Aunque el Gobierno de la Ciudad prometió en más de una oportunidad licitar la organización de la maratón de Buenos Aires, la más importante de la Argentina, lo único que hizo en los últimos años fue profundizar los vínculos con la Asociación Civil de Carreras y Maratones Ñandú, una de las caras del Grupo Clarín. Con la organización de la media maratón en septiembre y la maratón de hoy, la Asociación Ñandú embolsó más de 20 millones de pesos en inscripciones con los permisos del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. El vínculo entre Ñandú y Clarín se afianzó en 2015, producto de la afinidad entre Ricardo Roa, editor general adjunto del diario, y Francisco Irarrázaval, ex subsecretario de Deportes de la Ciudad, a cargo en la actualidad de la dirección de la señal DeporTV. Ñandú, que se presenta como una asociación sin fines de lucro, no entrega por reglamento premios en dinero, lo que todavía despierta interrogantes entre los atletas. «No para de facturar», acepta una fuente de la Subsecretaría de Deportes porteña. El 15 de septiembre, en los 21 kilómetros, hubo 22.235 inscriptos. Ñandú cobró 600 pesos cada inscripción, lo que da un total de 13.341.000. A cada uno de los 10 mil inscriptos para los 42.195 metros le costó 700 pesos, lo que entrega la suma de 7 millones. La maratón de Buenos Aires, la más grande de Latinoamérica, largará desde avenida Figueroa Alcorta y Monroe con el logo de Clarín en las remeras oficiales, y con el apoyo de los fondos públicos del Gobierno de la Ciudad.

«No tengo ni idea por qué no entrega premios en dinero. Empecé este año y el reglamento no lo tocamos. No puedo hacer nada», dice Luis Vinker, presidente de Ñandú y periodista del diario Clarín, y agrega: «El único convenio que firmamos con la Ciudad es que nosotros hacemos una contribución para la pista de atletismo de Parque Chacabuco y ayudamos a los atletas. No somos una organización comercial. Cualquier beneficio que haya lo destinamos a eso y también hemos apoyado a la Federación Atlética Metropolitana». La maratón de Buenos Aires es fiscalizada por la Confederación Argentina de Atletismo (CADA) a través de la Federación Atlética Metropolitana (FAM). Julio Antista, vicepresidente de Ñandú y vice tercero de la CADA, cambió de lado del mostrador: antes fue el presidente de la FAM.

«Antista era la persona que supuestamente tenía que defender al corredor y ahora está en Ñandú –marca el atleta Martín Sharples–. La política de ellos es no pagar premios, no es que no tienen dinero. ¿Cómo no vas a premiar al atleta, lo más importante del deporte? Ellos dicen que hacen donaciones, pero la juntan en pala, y en verdad la desvían. Pedimos un balance cuando estaba Petrucci y nunca lo entregaron. Uno no quiere que no ganen las empresas, pero acá para el atleta va cero». Petrucci es el antecesor de Vinker. Se suele presentar como dueño de Somos Norte TV, una emisora con base en Saavedra de lazos con el Grupo Clarín. Sharples es un atleta discapacitado y militante por los derechos humanos. Después de la media maratón le robaron la silla de ruedas adaptada para las carreras. Recibió donaciones. A los días, la recuperó. Pondrá hoy los casi 30 mil pesos que recibió como premio para los atletas discapacitados que corran.

«Hay mucho para desarrollar», acepta acerca de las licitaciones Gastón Busso, jefe de Gabinete de la Subsecretaría de Deportes de la Ciudad, que conduce el ex tenista Luis Lobo. Dentro del punto 10 del reglamento de las carreras que organiza Ñandú, «Premios y premiación», se lee: «La organización no entrega premios dinerarios. Los premios en dinero entregados por terceros, entidades afines al atletismo o de fomento del deporte no son entregados por la organización». Ñandú aclara que en cambio «todos los participantes que finalicen el recorrido, alcanzando la meta de forma reglamentaria, recibirán como premio la Medalla ‘Finisher’ Ñandú». El último atleta que recibió un premio contante fue Mariano Mastromarino en 2014. Fueron apenas 6000 pesos. En ese momento, Mastromarino ni siquiera tenía la beca del Estado nacional. Fue mediante la FAM. «Llama mucho la atención que los cheques que recibieron quienes se subieron al podio estuvieran firmados por Mario Petrucci, de la Asociación Ñandú. ¿Los premios los otorgó la FAM o Ñandú? –se preguntó el año pasado el periodista Damián Cáceres en La Nación–. La respuesta suena obvia: los dio Ñandú, dejando afuera a las categorías especiales (sillas de rueda y no videntes)».

Mastromarino, quien asistirá a los atletas africanos en la edición de hoy de la maratón, olímpico en los Juegos de Río de Janeiro 2016, analiza tres años más tarde: «Todos los países tienen su gran maratón y, por lo general, premian a los primeros diez y son buenos premios. Acá en el país hay maratones que tienen premiación, como la de Mar del Plata y la de Rosario, pero muchos atletas eligen correr la de Buenos Aires porque te da otras cosas, como puntos o marcas clasificatorias. Cada uno lo evalúa dependiendo del objetivo». Cuando los atletas crucen la línea de llegada, transmitidos en vivo por streaming en clarin.com, habrá muchos ganadores, no sólo dentro del circuito de una carrera de larga distancia.