Venezuela asumió hoy la presidencia del Movimiento de Países No Alineados (NOAL) sumida en una profunda crisis económica y política, durante una cumbre a la que acudió un puñado de mandatarios, cuando busca el apoyo de sus aliados internacionales.

El presidente Nicolás Maduro, quien enfrenta una creciente presión internacional y descontento popular, recibió de su homólogo iraní, Hasan Rohani, la presidencia por tres años de este bloque que busca reinventarse en un mundo post-Guerra Fría.

A la la XVII Cumbre de los NOAL en Isla Margarita asisten delegados de los 120 países del bloque, aunque sólo acudieron los mandatarios de Irán, Zimbawe, Cuba, Ecuador, Bolivia, El Salvador y la Autoridad Palestina, y algunos primeros ministros.

Ante el plenario, Maduro denunció que Venezuela enfrenta «una ofensiva imperialista» con métodos «no convencionales» como la «guerra económica», a la que atribuye el descalabro del país petrolero.

«Venezuela está enfrentando una arremetida global que es contra toda América Latina y el Caribe» para tratar de «socavar los logros de la revolución» fundada por el fallecido líder Hugo Chávez (1999-2013), e imponer a las «oligarquías» tradicionales, afirmó.

Maduro, elegido para el período 2013-2019, prometió salir airoso de esos ataques para derrocarlo, que atribuye a una alianza entre la oposición venezolana y Washington.