«Hacía tiempo que venía trabajando en música con escena y algo de teatro musical. Y si bien suelo ver mucha ópera de cámara, que es un género que me interesa, nunca sentí la necesidad de expresarme con ese lenguaje. Siempre me concentré en la composición de obras instrumentales para mi cuarteto, música de cámara u obras de carácter sinfónico», afirma el guitarrista y compositor Guillo Espel, quien estrenará Elecciones Primarias – Ópera de cámara para nueve voces, diez instrumentos y medios electrónicos dentro del Ciclo de Música Contemporánea 2018 .

La obra está basada sobre la novela homónima de Silvia Hopenhayn (quien además se hará cargo de la narración) y la presentación de llevará a cabo el martes 14 y el miércoles 15 a las 20 en la Sala Orestes Caviglia del Teatro Cervantes, Libertad 815 (CABA).

Espel agrega: «Cuando leí el libro de Silvia Hopenhayn, descubrí que la misma me generaba imágenes y sensaciones visuales que me hicieron pensar que era posible llevarlas a escena en un formato musical. Y precisamente, el de ópera de cámara era el ideal para llevar a cabo el proyecto».

– ¿Qué fue lo que específicamente te atrajo de la historia?

– Me encantó la novela en sí misma, pero los mecanismos que se movieron en mí para traducirlos a un lenguaje musical es un misterio como todos aquellos que me motivan a la hora de componer. Comencé a trabajar en la historia que narra el crecimiento de una niña en el período de la Argentina que va desde 1973 hasta 1980 con todas las implicancias que devienen de esa época. El personaje principal proyecta su visión de ese período convulsionado desde la mirada de una niña que iba creciendo y roza el contexto social y político de la época, pero a la vez su historia está inmersa dentro de ese ámbito. La narración transcurre en la escuela a la que asiste con sus amigas y compañeras y culmina con la aparición de la primera menstruación de la protagonista.

– ¿Ella ejercita en la obra una visión cargada de curiosidad y cierto recelo por los tiempos que se vivían en ese momento?

– En su mirada confluye el interrogante de, por ejemplo, por qué tiene que ir al exilio al terminar el séptimo grado, por qué no puede llevar a sus peces en el avión en el que parten, o los pensamientos que tiene al ver que a una compañera de la escuela, a la que antes la venían a buscar sus padres, luego la vienen a buscar sus abuelos con una imagen de tristeza que se percibe en sus rostros. Si bien no está explicitado en la novela, es obvio que esos padres están desaparecidos. Toda esa atmósfera es la que respira la historia.

– ¿Además del hilo argumental, qué fue lo que te estimuló en el aspecto musical y sonoro?

– Hay un capítulo importante que es lo que me motivó para darle una introducción a la obra que es la muerte de Perón en el 74. Si bien las protagonistas eran chicas en ese momento, su muerte tiene un significado importante porque es una personalidad muy fuerte la que desaparece en medio de un clima que, con el transcurrir del tiempo, se va enrareciendo hasta desembocar en el comienzo de la dictadura del 76. Estas niñas se ven convulsionadas por la muerte de alguien que, si bien no es su abuelo o algún otro familiar, cuya desaparición física es un acontecimiento trascendental. En la obra, además de la instrumentación tradicional, utilizamos medios electrónicos. Y para estas escenas le sumé sonido de lluvia, porque esa es la sensación que me produce recordar los días que siguieron a la muerte de Perón.

– Todas esas sensaciones que mencionás todavía están frescas, a pesar del tiempo transcurrido.

– Esa fue una época que yo también viví con una edad casi similar a la de la protagonista, aunque en ese momento ya era un adolescente. Recuerdo que en el 76 había esa sensación inexplicable en la que era necesario tratar de pasar «inadvertido» como, por ejemplo, cuando ensayaba con un amigo baterista en el garage de mi casa y mi papá me decía que convenía no hacerse notar tanto por las dudas, sin siquiera poder explicar a qué razón obedecía ese pedido de discreción. En la obra los protagonistas viven en una especie de clandestinidad de la cual no son conscientes. Por este motivo es que se formulan preguntas que casi no tienen respuestas, mantienen cuchicheos secretos con las amigas para hablar acerca de la sexualidad o de las personas que desaparecen. Los interrogantes no encuentran respuestas ya que en la novela se percibe que no es conveniente para ellas consultarlas a las maestras o a las madres.

– El elenco con el que contás para la presentación de la ópera es otro valor agregado para llevar adelante esta puesta.

– Es un lujo poder contar con un tenor de la calidad de Víctor Torres, con Cecilia Pastorino, que es una cantante muy vinculada a la música contemporánea, la dirección de Rut Schereiner, quien posee una gran experiencia en este tipo de puestas y una agrupación del prestigio del Ensamble Vocal Nonsense. Este elenco, sumado al ensamble instrumental y a la dirección de escena de Marco Berger es una garantía, sobre todo teniendo en cuenta lo complicado que se hace encarar este tipo de desafíos en momentos como este. La música transita por distintos caminos que van desde resonancias de  music-hall o vaudeville a recursos atonales, lo cual implica también otro reto para los artistas. Como suelo hacer habitualmente, no apelo a criterios predeterminados ni trato de inscribirme a ninguna estética en particular. Plantearme algo así me aburriría mucho y no le daría sentido a mi búsqueda como compositor. Por este motivo es que la novela de Silvia sirvió como un elemento motivador para seguir el camino que me propuse en la música.

Ficha técnica

Elecciones Primarias

Ópera de cámara para nueve voces, diez instrumentos y medios electrónicos (Sobre la novela homónima de Silvia Hopenhayn)
Música de Guillo Espel. Dirección de escena: Marco Berger. Dirección musical: Rut Schereiner. Silvia Hopenhayn (Lectura), Cecilia Pastorino (Mujer), Víctor Torres (Padre). Nonsense – Ensamble Vocal de Solistas: Valeria Martinelli (dirección). Micaela Guerra (Niña), Valeria Delmé (Esther), Carolina Béjar (Amalia), Lucía Lalanne (Alicia), María Paula Alberdi (Gladis), Evangelina Bidart (Cecilia). Ensamble: Samara Pierpaoli (flauta), Constancia Moroni (clarinete), Juan Facundo Coria (trompeta), Julián Astorga (trombón), Malena Levin (teclado), Oscar Albrieu Roca (percusión), Florencia Ciaffone (violín), Leandro Zandstra (viola), Alejandro Becerra (cello), Manuel Volpe (contrabajo), Damián Graffigna (electrónica).