Las elecciones legislativas son algo más que el mero proceso electoral para elegir representantes en el Congreso. Son el test que valida o rechaza las políticas de un gobierno y, por lo tanto, el trampolín para la siguiente disputa presidencial.

Como cada vez que los argentinos van a las urnas las miradas están puestas en la provincia de Buenos Aires. De los resultados que se den allí no sólo puede depender la suerte del gobierno sino también la conformación de las futuras fórmulas presidenciales.

En casi la totalidad de los casos, desde el retorno de la democracia hasta hoy, cuando el oficialismo no pudo ganar las elecciones de medio término en la provincia de Buenos Aires luego terminó derrotado en las presidenciales. La excepción a la regla la aporta el kirchnerismo que cayó derrotado en 2009 pero ganó en 2011.

Lo cierto es que desde 1983 el veredicto brindado por los bonaerenses en las elecciones de medio término marca a fuego los destinos de la política nacional en los años posteriores.

En su periodo de seis años Raúl Alfonsín enfrentó dos elecciones legislativas. En la primera, 1985, se impuso con holgura en la provincia de Buenos Aires. Cosechó el 41,6% de los votos. Pero en 1987, la historia fue distinta y la derrota marcaría el principio del fin para el gobierno radical.La crisis económica y la ruptura del contrato electoral con la sanción de las leyes de obediencia debida y punto final terminarían por inclinar la balanza.


Ese año las elecciones legislativas coincidieron con la elección a Gobernador en la provincia de Buenos Aires. La UCR perdió en el distrito de mayor peso electoral por más de un millón de votos. Con el resultado puesto, el Partido Justicialista se preparaba para volver al poder. El gobernador electo, tras derrotar al radical Juan Manuel Casella, fue Antonio Cafiero.

Una año más tarde, el histórico dirigente justicialista perdería la interna de su partido frente a Carlos Menen, quien en 1989 sería electo presidente.

A diferencia de Alfonsín, el riojano ganó sus dos primeras elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires. En 1991 Felipe Solá encabezó por el menemismo la lista que derrotó al radicalismo, que llevó en lo más alto de su nómina a Leopoldo Moreau. En 1993 Alberto Pierri fue la cara visible de la victoria frente a la lista de Fredy Storani.

Con la reforma constitucional ya vigente, en 1995, Menem sufrió su primera y única derrota en una elección de medio término. La Alianza que dos años más tarde llegaría a la Casa Rosada derrotaba en el provincia de Buenos Aires al peronismo. Graciela Fernández Meijide obtuvo el 48,8% y superó al peronismo que llevó en los más alto de su boleta a Hilda “Chiche” Duhalde. El principio del fin para el menemismo también llegó desde la provincia de Buenos Aires.

En 1999 la tendencia se consolidó y Fernando de La Rua asumió la presidencia por la Alianza. Dos años después la Alianza caería derrotada en la provincia de Buenos Aires. Leopoldo Moreau volvería ser la cara de la derrota, en este caso con tan solo 15%. El Partido Justicialista que llevó como primer candidato a Jorge Remes Lenicov cosechó poco más del 37% de los votos. De la Rua no llegó a concluir su mandato. A fines de ese año y con el país en llamas debió renunciar.

En 2003 llegó Néstor Kirchner a la Casa Rosada. En su primer test electoral, en 2005, el Frente para la Victoria alcanzó el 43% de los votos en la provincia de Buenos Aires y relegó al PJ al segundo lugar con tan sólo el 15,7%.

El apoyo en las elecciones legislativas se repitió dos años más tarde. El Frente para la Victoria presentó a Cristina Fernández de Kirchner como candidata a la presidencia y consiguió su segundo periodo consecutivo en la Casa Rosada.

En 2009, tras la crisis política desatada por la resolución 125 y la ruptura con el multimedios Clarín, el Frente para la Victoria no lograría ganar en la provincia de Buenos Aires. Francisco De Narváez, Gladys González y Felipe Solá, bajó el selló Unión Pro de Mauricio Macri, derrotaron a la lista encabezada por el expresidente Néstor Kirchner.

Sin embargo la tendencia no se mantuvo en el tiempo. En 2011 Cristina Fernández de Kirchner logró su reelección con el 54% de los votos y llevó al Frente para la Victoria por tercera vez consecutiva a hacerse cargo del Poder Ejecutivo.

En 2013 el Frente para la Victoria volvería a perder la provincia de Buenos Aires, en este caso a manos de Sergio Massa que se presentó bajo el sello del Frente Renovador pero con el apoyo de Mauricio Macri. En este caso la inercia fue irreversible. El oficialismo no pudo dar vuelta la situación y cayó derrotado en 2015.

Al igual que le pasó a Cafiero con Alfonsín, Massa que había ganado las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires no fue quien se quedó con el premio mayor. Mauricio Macri, que no sólo le había dado su apoyo sino que también había declinado la presentación de una lista propia en ese distrito, fue quien logró el triunfo en 2015.

El próximo domingo Cambiemos enfrentará su primera elección de medio término. El futuro de la fuerza política que construyó Mauricio Macri está en juego. Así lo marca la historia.