A pocos días del primer año del Plan 1 Millón, que lanzó el gobierno con el fin de llevar la producción nacional de vehículos a ese número en 2023, el programa oficial genera más incertidumbres que verdades.

Hoy, a los autopartistas, que llevan meses alertando por el rumbo de las negociaciones, se sumaron analistas del sector automotriz, que anticipan que el gobierno no podrá cumplir el primer objetivo del plan de producir 750 mil autos en 2019 debido a la actitud del gobierno nacional, que no interviene con políticas activas.

Un estudio de la Universidad Austral que firma el director de la Diplomatura Superior de Industria Automotriz, Alejandro Sureda, señala que: “Tener una posición de laissez faire, no le permitirá al Gobierno lograr cumplir el objetivo básico del Plan”. En el país las 750 mil unidades solamente fueron posibles dos veces en los últimos 26 años, mientras que el número esperado para 2023 no registra ni un solo antecedente.

A la par, destaca que el promedio de producción de los últimos 26 años fue de 445.735 vehículos, mientras que el de los últimos 10 fue de 630.759, dos marcas lejanas a los números que espera el Plan 1 Millón.

Pero el trabajo también desconfía de otras promesas del programa suscripto por el gobierno, las empresas y los gremios del sector automotriz, como la diversificación de los mercados de exportación, que prevé ampliar las ventas de autos a destinos más allá del Mercosur al 35% de la producción total.

Pero la actividad de las fábricas argentinas está fuertemente ligada a Brasil, una dependencia que para la Universidad Austral costará desestructurar en los plazos que fijaron el gobierno y los actores del sector automotriz. “En la última década el país hermano ha sido el destino final de la producción automotriz argentina con un valor promedio del 76%, seguido muy lejos por México, con el 7% y Chile, con el 2,8%”, explicó la fuente.

Pero hay más indicios de que los objetivos costarán más de lo previsto. La meta de mantener los precios a niveles comparables con países de la región también aparece como un problema para Sureda, que cita un informe de la consultora Bain & Company, que consigna que el costo de producción local es 25% superior al de Brasil y 65% mayor que el de México. Esto sumado a otros costos, como la carga impositiva, terminan por “desalentar” la compra de autos 0 km, que pasan a integrar la categoría de “bienes suntuosos”. 

Finalmente, apunta el trabajo de la Universidad Austral, “la meta más idílica del presidente (Mauricio) Macri es la que apunta, entre otros aspectos, a una política que impulsa desde su gestión como Jefe de Gobierno porteño, la protección del medio ambiente con el desarrollo la motorización ‘Flex fuel’, híbridos y vehículos eléctricos” que cuentan con varias opciones en el mercado local desde 2009 aunque las ventas fueron mínimas.

El Plan 1 Millón, lanzado con bombos y platillos hace un año apenas, está lejos de encaminarse al cumplimiento de sus propios objetivos. En palabras del especialista Sureda, “es una muy buena iniciativa estratégica para el país, teniendo en cuenta el peso en el PBI de la industria automotriz nacional”, sin embargo, “para que el mismo cumpla con el objetivo propuesto, el Gobierno debe tomar un rol activo que permita corregir lo mencionado, como por ejemplo lograr que más países adquieran autos argentinos. Sólo de esta manera tiene sentido producir esa cantidad de vehículos, pues la demanda interna sola no permite sostener este volumen productivo”.

En caso de que no haya posibilidad de lograr nuevos mercados, la recomendación es “bajar en forma considerable la alta carga impositiva para los autos fabricados en nuestro país, de manera tal que sea posible para el argentino comprar a precios competitivos”.

Y de esa manera, sostiene el informe privado, “podrá revertirse lo sucedido en el 2017 donde de los diez vehículos más vendidos, sólo dos se fabrican en el país (Toyota Hilux y Volkswagen Amarok). Este camino lo ha tomado Brasil con excelente resultado”.

La continuidad de Ford en la región sigue en duda

La amenaza de que la automotriz Ford tomará “medidas drásticas” en América del Sur reapareció en Brasil, donde la empresa tiene el management de la región. 

Una nota publicada el 23 de febrero en el portal UOL advirtió que la salida de la multinacional es una posibilidad si se considera que la empresa prevé recortar inversiones para la renovación de productos en el cono sur. 

La fuente señala que “la falta de inversiones impedirá sustituir la línea Focus en Argentina, manteniendo en producción el modelo actual e importando el nuevo desde Brasil”, con lo cual la automotriz confirma que la tendencia importadora que comenzó en 2016 y se afirmó en 2017 llegó para quedarse. 

Ford Brasil le confirmó a la fuente que los cambios previstos para 2019 empiezan a convertir en ociosa la planta que la empresa tiene en la localidad de San Bernardo del Campo, en los alrededores de San Pablo, y reconoce que habrá más despidos de personal luego de que en 2017 unos 1.000 trabajadores brasileños quedaron en la calle.

La compañía se justificó con el argumento de que “intenta sobrevivir a la crisis mundial de la industria automovilística, presionada por los costos, por la no expansión de mercados, por los hábitos de los nuevos consumidores”, entre otras razones. 

En noviembre de 2017 la agencia económica JP Morgan informó que Ford estudia retirarse de América Latina como consecuencia de la presión de sus accionistas y del “enorme perjuicio acumulado en los últimos años”. De esta manera se produciría lo que temen los analistas más informados del ambiente automotriz: La Ford “repetiría la acción emprendida en Australia, retirándose como industria y convirtiéndose en importadora”.