Martiño Noriega Sánchez es desde junio pasado alcalde de Santiago de Compostela. Montado en la marea ciudadana Compostela Aberta, un conglomerado «mestizo» de movimientos sociales surgidos tras el 15M, el «no nos representan» y el «nunca mais», Noriega, médico de profesión, se describe como «republicano, gallego de nación y de izquierdas», en una región que fue cuna de los mayores líderes del conservadurismo español como Manuel Fraga Iribarne, José María Aznar y el propio Mariano Rajoy. Desde 2012 crecen en una forma de coalición copiada del Frente Amplio uruguayo, y el año pasado se alzaron con los gobiernos de El Ferrol (donde nació Francisco Franco), La Coruña y Santiago, pero anotan como propios los triunfos de las Confluencias, que integraPodemos, en Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza y Cádiz. De visita en Buenos Aires para la Feria del Libro, donde su ciudad es invitada, habló con Tiempo.
-¿Cómo ve el futuro cercano en España?
-La izquierda ha emergido con nuevas formulas de representación, y ha sabido hacer concentración de energías bajo un común denominador: ha creado espacios mestizos donde hay nuevas formulas partidarias con una centralidad y de ciudadanía no adscripta partidariamente. y eso la ha puesto en una posición de disputarle la hegemonía a los dos grandes partidos, que antes concentraban el 90% de los electores y ahora con dificultad llegan al 50 por ciento.
-¿Qué pasó esta vez?
-El PSOE ha debido decidir si participaba en esta nueva etapa con una fórmula a la portuguesa (un gobierno de centroizquierda) o si se emblocaba bajo el régimen del 78. Y ha optado por un preacuerdo con Ciudadanos, una de las nuevas formaciones políticas pero que representa posiciones más reaccionarias que el PP. Ciudadanos ha nacido del Ibex (por la Bolsa de valores española), de los poderes económicos. Su preacuerdo con el PSOE ha blindado la posibilidad de hacer un acuerdo con Podemos o las confluencias, como sería la catalana, la gallega y la valenciana, que no pueden hacer acuerdo con Ciudadanos.
-¿Qué debería hacer la izquierda?
-Pues seguir en un proceso de acumulación de fuerzas, potenciar las confluencias, que se han mostrado muy útiles tanto en Galicia como en Cataluña y en Valencia. Estos meses han sido duros para que los grandes partidos elaboraran el duelo y para que los grandes poderes fácticos y especialmente los grandes medios tradicionales ejercieran una enorme presión.
-Una guerra de demolición.
-Yo creo que han pasado todos los límites de lo que es la ética periodística. No sabemos qué impacto puede provocar ese tipo de campaña sobre esta acción política. La mayor parte de la gente se ha sentido agredida por el estado y ha demostrado ser bastante poco influenciable por la cuestión mediática tradicional, pero no sabemos si eso puede limitar la posibilidad de crecimiento.
-¿De qué modo podría influir este nuevo periodo que vive Latinoamérica dada la cercanía de muchos de esos movimientos populares con gobiernos de nuestra región que también están en medio de una guerra de demolición?
-La visión que se tiene de la política latinoamericana mayoritariamente esta caricaturizada y en muchos casos se lanza desde una posición de …no se cual podría ser la expresión
-De superioridad…
-…superioridad política, sí. Es una mezcla de una superioridad ideológico política y una caricaturización. Por eso en estos años no se ha hecho un análisis de lo que ha significado el proceso latinoamericano que con toda la diversidad y los matices y policromías buscaba recuperar soberanía en el ejercicio de la representación publica, redistribuir riqueza y un campo de juego diferente. En Europa no se ha hecho esa lectura, se ha caricaturizado a los referentes.
-Pero ahora hay toda una campaña de desprestigio, con denuncias y procesos judiciales que afloran por doquier.

-Es curioso este ida y vuelta porque en Europa se esta intentado reaccionar de alguna manera frente a la crisis sistémica. Estuvo el intento griego, casi humillado, luego Portugal y ahora el español, que de alguna manera tiende a eso: queremos soberanía, se está reestructurando la deuda, parte de la deuda es ilegítima, se ha utilizado el pago de la deuda para devaluar internamente los Estados, para precarizar a los trabajadores, se ha entrado en una especie de capitalismo feudal, poder trabajar ahora no te garantiza poder vivir con dignidad… entonces hay esa reacción y la gente dice «no nos sentimos representados por los partidos tradicionales» y se opta por nuevas fórmulaspolíticas.

-¿Cómo les está yendo en la alcaldía?

-Cómo nos está yendo…Hemos hemos tratado de normalizar la vida dentro de la casa, y recuperar de alguna manera el diálogo con los barrios, yendo a rendir cuentas, reuniéndonos con el tejido asociativo, hemos aprobado unos presupuesto que doblan el gasto social apostando por la cultura, hemos trasparentado mas la gestión, pero estamos asediados por los medios tradicionales. De repente somos culpables de las calles con baches, y hace nueve meses que estamos. ¿Cómo nos va?, en bombardeo desde el primer día. El ayuntamiento es el Palacio de Rajoy (por el arzobispo Bartolomé Rajoy Losada, que ordenó construirlo en 1766) y decimos en broma que es el Palacio de Hanoi, porque nos están bombardeando todo el día. Pero sabemos que tenemos que tenemos que aguantar el tirón.