La confirmación de Falabella de que busca un socio para sus operaciones locales y de que cierra en ese marco cuatro de sus sucursales en el país alarmó a muchos en plena pandemia. En el revuelo apareció la marca Walmart como una más en una lista de grandes compañías que, según se dijo, analizan retirarse del país, desalentadas por las condiciones políticas y económicas locales.

El dato original remite a febrero de 2020, cuando la empresa reveló que buscaba un socio para su negocio en el país. Ese dato fue recuperado en las últimas horas, especialmente después de la confirmación de las intenciones de Falabella, del Grupo chileno Cencosud.

Tras el revuelo que armó la versión una fuente admitió que «es cierto que en febrero empezamos la búsqueda de un socio local para potenciar el negocio de Argentina pero eso no implicaba la salida del país».

La fuente señaló que esa «era una alianza para potenciar el negocio en el país» y sumó que ese proceso «quedó en suspenso en Argentina y en otros países del mundo». Según la versión oficial, en el inicio de 2020 la compañía «había iniciado un proceso similar en Inglaterra, eso es la prueba de que lo que se había informado para el país no tiene que ver con una necesidad local sino con una estrategia de desarrollo. Pero acá se mezclaron todas las cosas», finalizó.

La «mezcla» que motivó la respuesta de la firma tuvo su pico de máxima repercusión este martes a partir de la cobertura que le dieron los medios nacionales al supuesto éxodo masivo de grandes empresas.

Tras un arranque de pandemia en el que tuvieron récord de ventas las ventas de los supermercados fueron en retroceso hasta consolidar una fuerte caída en agosto. Según Focus Market, la consultora de Damián Di Pace, la baja del consumo masivo el mes pasado fue del 6,7%, con un especial bajón del rubro alimentos y bebidas.

En el mismo mes la inflación aumentó, según los privados, cerca del 3% con especial protagonismo del mismo rubro de alimentos y bebidas. Las empresas atribuyen ese salto de los precios al aumento de sus costos y renuevan sistemáticamente el reclamo de políticas de ajuste y de reformas económicas que defienden como indicadas para revertir la ecuación negativa.

En el contexto político más general, las grandes entidades de lobby de las patronales, con excepción de la Unión Industrial Argentina (UIA), vienen de varios cruces con el gobierno nacional al que le reprochan una serie de políticas económicas que rechazan con el mote de intervencionistas. En esa nómina aparece la fallida intervención de la cerealera Vicentín, el DNU 690 que congeló las tarifas de servicios de telecomunicaciones y el proyecto de ley para establecer un impuesto a las grandes fortunas, entra otras.

Al margen de la letra chica de esos proyectos y de sus alcances reales, en los últimos días esos reclamos fueron canalizados por sectores de la oposición política. En particular el caso de Falabella irrumpió después del último banderazo opositor del gobierno y terminó copando la agenda de los grandes medios de comunicación en medio de un encendido debate con el oficialismo.

Casualmente fue un industrial de peso el que tomó la palabra para poner en contexto los planes del grupo empresarial chileno. Teddy Karagozian, de la hilandera TN&Platex disparó, en una nota que le concedió a la revista Fortuna, que «Falabella se va porque solo importa productos».