En Tandil, en Chascomús, en Mar del Plata y en un centenar de pueblos de la provincia de Buenos Aires nadie sabe con certeza cuándo volverá a pasar el tren. Más de seis meses pasaron desde que la gobernadora María Eugenia Vidal firmó, el 30 de junio del año pasado, la resolución que suspendió, por cuestiones de seguridad, todos los servicios operados por Ferrobaires.

Ninguneados por las autoridades, los ciudadanos de estos pueblos pugnan por hacerse oír, y este sábado volverán a reunirse en la estación de Brandsen, una de las localidades perjudicadas por la suspensión de los ramales. Desde las 16:30, la Coordinadora Pueblos por el Tren concretará una asamblea multisectorial a la que convocan a usuarios, vecinos, trabajadores ferroviarios y actores sociales y políticos.

La prioridad del Ministerio de Transporte de la Nación es restablecer el servicio a Mar del Plata, que, según se anunció en noviembre, volvería a correr antes de fin de año, pero lo cierto es que no hay fecha de reinicio. La misma suerte corren, algunos desde fines de junio pasado y otros desde agosto de 2015, cuando la crecida del río Salado, unos cien pueblos bonaerenses, entre ellos importantes ciudades como Chascomús, Tandil, 25 de Mayo, Bragado, Junín y Alberdi.

“Salvo Mar del Plata, del resto de los ramales ni se discute –explica Martín Zarabozo, delegado gremial de la Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos en Ferrobaires–. Dijeron que gradualmente volverían, pero no hay trabajo en las vías ni en los coches. Hay 2400 trabajadores sin funciones hace más de seis meses, todos presentándose en sus lugares de trabajo, pero con mucha inquietud por el futuro”.

Las pruebas de circulación del “Marplatense”, que lleva 16 meses parado y que en verano usaban 20 mil turistas cada mes, revelaron inconvenientes en varios sectores de la traza –incluidos más de 14 mil durmientes de hormigón prensado colocados durante la gestión del ministro Florencio Randazzo que se fisuraron– que obligan a circular precautoriamente a velocidades muy bajas, en algunos a apenas 12 kilómetros por hora. Con los trenes vacíos, el trayecto demora entre 7 horas 35 minutos y 7 horas 55, cuando antes de agosto no insumía más de 6 horas 20. “No era el mejor de los tiempos, pero por lo menos andaba”, agrega Zarabozo.

El delegado advierte que no están dadas las condiciones para que el tren vuelva a La Feliz esta temporada, “si bien es lo que más deseamos, que vuelva, es la garantía de que vamos a volver a tener trabajo”. Afirma que, respecto del resto de los ramales, procuraron hablar con los intendentes de las ciudades perjudicadas y que sólo uno los atendió, el de 25 de Mayo. Buena parte de ellas son cabeceras de partidos gobernados por radicales de Cambiemos, como Tandil o Chascomús.

Respecto de esta última ciudad, se informó que el tramo desde Alejandro Korn será cubierto con una frecuencia menor a la ofrecida antes de la suspensión, y que el diferencial rápido que cumplía el servicio desde Plaza Constitución, inaugurado en 2014, no volverá a circular. Sería absorbido, afirmaron desde el Ministerio de Transporte, por las paradas del aún incierto tren a Mar del Plata.

Víctor Amarilla, ex ferroviario y miembro de la Comisión Nacional Salvemos al Tren y de la Coordinadora Pueblos por el Tren, explica que “el semirrápido chino Constitución-Chascomús tenía dos servicios diarios, y el Alejandro Korn-Chascomús, 11 servicios diarios de lunes a viernes. Hoy no llega ninguno. El gobierno es responsable de que no haya trenes, pero porque no les interesa. Ya avisaron que de los servicios de media y larga distancia, sus únicas prioridades son Mar del Plata, Bahía Blanca y el servicio de Retiro a Rosario y Córdoba”.

En lo que va de la gestión Cambiemos, sin contar las trazas afectadas el año anterior por las inundaciones, un total de 104 pueblos y ciudades se quedaron sin tren. A los postergados por las suspensiones de Ferrobaires se sumaron pueblos de las provincias de La Pampa y Entre Ríos, donde también se discontinuaron varios ramales, entre ellos el que pasaba por Basavilbaso, llamada “la Capital del Riel”, que ya no cuenta con servicio de pasajeros.