Esta nota contiene spoilers sobre la trama de las temporadas anteriores del famoso robo a la casa de la moneda española. Hasta ahora, La casa de papel ostenta no sólo el título de ser el show en español más visto en Netflix sino que también es la serie de habla no inglesa con más búsquedas en la plataforma. Ese dato cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que los principales esfuerzos del proveedor de streaming actualmente están puestos en la generación de contenidos originales.

Aunque en un sentido estricto, La casa de papel no es una idea surgida de la cantera del gigante digital, pues las dos primeras temporadas son realizaciones de Atresmedia (Antena 3) de España, lo cierto es que su camino hacia el éxito global comenzó cuando se incorporó al catálogo de Netflix en 2017. El rendimiento en los niveles de audiencia y el reconocimiento de la crítica apalancaron un acuerdo entre Antena 3, Vancouver Media y el gigante del streaming para ir por una nueva entrega, producida por el último.

Con la abultada billetera de Netflix y un giro necesario en el guión, porque el robo que se llevó a cabo durante las dos primeras partes se consumó casi perfectamente (hubo tres bajas en el equipo de «El Profesor»), este viernes se liberó completa la temporada 3 de La casa de papel, con la gran incorporación de Rodrigo de la Serna como Palermo, un nuevo aliado para la banda de enmascarados con el rostro de Dalí. Además, se dará la no tan sorpresiva aparición (¿en vida, en flashbacks?) del carismático Pedro Alonso en el rol de Berlín.

El fichaje del actor argentino y también el del croata Luka Peros (alias Marsella) son muestra del interés de la compañía por explotar un recurso que hasta ahora le funciona bien: los contenidos «glolocales». Es decir, los títulos que pueden ser competitivos estéticamente y en calidad técnica en el concierto internacional de la industria de la televisión, pero que conservan valores arraigados a características locales (dialectos, actores criollos, locaciones, etc.), fácilmente explotables en campañas de marketing regionalizadas.

Con una megaproducción que incluyó rodajes simultáneos en locaciones de Italia, Tailandia, Panamá y el Reino Unido, largas secuencias en exteriores, muchas balaceras, explosiones y dilemas morales, la nueva entrega del hitazo español de Netflix apunta a sostener su éxito internacional.

Mientras tanto, ya se habla de una cuarta temporada confirmada y una quinta que podría ser realidad bastante más rápido de lo que muchos suponen.