Tres veteranos se restriegan las manos junto a la fogata que el viento del sur arremolina. Ese tacho con leña ya es un símbolo, así empezó la primera vigilia de los excombatientes de Río Grande, de cara a Malvinas, al otro lado del mar. Se repetirá esta medianoche, cuando miles de fueguinos vuelvan a congregarse, en vísperas del 2 de Abril, para renovar el homenaje a los caídos y el reclamo de soberanía sobre las islas. Dentro de la Carpa de la Dignidad, edificada bajo una gran red de camuflaje, un puñado de stands cuentan la guerra del Atlántico Sur, los grandes ejercitan la memoria, los chicos la adquieren. «Esta es nuestra trinchera», dice Roma Alancay, jujeño, navegante del crucero General Belgrano hasta poco antes de su hundimiento y presidente del Centro de Veteranos local. Desde las 11 de hoy, con una marcha atlética desde la Base Aeronaval hasta el Monumento Héroes de Malvinas, una misa, una procesión de antorchas y una simulación de la Operación Rosario –el desembarco en Puerto Argentino del 2 de abril de 1982–, los riograndenses iniciarán su Vigilia, que culminará mañana al mediodía con un desfile cívico-militar.

La impronta «desmalvinizadora» de la política exterior de Cambiemos, que pretende archivar el reclamo de soberanía o, en todo caso, olvida sistemáticamente mencionarlo, no encuentra ni podría encontrar eco en esta ciudad, cuyos pobladores vivieron de muy cerca el teatro de operaciones de la guerra. Un centenar de veteranos de Malvinas habitan en Río Grande; 16 pertenecientes al Batallón de Infantería de Marina 5, con asiento en la ciudad, murieron en las islas; y otros 17 en la posguerra. En la semana, la carpa albergó una reunión del Consejo Asesor del Observatorio Cuestión Malvinas, donde varias voces se alzaron para alertar contra la intención del gobierno nacional de reimpulsar el «tratado Foradori-Duncan», aquella «hoja de ruta» pergeñada en septiembre de 2016 entre el vicecanciller de la entonces ministra Susana Malcorra y autoridades británicas que representaría, en palabras del diputado fueguino Martín Pérez, «un gran retroceso para nuestro reclamo soberano».

Otro episodio que generó posiciones encontradas fue la visita de familiares de caídos en Malvinas a las tumbas de los soldados identificados en Darwin, que el gobierno procuró capitalizar como un logro propio. «Era una deuda histórica, pero fue una iniciativa nuestra –explica Daniel Guzmán, veterano riograndense–. En 2012, cuando lo propusimos, desde la Comisión de Familiares, que durante años presidió Héctor Cisneros, miembro del Batallón 601, nos dijeron que queríamos un ‘festival de huesos’, que éramos profanadores, y ahora son ellos los que permiten, como socios políticos del macrismo, que el gobierno utilice espuriamente el derecho a la identidad de nuestros compañeros. Son los que hablan de Malvinas como una gesta para encubrir el terrorismo de Estado».«

Para el intendente Melella, estamos retrocediendo

“La fuerza de la Vigilia se ha construido sobre dos pilares: por un lado, los veteranos, que nunca renunciaron a la causa Malvinas, y por el otro, el involucramiento directo de la ciudad en el conflicto, que generó un sentimiento muy fuerte”. El intendente Gustavo Melella describe a la Vigilia como el evento más importante de Río Grande en términos de participación y prevé una convocatoria cada vez mayor. “Sobre todo hoy que se nos quiere convencer de lo beneficioso que sería un acuerdo comercial con Gran Bretaña para la explotación de recursos naturales. La realidad es que estamos retrocediendo. Es contradictorio, es peligroso renunciar a la soberanía, un concepto central que este gobierno ni siquiera menciona, y eso nos pone en alerta, sobre todo con el nivel de militarización que Gran Bretaña ha instaurado en la zona, algo que a Cambiemos tampoco parece interesarle. Por el contrario, deja de lado el reclamo y avanza hacia la entrega de recursos pesqueros e hidrocarburíferos a cambio, quizás, de futuras inversiones de las que habla tanto y luego no se cumplen. En Tierra del Fuego sentimos que la causa Malvinas está dejando de ser una cuestión de Estado, y eso duele, más aún cuando desde la gobernación provincial, hoy en profunda sintonía con el gobierno nacional,  se apoya esa mirada.”