Edgardo Bauza explica en un departamento de Recoleta su plan para dirigir la Selección. Además de Armando Pérez, presidente de la Comisión Normalizadora de la AFA y dueño de casa, lo escuchan Fernando Marín, director del programa Fútbol Para Todos, el conductor Santo Biasatti, amigo íntimo de Pérez y nuevo director de comunicaciones de la AFA, y Víctor Taboada, gerente de TSU Cosméticos y nuevo gerente de la AFA. El hombre que hizo de nexo para que el actual entrenador del San Pablo hiciera ese viaje relámpago fue nada menos que Fernando Niembro, quien tuvo que bajarse de la candidatura a diputado nacional por el PRO el año pasado por los negocios que mantenía con el Gobierno de la Ciudad, hasta entonces a cargo de Mauricio Macri. Esos nombres conforman la mesa chica que hoy conduce la AFA. Aunque las decisiones no se toman en Viamonte 1366, sino en Balcarce 50. En la Casa Rosada.

A excepción de Pérez, quien en 2014 asumió por lista única como presidente de Belgrano –donde ingresó como gerenciador en 2005 de la mano de la empresa Córdoba Celeste– el resto de los que participaron de la reunión con Bauza no tienen mandato de los socios de ningún club. Eso, y el protagonismo excesivo de Marín, es lo que más enoja a la gran mayoría de los dirigentes, que piensan enviar una carta a la FIFA durante la semana para denunciar la injerencia del Estado en esta intervención. Serán, según pudo saber Tiempo, entre 30 y 40 clubes los que firmen esa carta dirigida a Gianni Infantino.

«La AFA sufrió un golpe de Estado. Nadie eligió a Armando Pérez para que esté al frente de la AFA. Lo que queremos saber es si lo nominó la FIFA. No queremos creer que haya sido el gobierno», le dijo a este diario Daniel Ferreiro, vicepresidente de Nueva Chicago. La bronca con Pérez no es sólo de los dirigentes. El personal de AFA también ve con preocupación la llegada del cordobés dueño de TSU Cosméticos. «Nosotros estábamos esperando que nos junte y se presente. Pero no. ¿Alguna vez viste un patrón de estancia reunirse con la peonada?», definió un empleado desde Viamonte 1366.

Cambiemos. Aunque Macri prometió en campaña una especie de despolitización del fútbol, hoy la política nacional parece más presente que nunca en el fútbol argentino. En noviembre pasado, cuando aún Macri no había asumido y todavía era un interrogante cómo movería sus fichas para cubrir todos los casilleros del tablero nacional, bonaerense y porteño, ya había elegido el nombre que se haría cargo del Fútbol para Todos: Fernando Marín. Fue el primer síntoma de la importancia que tendría la pelota en el panorama nacional. Marín no es nuevo en el fútbol: fue gerenciador de Racing, al que dejó luego de que los hinchas le rodearan el palco pidiendo su salida durante una derrota en un clásico con Independiente. Por debajo del título de 2001 también dejó la triangulación de pases como el de Mariano González y la deuda millonaria en las cargas sociales de los empleados del club.

Marín es el encargado de desmontar el programa Fútbol para Todos. Esta semana, el secretario general de la Presidencia, Fernando De Andreis, «aceptó» el «pedido» de los clubes de darlo por finalizado, aunque con la condición de mantener la gratuidad hasta 2019. Tanto los dirigentes como los operadores televisivos que buscan quedarse con la transmisión coinciden en que eso es imposible. En Turner creen, según fuentes vinculadas a la empresa, que la gratuidad sólo sería posible si el Estado se hace cargo de una parte del contrato. En AFA aseguran que el gobierno no sería capaz de resistir el costo político de que el fútbol deje de ser televisado de manera abierta antes de las elecciones legislativas del año que viene.
Por lo pronto, ya está la cifra que recibirán los clubes de acá a fin de año: 1250 millones de pesos. Con tres meses de deuda del FPT, desde la mesa de la B Nacional se asegura que si antes del 15 de agosto no se baja la plata, el torneo no arranca.

Doble tenaza. La otra figura clave del gobierno en el fútbol es el presidente de Boca, Daniel Angelici quien, con sus nexos en la justicia y en la Inspección General de Justicia, preparó el terreno para llegar a esta intervención.Si Angelici fue la pata judicial y dirigencial, Marín utilizó la presión del dinero del Fútbol para Todos. Así se conformó la doble tenaza con la que el gobierno avanzó en estos meses sobre la AFA. Marín, además, viajó a Suiza para pedirle a Infantino que aceptara la intervención. Macri lo hizo por teléfono. Y también jugó su rol el paraguayo Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol y amigo de Macri. Así se llegó a esta comisión, que en los pasillos de Viamonte llaman con ironía «NorMacrizadora»: Armando Pérez y Javier Medin –ex abogado de Boca– son hombres de Macri; Carolina Cristinziano fue puesta por la Conmebol.

No es casual, entonces, que una de las primeras medidas del presidente de Belgrano como titular de AFA haya sido visitar la Casa Rosada. Tampoco lo es que dos de las personas que estuvieron detrás de la reunión con Bauza para que sea el próximo entrenador de la Selección –Marín y Niembro– hayan cenado en la Quinta de Olivos junto a Macri. Nada menos que en el día del amigo, el día en que comenzó a decretarse el final del Fútbol para Todos.