Más allá de los hashtags, cartas abiertas, banderazos y pronunciamientos mediáticos, la salida de Lionel Messi de la Selección podría desencadenar un efecto dominó con consecuencias más graves que tres finales perdidas de manera consecutiva. Hasta la derrota con Chile, Messi era la única certeza de la AFA, que vive en estado crítico, con bombas de tiempo a nivel institucional, comercial y deportivo. Su anuncio -todavía en caliente- de renuncia desnudó los problemas que rodean al organismo. Y se impuso casi con una pregunta existencial: ¿hay vida después de Messi? Por eso, más allá de las reacciones genuinas por su posible ausencia, detrás del #NoTeVayasLío, la campaña que se paseó desde el Congreso hasta la Casa Rosada, y que incluyó un llamado telefónico del presidente Mauricio Macri a la estrella rosarina, tiene por detrás la intención de sostener una estantería -un negocio- a punto de caer.

Porque por debajo de los sentimentalismos y de la pérdida futbolística, lo que subyace son las posibles consecuencias económicas. «Messi representa un 50% de lo que puede ganar AFA por organizar un partido de Selección», asegura a Tiempo Guillermo Tofoni, CEO de World Eleven, la empresa que comercializa los partidos de Argentina. En los últimos seis años, Messi fue la llave que abrió la puerta a los mercados emergentes: amistosos con sedes incomprensibles para los futboleros pero lógicas para los empresarios, como Qatar y Japón en 2010; India y Bangladesh en 2011, Arabia Saudita en 2012; y Hong Kong y China en 2014, además de las plazas centroamericanas y estadounidenses. La AFA recibe un plus de entre 200 mil y 500 mil dólares si el mejor jugador del mundo participa de esos partidos. No puede haber una obligación contractual para que juegue Messi, pero sí se puede firmar un bonus en caso de que esté el zurdo.
Para el año próximo está pautado un amistoso contra Rusia que se postergó en 2013, cuando se jugó en Roma el partido ante Italia en homenaje al Papa. Según Tofoni, los rusos ya llamaron para preguntar qué pasará con Messi. A la hora de cerrar contratos a futuro, parece ser decisivo. Cuánto mueve el 10 por merchandising resulta imposible de calcular. «Es un asunto que sólo concierne a Leo Messi y a la Selección», contestaron desde Adidas.

Los ingresos por sponsoreo no se afectarían en el corto plazo porque son vínculos que ya están firmados sin cláusulas por Messi. Pero a futuro no sería lo mismo para la AFA negociar con o sin el crack del Barcelona como cara visible. Messi es el jugador de Adidas, la marca que viste a la Selección. El contrato que une a la AFA y a la marca alemana rige hasta 2022. Ante la acefalía dirigencial, Adidas puede ser la carta para convencer al crack que no deje de usar una camiseta con tres tiras, ya que al Barcelona lo viste Nike.

Incluso los medios tienen sus intereses en la zurda de Messi. Que Marcelo Tinelli, con sus bailarinas de fondo y el jurado encabezado por Moria Casán a su izquierda, defina a la AFA como un cambalache y lea la carta de una maestra entrerriana en el programa más visto de la televisión nacional, no es antojadizo: quiere mostrarse como la cara del cambio en la AFA y su buena relación con Messi es su principal argumento. No sería lo mismo conducir al fútbol argentino si no tiene al mejor del mundo. Tampoco lo es para el Grupo Clarín, que a través de TyC Sports tiene la televisación de los partidos de Argentina y desde el domingo pasado usa cada tentáculo de su pulpo mediático para tratar de mimar a Leo.

Sin Messi, la AFA perdería su mayor activo. Porque el torneo local y la televisación pasarían a ser controlados por los clubes. En eso están los dirigentes. Mientras se multiplican las reuniones para tratar de definir si habrá Superliga o no, cuánta plata pagará el gobierno por las transmisiones, nadie se hace cargo de la Selección. Al cuerpo técnico cada vez se le debe más plata de sus salarios. Víctor Blanco, presidente de Racing, renunció la semana pasada al puesto de encargado de selecciones, que nunca había asumido en pleno porque Gerardo Martino había tomado como interlocutor a Chiqui Tapia, con quien tenía más química. 

Mientras Leo descansa en las Bahamas, la selección Sub-23 debía iniciar mañana la preparación para los Juegos Olímpicos. A un mes de la competencia, Martino deberá esperar otra semana para entrenar al plantel. O lo poco que tiene a su alcance. Sólo ocho futbolistas se iban a presentar en el predio de Ezeiza y la confirmación de los otros diez que deben conformar la lista está en veremos por clubes europeos que no tienen intención de ceder a sus jugadores (el reglamento FIFA no los obliga) y se aprovechan del vacío de la AFA para negociar.
Tampoco los dirigentes argentinos quieren ceder. River y Boca fueron los primeros en negarse a entregar a sus convocados y Huracán mete presión para que Cristian Espinoza juegue un partido de Copa Argentina a dos semanas de los Juegos. Martino se encomienda en la fuerza que pueden hacer los jugadores para estar en Río, como hizo en 2008 el propio Messi, quien aún desde su exilio luce como un faro.

Además, si la situación de la Selección olímpica es preocupante -no se sabe dónde se van a hospedar-, hacia abajo el panorama es desalentador. Desde diciembre, Humberto Grondona dejó de ser el entrenador de la Sub-20 y recién hace unas semanas lo remplazó Julio Olarticoechea, DT de la Selección femenina, asumió de forma interina. Como Martino, el Vasco lucha con los clubes para que les cedan a los jugadores y desde abajo las selecciones se vacían sin tomar real dimensión del problema.

En los últimos 20 años, las juveniles y los equipos olímpicos fueron el motor del recambio en la mayor. De los 18 que consiguieron la medalla de plata en Atlanta 96, 14 fueron al Mundial 98 (el primero sin Diego Maradona) y 12 a Corea-Japón 2002. Cuatro años más tarde, Pekerman armó un plantel en el que sólo cuatro jugadores no habían pasado por las juveniles o por el seleccionado olímpico y en la final de Brasil 2014, de los 11 titulares, siete tenían historia en esos equipos. Por edad, y categoría, se esperaba que esa camada llegara a Rusia 2018 por revancha, pero todo hace pensar que se acelerará el recambio y los jugadores del futuro llegarán sin antigüedad celeste y blanca pero con la vara alta después de una década en los primeros planos, siempre de la mano de Messi.