Una nueva filtración de miles de documentos con sociedades offshore volvió a iluminar el lado oscuro del patrimonio de Mauricio Macri. Y reactivó preguntas incómodas: ¿Cómo hizo su fortuna el clan presidencial? ¿Qué hicieron con sus millones? ¿Hasta dónde llevan las pistas que de a poco van emergiendo del pantanoso subsuelo de las finanzas offshore?

En esta oportunidad el hallazgo ocurrió en Bahamas. Según los documentos difundidos por un Consorcio Internacional de Periodistas (ICIJ), en ese paraíso fiscal y terrenal la firma Socma –controlante del conglomerado de empresas de la familia Macri- participó de la creación de Viajeya.com International Holding. Los datos revelados por la nueva mega filtración -bautizada Bahamas Leaks-, muestran que la firma fue creada en el 2000 por cuatro socios. Uno de ellos: Galicia Advent Socma Private Equity Fund, una inversora fundada en sociedad por el Banco Galicia, el fondo de inversiones estadounidense Advent y el Grupo Socma. 

Cómo ocurrió con los Panamá Papers, que destapó la existencia de una decena de firmas offshore ligadas al clan Macri, el gobierno salió a despegarse del escándalo. Dijo que la sociedad constaba en las declaraciones juradas del Grupo, que el responsable de todo era papá Franco y que Mauricio no participaba de la toma de decisiones en los negocios de Socma al momento de la constitución de Viajesya.com. Los papeles, sin embargo, cuentan otras cosas. 

Galicia Advent Socma Private Equity Fund, fundadora de la puntocom hallada en Bahamas, fue constituida en 1997 en otro paraíso fiscal: las Islas Cayman. A contramano de la excusa macrista, en ese momento el ahora presidente era socio y director de varias firmas del clan. Entre ellas, Fleg Trading y Kagemusha, las offshore descubiertas por los Panamá Papers que participaron de operaciones sospechosas en Brasil. 

Según los balances de Socma, la firma familiar llevaba la voz cantante en la inversora de Caymán con un 44% de la participación societaria, mientras que el Galicia poseía acciones por el 27,8% del capital social. El resto le correspondía a la estadounidense Advent y a la Corporación Financiera Internacional (CFI). 

Para los registros argentinos, los responsables de la sociedad inversora eran los financistas Juan Miguel Woodyatt –director del Galicia- y Daniel Eduardo Falcón, quien fue, precisamente, el que firmó el acta de constitución de Viajeya.com. Pero Socma controlaba la firma a través del director de Inversiones, el arquitecto Daniel Chaín. 

Antiguo empleado de Socma y Sideco –la constructora del Grupo-, Chaín condujo el fondo de inversión entre 1997 y el año 2000. Tiempo después, su ex jefe Mauricio –ya convertido en intendente porteño- lo nombró en el Instituto de la Vivienda y, más tarde, como ministro de Desarrollo Urbano de la coudad. La cercanía de Macri con Chaín sigue vigente: el ex jefe de la offshore hoy conduce la estratégica Secretaría de Obras Públicas del Ministerio de Interior. 

Repasando la historia se entiende por qué el Grupo designó a un empelado de estrecha confianza como Chaín en la firma de Caymán. Ese 1997 fue un año particularmente intenso para la sociedad Socma-Galicia. En agosto, casi en simultáneo a la apertura de la inversora offshore, la dupla se quedó con la empresa postal estatal. La llamaron Correo Argentino SA. El negocio incluyó a otra firma del clan Macri, la tecnológica Itrón. 

La adquisición del Correo presentaba atractivos propios –con la compra se heredaba el 86% del mercado postal argentino-, pero para los Macri fue un modo de acercarse a un premio mayor: la confección y distribución de los DNI. Para 1997, Socma llevaba tres años de batallas por ese meganegocio que prometía alta renta y mucho poder. No era una contienda sencilla: su oponente era la alemana Siemens, un peso pesado de la tecnología global. 

A principios de 1997 el clan Macri se perfilaba como el elegido. Los elogiosos informes técnicos y los fluidos contactos políticos de Franco presagiaban un final feliz para Socma. Pero de repente todo cambió y Siemens se terminó quedando con la concesión. No fue el único giro extraño en esta historia. Hubo otro: de la noche a la mañana, el clan Macri pasó de ser competidor a socio del gigante alemán. 

Las razones de esos curiosos movimientos se conocieron varios años después, cuando Siemens reconoció en Estados Unidos haber pagado coimas para quedarse con la confección de los DNI. En la Argentina, en cambio, la investigación judicial recién se encamina al juicio oral. A casi 20 años de los hechos, en diciembre el fiscal Eduardo Taiano elevó las actuaciones a esa instancia, pero el trámite aún no se concretó, debido a la interposición de recursos de apelación por parte de la defensa. En julio pasado la Cámara desechó la última presentación, de modo que el juez Ariel Lijo tiene vía libre para ponerle pedir que se le ponga fecha al juicio. Cuando eso finalmente ocurra, comenzará a esclarecerse uno de  los casos más emblemáticos de la corrupción nacional.

En el banquillo de los acusados habrá once directivos de Siemens, acusados de pagar los sobornos. Pero no estarán los funcionarios presuntamente sobornados, que por esas cosas de la justicia argentina habitan un largo y cansino expediente paralelo. Tampoco estarán los directivos de Itrón (Socma), beneficiados por una falta de mérito otorgada por la Cámara Federal. Las sospechas sobre esos protagonistas y sus acciones quedaron plasmadas, sin embargo, en las 337 fojas del procesamiento que Lijo elevó en 2013. E

En ese fallo, el magistrado repasa la maraña de sociedades, contratistas y cuentas offshore que Siemens utilizó para pagar los sobornos. «Desde 1997 a enero de 2007, o alrededor de esa fecha, Siemens Argentina pagó o hizo que se pagaran al menos U$S 15.725.000 directamente a entidades controladas por miembros del gobierno argentino», detalla Lijo. 

Con el mismo tono didáctico, el magistrado explicó el curioso salto de Socma-Itrón: «Existió un acuerdo entre los empresarios de la empresa multinacional alemana y aquellos pertenecientes a Socma Americana SA para que la firma Itrón -competidora en la licitación-, no impugne la irregular adjudicación de Siemens», relata el fallo. «A cambio de ello –prosigue Lijo-, el 26 de mayo de 1999, Siemens pagó el 60% de las acciones de Itron SA por el valor de U$S 46.350.024; cuando por el 40% restante la empresa alemana pagó, el 30 de mayo de 2003, el importe de U$S 6.300.000.» 

Para el magistrado, esa diferencia en la valuación de las acciones sugiere que el precio pagado por Siemens al clan Macri por Itrón fue inflado para encubrir una gratificación espuria. En la misma línea ubica la súbita incorporación del Correo Argentino al negocio. «Ese segundo acuerdo derivó en que Siemens It Services SA incorporase como subcontratista a una empresa del mismo grupo económico -Socma Americana SA-, a través de la sustitución de la empresa Mailfast SA por Correo Argentino SA para la distribución de los DNI.» Lo que el juez no sabía al momento de escribir su fallo es que, mientras esas maniobras ocurrían en Buenos Aires, los socios del Correo Argentino abrían firmas offshore en Bahamas y las Islas Caymán. Ahora lo sabe. 

Pese a haber transferido fortunas a los bolsillos de funcionarios, intermediarios y socios, Siemens nunca ejecutó la concesión de los DNI. Pero la ingrata experiencia, parece, no lo asustó. Hace dos semanas, el gigante alemán fue el principal sponsor del Mini Davos que organizó el gobierno. En ese marco, la compañía aseguró que está dispuesta a invertir 5000 millones de euros en el país. De la mano de un Macri. Otra vez. «


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