad el reclamo girará en torno al pedido de libertad de Milagro Sala o el escándalo del Correo Argentino, un caso que, pese a los esfuerzos oficiales, logró romper el cerco mediático del que goza el presidente desde que llegó al gobierno.

Una situación que pondrá a prueba el umbral de paciencia de los diputados y senadores de Cambiemos.

La convocatoria a la Asamblea Legislativa quedó formalizada con el Decreto 129/2017 publicado el viernes, a través de una resolución que lleva las firmas de la vicepresidenta Gabriela Michetti (en ejercicio de la Presidencia por el viaje de Macri a España) y el jefe de Gabinete, Marcos Peña.

De acuerdo al cronograma oficial, a las 10:45 Michetti dejará abierta la reunión plenaria, que antes deberá elegir una comisión interior y otra exterior que le darán la bienvenida a Macri, quien llegará al Congreso junto a su esposa, Juliana Awada.

La comisión de exterior integrada por legisladores oficialistas y opositores lo recibirá a las 11:15 en la explanada de la calle Entre Ríos mientras que otra delegación lo esperará en el salón Azul del Senado, y juntos lo acompañarán al recinto de sesiones de la Cámara de Diputados.

El oficialismo no espera contar con una movilización de respaldo. En lo que va del gobierno nunca consiguió una reacción espontánea de apoyo, salvo las prolijamente organizadas que derivaron en mensajes publicitarios. Por lo tanto, y ante la posibilidad de que se movilicen organizaciones sociales y políticas opositoras, es que el Ejecutivo decidió el armado de un gran operativo de seguridad. La intención es impedir que el presidente sufra un momento de tensión y sólo las personas indicadas y debidamente identificadas podrán acceder a sectores que tengan alguna cercanía física con el mandatario.

Desde las diez de la mañana se espera la llegada de los legisladores, ministros del Gabinete, miembros de la Corte Suprema de Justicia, el cuerpo diplomático e invitados especiales. No se informó si los palcos del recinto de Diputados serán utilizados también por simpatizantes del oficialismo, el año anterior sí lo fueron, para equilibrar cualquier reacción opositora entre las bancas.

Rendir cuentas

En su primer discurso inaugural de sesiones Macri habló 61 minutos. En aquella oportunidad centró su alocución, como era de esperar, en lo que denominó la «pesada herencia», un recurso que todavía hoy utilizan tanto él como sus ministros y legisladores. Pero de aquellas palabras han quedado algunas perlas que pueden dar cuenta de cómo pensaba Macri su primer año y cómo terminó siendo.

Por caso, anunció en aquel día una pronta modificación de las escalas del Impuesto a las Ganancias. Un tema urticante que terminó llegando al recinto en diciembre pasado fruto de la presión de los bloques de oposición. También había anunciado la reforma de la ley del Ministerio Público Fiscal que tenía como único objetivo el limitar el radio de acción de la procuradora Alejandra Gils Carbó. Esta iniciativa fue abortada para dolor del macrismo por Elisa Carrió y la resistencia de sectores heterogéneos de la justicia. Un destino similar tuvo el compromiso que Macri realizó en aquella jornada sobre aprobar sí o sí una ley de reforma política que incluía la boleta electrónica y que un sector del FpV del Senado se encargó de enterrar.

De aquella primera inauguración hubo un hecho que tal vez resultó premonitorio. Ya habían ocurrido varios casos de represión a movilizaciones obreras e incluso la detención de Sala. Eso fue lo que llevó a la diputada del FpV, Mayra Mendoza, a gritarle al presidente: «Basta de represión». Lo dijo sin imaginar que meses después ella misma sería objeto de una dura agresión policial en Jujuy. «

Promesas y resultados

Ganancias: hace un año, Macri prometió en su discurso un nuevo piso, pero tardó casi 300 días en modificar las escalas. Diputados votó un proyecto promovido por la oposición y por eso el gobierno tuvo que negociar de urgencia en el Senado. El huracán se llevó puesto a Alfonso Prat-Gay, quien había asegurado que adelantaría un borrador del proyecto oficial a la CGT y, al final, lo presentó directamente en el Congreso.

La Reforma Electoral: el presidente pretendió implementar cambios en el sistema electoral, como la boleta única electrónica, que nunca vieron la luz. Diputados le dio media sanción y cuando parecía que la iniciativa se convertiría en ley, los gobernadores peronistas le bajaron el pulgar y el Senado decidió no acompañar. Macri se quedó con las ganas y es probable que este año vuelva a la carga.

Reforma del Ministerio Público Fiscal: con el objetivo de limar el poder de la procuradora Alejandra Gils Carbó, Macri intentó avanzar con una reforma que fue frenada por su aliada Elisa Carrió.