Recién cuando termine el último partido de la primera fase, 48 horas más tarde de su tercer partido, la goleada ante Guinea, la Argentina sabrá si logra un lugar en los octavos del Mundial Sub 20. El futuro en el torneo en Corea del Sur depende de una serie de combinaciones que exceden a la selección nacional. En la madrugada argentina, el equipo esperaba la ayuda de otros resultados para no irse antes de lo previsto del torneo. Solo ocho de las 24 selecciones de la zona de grupo quedan eliminadas. Ahí podría caer el equipo conducido por Claudio Ubeda: ni siquiera terminar como uno de los cuatro mejores terceros. Sería acaso un coletazo más del tránsito del Comité de Regularización por las oficinas de Viamonte 1366.

La estructura de los juveniles fue otro terreno a conquistar por el órgano presidido por Armando Pérez. Sin pergaminos, el Sifón fue ungido como entrenador después de un concurso ficticio: llamaron a presentar proyectos para el cargo, pero eligieron a un entrenador que no formaba parte de ninguno de las 44 carpetas. «Fue una decisión muy personal: lo elegí yo», explicó Pérez. Ubeda representa parte de la herencia que dejaron los siete meses de intervención de la AFA, encabezada por Armando Pérez, con línea directa a la Casa Rosada. Ahora la nueva conducción analiza desmontar la herencia: cambiarían todos los entrenadores juveniles.

Como en la angustiante clasificación en el Sudamericano en Ecuador, la Sub 20 mirará otros partidos para evitar la eliminación en primera fase. Como ocurrió en Nueva Zelanda 2015. Ayer vió, por ejemplo, un final sospechado. Por el Grupo D, los defensores de Italia se pasaron la pelota de un lado a otro en los últimos cinco minutos. Los japoneses nunca los molestaron: el 2–2 beneficiaba a ambos. Y complicaba a la Sub 20 nacional, una categoría que parece ir a contramano de la mayor. Ganó todo cuando la Argentina no cruzaba el Rubicón; se deshilachó cuando Lionel Messi y compañía coquetearon con sepultar los años malditos, la racha sin títulos. «

El «Ahora 15» por Sampaoli

Al anuncio de la llegada de Jorge Sampaoli a la Selección solo le falta el formalismo: el entrenador, instalado en el país, ya se mueve como el sucesor de Edgardo Bauza y espera la presentación, dispuesta para el jueves. El punto más complejo está a punto de resolverse: la AFA y el Sevilla llegaron a un principio de acuerdo para cancelar la cláusula de rescisión. Tras las reuniones en España, la Asociación pagará 15 cuotas de 100 mil euros para liquidar el millón y medio de euros. Es el costo que tiene el desembarco del Zurdo, que debutará el 9 de junio, en Melbourne, ante Brasil.