La Santa Sede decidió meter los pies en el deporte desde comienzos de este año. En enero, se anunció la creación de Athletica Vaticana, la primera asociación deportiva establecida en el Vaticano que nació con el objetivo de llevar la bandera blanca y amarilla a los Juegos Olímpicos. En mayo, dio otro paso más al crear el equipo femenino de fútbol comandado por el entrenador Gianfranco Gaudagnoli. El debut se iba a dar el sábado pasado pero el amistoso se canceló unos segundos antes del pitazo inicial. Algunas de las jugadoras del FC Mariahilf –de Viena, Austria- se manifestaron a favor del aborto y de los derechos de género. Las rivales decidieron dejar la cancha y el partido quedó suspendido.

«Mi cuerpo, mis reglas», se leía en el vientre de una de las futbolistas que se levantó la camiseta para mostrar el mensaje mientras se escuchaba el himno del Vaticano. También se mostraron a favor del aborto legal, una condición que en Austria data de 1974. Para FC Mariahilf el amistoso era un motivo de celebración: el club cumplía 20 años. Pero no pudieron hacerlo. «El juego fue suspendido porque estamos aquí por el deporte y no por mensajes políticos o de otro tipo», dijo Danilo Zennaro, representante deportivo de la Santa Sede, para argumentar la deserción.

Las visitantes se retiraron de la cancha con sus bolsos sobre el hombro apenas vieron las manifestaciones a favor de los derechos LGBTIQ. Después de la suspensión, el equipo de Austria sacó un largo comunicado en el que se despegaron de la acción de las tres mujeres del equipo y dijeron que fue ¨llevada de manera independiente¨ al tiempo que se mostró tolerante con la diversidad de las formas de vida.

“Ni la edad, el género, la orientación sexual, las creencias religiosas, el color de la piel ni otras características son decisivos para nosotros para que alguien pertenezca a nuestra asociación. Todos estamos conectados por el fútbol”, señaló el comunicado del club y agregó unas disculpas al equipo del Vaticano, el 60 por ciento formado por mujeres que trabajan allí. Se completa con trabajadoras de la sala de prensa vaticana, empleadas del supermercado y también con familiares. Todas ellas tendrán que esperar un poco más para el estreno que, por ahora, no fue.