El tribunal que condenó al ex vicepresidente Amado Boudou por la causa Ciccone rechazó revisar su propia sentencia, después de que se conociera que Alejandro Vandenbroele, cuya confesión resultó fundamental para la sentencia, había percibido un millón y medio de pesos del gobierno de Mauricio Macri para instalar un hotel boutique en Mendoza, como presunta contraprestación por su “colaboración” con el esclarecimiento de la causa.

El tribunal oral federal número cuatro rechazó “in límine” y en durísimos términos el planteo formulado por los defensores del también condenado Rafael Resnick Brenner, los abogados Gabriel Iezzi y Ana Laura Palmucci.

La defensa de Resnick Brenner, ex empleado jerárquico de la AFIP, pidió que el tribunal que lo condenó “revoque la sentencia, por cuanto estiman que es fraudulenta”.

Vandenbroele, según esa hipótesis, declaró en contra de sí mismo para obtener una condena menor pero involucrando a Boudou en un delito por el que hoy está preso.

Ello, a cambio de un supuesto acuerdo espurio con las autoridades del Ministerio de Justicia, que –de acuerdo con la hipótesis- le pagó con una fuerte suma de dinero para que emprendiera su iniciativa comercial del hotel boutique.

Pero los jueces Daniel Obligado y Jorge Gorini consideraron que “es inaudito que se pretenda que este Tribunal se adentre a investigar los presuntos acontecimientos que invocan los defensores, en aras de proceder a revocar la sentencia”.

Ambos reconocieron, no obstante, que las condenas no están firmes, pese a lo cual Boudou y su ex socio y amigo José María Núñez Carmona están presos.

En efecto, el fallo admite que “están pendientes de decisión ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, los recursos de queja deducidos por las defensas de Amado Boudou, José María Núñez Carmona, Nicolás Tadeo Ciccone, César Guido Forcieri, y también el interpuesto por Iezzi y Palmucci en representación de Rafael Resnick Brenner”.

El tercer juez del tribunal, Néstor Guillermo Costabel, fue más allá: indicó que Vandenbroele no se acogió al régimen del arrepentido en esta causa sino en la conocida como Ciccone II, en la que “se investiga la presunta inyección de fondos que habrían sido empleados para la adquisición -y toma de control- de la empresa -denominada por entonces- Ciccone Calcográfica S.A.”.

Sin embargo, subrayó que Vanderbroele, al prestar declaración en la causa en la que fue condenado Boudou, formuló “un relato confesorio, que fue valorado como un elemento más -y no dirimente-, a los fines de acreditarse algunas circunstancias involucradas en las imputaciones que pesaban sobre él mismo y los restantes enjuiciados”.

¿Cuándo tuvo lugar esa confesión? Después de que Vandenbroele se había acogido al régimen del imputado colaborador en la otra causa.

¿Y qué obtuvo de esa “confesión”? Según el propio juez Costabel, fue “una causa de atenuación subjetiva del reproche, para mensurarse -junto a otros extremos-las penas que recayeron a su respecto”.

O sea, una pena menor por haber colaborado en la condena contra Boudou y Núñez Carmona.

Pese a eso, el magistrado calificó como “despropósito” y “tergiversación de la realidad” el planteo de la defensa de Resnick Brenner y rehusó revisar lo actuado sobre la base del dato nuevo sobre el supuesto acuerdo entre Vandenbroele y el gobierno de Macri.