Tres de los senadores que se contaban entre los indecisos definieron su voto a favor de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). Una fue la entrerriana Stella Maris Olalla (UCR), del Movimiento Popular Neuquino, Lucila Crexell que en 2018 se había abstenido y el salteño Sergio Leavy, que había votado en contra también. Fue un momento clave en la definición del poroteo en el debate. 

El Poder Ejecutivo estuvo siguiendo el debate de cerca. Mientras dos ministros se hicieron presentes en el Senado, la de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, y el de Salud Ginés González García. De esa cartera también concurrió la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, acompañada de la asesora presidencial Cecilia Nicolini. La secretaria de Legal y Técnica y autora del proyecto que lleva la firma del presidente, Vilma Ibarra también siguió el debate desde los palcos del recinto, acompañada por la asesora presidencial sobre género Dora Barrancos y la histórica militante feminista Nelly Minyersky. En tanto, el presidente, seguía el debate desde la Quinta de Olivos.

La primera senadora indecisa en revelar su voto fue Olalla, quien argumentó que “mantener la prohibición no eliminará el sistema clandestino que existe”, expresó la legisladora antes de anunciar que votaría a favor de la ley que legaliza el aborto.

“Se trata de una cuestión de derechos y que el Estado debe elegir la continuidad o no de un embarazo de acuerdo con la voluntad de la mujer”, indicó. “El Estado argentino es un estado laico, como dice la Constitución, que debe ser independiente de las cuestiones religiosas”, sostuvo la senadora.

Le siguió la neuquina Lucía Crexell del partido provincial de Neuquén. “No cambié mis creencias personas ni mi modo de pensar sobre el aborto. Lo que cambié fue el enfoque desde el que se debe abordar. No se trata de feminismo o religión. El aborto clandestino es una causa que mata, lastima y escribe historias muy tristes de este país. Historias que muchos se niegan a ver”, afirmó. “No me es indiferente el drama del aborto clandestino. La ley no le cambia en nada a los que se oponen, pero si a los que no la tienen. Negarse y negar la realidad de tantos abortos que existen en el país es un gran acto de hipocresía”, sentenció.

El tercer senador indeciso es Sergio Leavy, de Salta, quien en 2018 votó en contra y ahora a favor. El aborto no lo queremos, pero existe» dijo. «Hay mujeres que deciden no ser madres y ahí debe participar el Estado para resolver esa situación» sostuvo. «En 2018 voté en contra porque era una ley totalmente diferente. Me di cuenta que esto no se trata de mí, de mis creencias y formación, sino que compete a muchas mujeres», señaló el senador que se reunió con el presidente Alberto Ferández.

“Esta ley no obliga a abortar, no promueve el aborto, solo le da un marco legal y seguro, para que las mujeres puedan hacerlo sin que mueran en el intento. No se trata de estar a favor del aborto sino de la vida de las mujeres. Si mi voto hace que una mujer no pierda la vida, voto a favor de esta ley y que sea Dios y la Patria quienes me lo demanden”, dijo el salteño.

Más temprano se había logrado sumar el voto del ríonegrino Alberto Wereltineck y también del entrerriano Edgardo Kueider, cuando el Poder Ejecutivo anunció a través de la miembro informante, la senadora pampeana Norma Durango, anunció que luego de la sanción, durante la reglamentación, se quitaría la palabra “integral” de la definición adoptada de la Organización Mundial de la Salud.

Aborto: un cambio en el texto de la ley sumó dos votos y garantizaría su sanción

El debate seguía, pero ya con los números suficientes para que el movimiento feminista y el oficialismo pudiera seguirlo con más tranquilidad y sin incertidumbre. Esta vez, el aborto ilegal transitaba su final.