La llovizna, ante todo, molesta. Carlos Tevez encabeza el grupo de jugadores y sale por la puerta lateral del vestuario local para evitar cualquier contacto con micrófonos y cámaras. Boca ha quedado eliminado ante Independiente del Valle en las semifinales de la Copa Libertadores. Llovizna. La salida de Tevez por el escape de emergencia dice mucho en la noche de La Bombonera, que terminó aplaudiendo a Cristian Pavón. Lejos del área grande, repitiéndose con pases laterales, con nula incidencia en el juego y con apenas un tiro al arco en la serie ante Independiente del Valle, el sueño astillado de la Copa Libertadores derivó en la filtración de que el propio Tevez se siente mal y hasta podría dejar el club, acaso como una estrategia de autodefensa. 

No es la primera vez en el año que Tevez agita la idea del adiós. Los dirigentes afirman que nada les informó el jugador y que no creen que se vaya, porque incluso tiene contrato hasta diciembre de 2018. «Calculo que los referentes, Tevez, Cata, Gago, Orion, van a seguir», dijo Guillermo Barros Schelotto en la conferencia de prensa luego de la eliminación.

El portador de los mensajes de Tevez se llama Adrián Ruocco, con quien se vinculó en 2005, cuando pasó al Corinthians de Brasil y dejó a su anterior representante, Roberto Tesone. Conocido en Boca desde los tiempos de Mauricio Macri y bendecido por el presidente Daniel Angelici, el contador Ruocco adquirió el status de dirigente sin serlo y negocia en el nombre del club. Hace, en efecto, lo que el Tano no puede porque está jugando otros partidos como, por caso, el armado de la Superliga. Es, junto al empresario Eduardo Gamarnik, el encargado del fútbol. Ruocco fue el que contactó a Jorge Sampaoli cuando Boca se quedó sin entrenador y el que luego llamó a Guillermo, quien no comprendió por qué lo tanteaba él y decidió terminar la comunicación. Malestar. Tevez quería a Ramón «Wanchope» Ábila, cuyo agente también es Ruocco, como compañero de ataque en Boca. Wanchope emigró al Cruzeiro de Brasil y llegó Darío Benedetto, a quien Tevez no ve como 9 y Guillermo sí. Más malestar. El final de Fernando Tobio en Boca, compañero de habitación, le generó muchísimo más incomodidad. «Si fuera Angelici compraría a mi amigo Tobio. Algunos dicen que tengo la llave del club. Si la tuviera, Tobio se quedaría conmigo en la concentración», había dicho sobre el defensor que llegó al club a mediados de 2015. 

En el último tiempo, Tevez criticó el trabajo de las inferiores: «No están bien. Si estuvieran bien, no compraría tanto. Ahí le falta a Boca.» Los negocios con los juveniles son patrimonio de Gamarnik. «Siempre fue una gran ayuda, siempre estuvo con el consejo justo», reconoce Macri a Gamarnik en su libro Pasión y gestión. Claves del ciclo Macri en Boca (2011). La injerencia interna de Tevez, a través de Ruocco, pretendió llegar hasta las inferiores pero se chocó con Gamarnik. «Acá lo importante es que vuelva a disfrutar de jugar. Falta que algunas cosas empiecen a salir. Hay que acompañarlo para que esté cómodo y en junio no quiera irse», amenazó Ruocco a principios de marzo, cuando la revista Veintitrés publicó una foto de Tevez en un asado con La Doce, brindando con el capo de la barra, Rafael Di Zeo. Ofrecimientos para dejar Boca, ahora, le sobran a Tevez. La oferta del West Ham, al que salvó del descenso en 2007, existe, aunque aún no la formalizó David Sullivan, máximo accionista del club inglés. 

El regreso de Tevez a mitad de 2015 motorizó la reelección de Angelici, un movimiento más previsible que los que suceden adentro de la cancha. Esto quedó expuesto el jueves por la noche, cuando Tevez pasaba como si nada por la cancha y los hinchas se animaban a ovacionar al pibe Pavón después del golazo, el 2-3 en La Bombonera, y de las corajeadas sin fin ante los errores de los llamados referentes.