La era Michel Temer en Brasil no será en absoluto tranquila. Los retrocesos y cambios contrarios a los intereses populares que ya inició la administración oficializada, luego de que el Senado destituyera a la presidenta Dilma Rousseff, pusieron al movimiento social en pie y organizado para enfrentar “el golpe parlamentario, judicial y mediático” desde su propia génesis. “La batalla que viene será defender los derechos sociales y laborales frente a una avalancha neoliberal que vendrá desde el Congreso, de desmonte de todos los derechos conquistados en el último siglo”, comentó a Tiempo Joao Pedro Stedile, uno de los fundadores y principales dirigentes del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, aliado crítico del PT.

Con la consigna “Fuera Temer”, el MST se propone “derrotar al gobierno golpista” que no tiene “ninguna legitimidad”. Stedile apuntó que “no fue electo por el pueblo. Muchos senadores que lo votaron responden a procesos de corrupción de todo tipo. El programa que está adoptando, de ataque a los derechos del pueblo, no fue elegido en las urnas. Por eso el ‘fuera Temer’ es una necesidad para recomponer el proceso democrático brasileño”.

Las acciones callejeras, como base de la manifestación contra el gobierno, continuarán a pesar de la represión ya lanzada. El Frente Pueblo Sin Miedo y el Frente Brasil Popular, que agrupa a unas 70 organizaciones sociales y sindicales, entre ellos el MST, convocó a “ocupar” este domingo la avenida principal de la ciudad de San Pablo, para rechazar al gobierno de Temer. La manifestación coincidirá con el pasaje de la antorcha paralímpica, razón por la cual las autoridades intentaron prohibirla. El PT denunció que “en un nuevo grado de violencia, el gobierno reclutó al ejército para impedir las protestas”. El partido de la destituida Dilma denunció que “la presencia del Ejército se agrava con la determinación de la Secretaría de Seguridad Pública de San Pablo de prohibir oficialmente las manifestaciones, una forma de autorizar la represión por parte de la policía, y tal vez del Ejército, contra los grupos que se organizan para realizar un acto pacífico por la democracia”, señala un comunicado.

El termómetro social subirá cada día en el país del carnaval. Los movimientos consideran que la administración de Temer representa “un puente hacia la recesión”, que solo “llevará a la acentuación de la crisis social y económica y ampliará la inestabilidad política del país”. En un documento reciente, el MST afirma que “el nuevo gobierno, por su historia, tampoco representa la ruptura con los métodos corruptos que todos denunciamos en las calles”.

El Colectivo Passarinho, un grupo de activistas de la cultura brasileños con residencia en Buenos Aires, confirma que la agitación traspasará las fronteras del gigante latinoamericano. “El colectivo seguirá organizando actividades que busquen denunciar y repudiar el golpe, en articulación con organizaciones, agrupaciones y movimientos locales, de Brasil y del mundo”, dijo a Tiempo Mariana Marques, integrante de la agrupación que articula acciones con otros grupos en Brasil. “Las próximas incluirán un acto de rechazo a la tradicional celebración del 7 de Septiembre, que siempre fue un día paradójico para las brasileñas y los brasileños, considerando el carácter excluyente de nuestro proceso de independencia. Este año, la fecha será de repudio a un gobierno que se agacha ante el imperialismo, y de lucha por la democracia y la independencia de Brasil y de los pueblos latinoamericanos”, adelantó Marques.

El bloque progresista del Parlasur, constituido por el PT brasileño, el Frente para la Victoria argentino, el Frente Amplio uruguayo, el PSUV de Venezuela y el Frente Guasú de Paraguay, rechazó “que en América Latina se vuelvan a instalar los golpes contra los procesos democráticos, como forma de dar vuelta las decisiones que los pueblos adoptan en las urnas. Primero fue el golpe en Honduras, luego en Paraguay, y ahora en Brasil. Además, otros intentos de desestabilización política, en Ecuador, Bolivia Venezuela, son llevados adelante por los sectores conservadores de la región para imponer su agenda y dar vuelta los procesos de cambio de los gobiernos progresistas”, expresó el bloque parlamentario regional que encabeza el presidente del cuerpo, Jorge Taiana. A título personal, el ex canciller mencionó a este diario que «esto es malo para Brasil, para la región, para los sectores populares que confiaron en un proceso de reforma que mejorara su condición y que hoy quedan huérfanos al caer el PT”. «

Preocupación en la región

El secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper, inició una ronda de consultas con los cancilleres de la región de cara a una posible reunión para tratar sobre la destitución de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. El organismo, con sede en Quito, indicó que la destitución de Rousseff “genera preocupación y tiene implicaciones regionales cuyo examen justifica una reunión extraordinaria de cancilleres”.

A su vez, la bancada progresista del Parlasur expresó que la destitución “es un golpe político contra el Mercosur, como proceso de integración regional. Desmantelar la integración será sin duda un objetivo central de los golpistas”.