Dos personas vivieron ayer un 24 de Marzo que no olvidarán nunca. Tampoco las familias de ambos. En la noche del viernes, Carlos Zannini y Luis D’Elía se habían ido a dormir en sus celdas del penal de Ezeiza con la sensación de que algo estaba por suceder. Algo positivo, algo justo. Y así fue. Pasadas las 4 de la madrugada, el Tribunal Oral Federal (TOF) N°8 notificó a los abogados que Zannini y D’Elía serían excarcelados en las primeras horas de la jornada porque no existe ni riesgo de fuga ni posibilidad de entorpecer la investigación. 

En la resolución, el tribunal integrado por las juezas Sabrina Namer y Gabriela López Iñíguez hizo suyo el dictamen de la fiscal Gabriela Baigún,  quien opinó que ambos dirigentes pueden enfrentar el juicio oral en libertad: «Lo que debemos ponderar a la hora de evaluar el mantenimiento de esta medida cautelar (en referencia a la prisión preventiva) es si existe un riesgo real y concreto de que se vea frustrada la realización de dicho acto (el juicio) lo que, de la totalidad de las consideraciones que hemos efectuado no se colige de manera alguna», sostuvieron, en una virtual demolición de la denominada doctrina Irurzun (ver página 7). 

Zannini salió primero. De camisa y saco azul oscuro, el exsecretario legal y técnico se reencontró con su esposa Patricia y con sus cuatro hijos Franco, Francisco, Carlos y María Paula. En medio del frenesí, los abrazos en el ingreso a la cárcel se hacían interminables. Allí estaba, también, la pareja de Martín Sabbatella y Mónica Macha. Se habían enterado a las 4:30, por teléfono. 

En sus primeros minutos de libertad, Zannini festejó además con la familia de D’Elía: la esposa Alicia, los hijos Belén, Facundo, Pablo y Luis Ignacio «Turu», las nietas Charo y Francesca. El mismo fervor que se vivió cuando la figura corpulenta del dirigente de La Matanza apareció en la salida del penal. Su nieta Francesca se soltó de las manos que la sujetaban y, ansiosa, salió corriendo a recibirlo: el abrazo desigual del abuelo y la niña fue captado por un fotógrafo. Se convirtió en una de las postales de un 24 de Marzo distinto, conmovedor. 

Apenas liberados, lo primero que hicieron Zannini y D’Elía fue relacionar la excarcelación con la fecha simbólica en la que recuperaron la libertad. El exsecretario legal y técnico fue preso político del gobierno de Isabelita y de la dictadura: lo detuvieron en julio de 1975, lo soltaron en 1978. «El 24 de marzo del ’76 y el 24 de marzo del ’77 los pasé encarcelado. Este iba a ser el tercer 24 de Marzo en el que iba a estar detenido», comentó Zannini desde la puerta del penal de Ezeiza. Entonces le preguntaron si pensaba asistir a la marcha en Plaza de Mayo por un nuevo aniversario del golpe de 1976. El excandidato a vicepresidente del FpV contestó con dificultad. Le brotaron lágrimas. «Quiero cumplir con los 30 mil desaparecidos y con la Patria», remarcó.

Después llegó el turno de D’Elía. El dirigente de MILES y fundador de la Federación de Tierra y Vivienda (FTV) respiró finalmente el aire libre. Con las cámaras de TV filmando, los micrófonos buscando sus primeros dichos, el matancero se estrechó con los suyos. Envuelto en una bandera argentina que le pusieron encima a modo de poncho, D’Elía vinculó directamente al presidente Mauricio Macri con su detención, que se extendió a lo largo de 110 días. El mismo tiempo que estuvo preso Zannini. «Hace muchos meses que estamos presos por decisión de Macri. Pero todavía hay más presos políticos. Y hay que seguir luchando para que no quede ni un solo preso político», exhortó el matancero. 

Una vez fuera del penal, Zannini y D’Elía cumplieron con lo que habían adelantado. Primero el exsecretario legal y técnico, luego el dirigente social, enfilaron hacia la movilización por el 24 de Marzo. Un rato después, Zannini apareció en el túnel de la Avenida del Libertador, entre las calles La Pampa y Teodoro García, entre Belgrano y Palermo. Por allí marchaba la columna de Unidad Ciudadana que encabezaba La Cámpora y de la que formaban parte buena parte de las agrupaciones del kirchnerismo. «La caravana de los sueños», como la definieron algunos de sus organizadores, retomando una vieja definición de Néstor Kirchner, cruzó toda la ciudad de norte a sur, desde la ex ESMA hasta la Avenida 9 de julio. Mientras unos 30 mil manifestantes avanzaban por Libertador, Zannini compartía su felicidad con Máximo Kirchner, Andrés Larroque, Eduardo «Wado» De Pedro, Mayra Mendoza y Mariano Recalde.

Zannini caminó diez cuadras a la par de los manifestantes y después se subió a un auto que lo llevó hasta las inmediaciones de Plaza de Mayo. Allí fue recibido por militantes de la agrupación HIJOS, quienes lo acompañaron hasta el  escenario. El acto de los organismos de Derechos Humanos todavía no había empezado: Zannini subió en soledad al palco y se limitó a saludar. «Olé, olé, olá/ Chinooo/ Chinooo», coreó entonces la multitud. 

 Mientras esto sucedía en la Plaza de Mayo, D’Elía se había incorporado como un caminante más a la manifestación que llegaba a la 9 de Julio, tras recorrer los 13 kilómetros que separan al centro porteño de la ex ESMA. El matancero no había pasado por su casa del Barrio El Tambo, Isidro Casanova. Apenas había atinado a cambiarse la camisa que llevaba al salir de Ezeiza, por una chomba azul. «Hoy (por el sábado) me levanté a las 7:50 y Radio 10 decía que el Tribunal Oral había concedido mi libertad. Fiesta en el pabellón», contó D’Elía en diálogo con Tiempo.

Para el recién liberado fue toda una experiencia participar de la caravana. Cuando la gente lo reconocía se ponía a llorar, se abalanzaba sobre él, le pedía selfies. «¡Grande Luis! ¡Fuerza, Negro!», le gritaban. Un D’Elía entero pero mucho más canoso asimilaba el afecto con bastante autocontrol. «Estar en la cárcel te ayuda a comprender mucho más el mundo de los pobres. En la cárcel están los pobres, un poco de clase media y ningún rico. Ahí no hay ningún pabellón Panamá Papers», aseguró, reflexivo. «Mi familia hoy es mucho mejor que hace cuatro meses», agregó luego, en tono intimista. En materia política, el referente de La Matanza llamó a construir la unidad más amplia posible. «Desde Felipe Solá a la izquierda, hay que ir juntos para terminar con esto», convocó. «