Desde el cinco de diciembre las cárceles dependientes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) están en huelga de hambre: personas detenidas denuncian una brutal represión y torturas sistemáticas. Traslados arbitrarios y una constante vulneración de sus derechos. Tiempo Argentino dialogó con María Medrano, referente de la organización política y feminista Yo No Fui destinada a trabajar en penales.

“Estamos en contacto con varias cárceles, sobre todo de mujeres. Sabemos que el SPB  está cada vez más intolerante con el tema de la huelga de hambre. En la Unidad 51 de Magdalena este sábado en horas de la noche hubo una brutal represión, dos chicas estuvieron recluidas en un buzón -celda de castigo-  una de ellas convulsionando. Cuando nos enteramos de esta terrible situación dimos aviso de inmediato a la Comisión Provincial por la Memoria”, cuenta Medrano, a Tiempo.

“Al día siguiente estas dos chicas fueron trasladadas y todavía no sabemos en qué penal están. A través de las cárceles con las que tenemos contacto sabemos que ya son más de 20 los penales que están en huelga. Las pibas nos trasmiten que están siendo reprimidas, torturadas y que no reciben atención médica. Entendemos que el gobierno entrante se va a encontrar con esta situación que es muy grave y que será un desafío”, continúa.  

El clima que hay en las cárceles es alarmante. El sistema penitenciario está protagonizando una grave violación a la Convención Americana sobre los Derechos Humanos y al Pacto Internacional sobre los Derechos Civiles y Políticos de las personas.   

“Desde Yo No Fui pedimos al gobierno entrante el cese de la represión que están sufriendo las mujeres y hombres en los penales del SPB. También que se preste atención a todas las cárceles del país que a lo largo de la historia han sido olvidadas. La huelga se origina a partir de que el servicio penitenciario dejó de repartir los alimentos”, explica Medrano. Y agrega con vehemencia. “Esto sucedió porque la gobernadora María Eugenia Vidal dejó de pagar el servicio de cáterin que proveía la alimentación para todas las cárceles provinciales. Entendemos que la situación de las cárceles es un gesto más del gobierno fascista que se fue”.

De algún modo la historia tiende a repetirse. La población carcelaria está sufriendo la hostilidad sistemática que también padecieron aquellas personas que resultaron víctimas de las oscuras noches dictatoriales de la Argentina.

“Sabemos que las cárceles de nuestro país fueron lugares clandestinos de detención, aislamiento, despojo, abandono, torturas y exterminio de personas. En los últimos cuatro años quienes trabajamos en estos lugares vimos que la situación empeoró en gran manera. Todas las modificaciones de las leyes que hizo el ejecutivo saliente son las que produjeron un gran incremento de la población carcelaria. También que hoy haiga hacinamiento en los penales. Todo esto genera más violencia en la cotidianidad del encierro punitivo y la vulneración constantes de los derechos todas las personas que padecen el cautiverio”, enfatiza Medrano.

La educación es un Derecho Humano fundamental. Las personas que no pueden acceder a estos espacios de aprendizaje involucionan. El discurso de “reinserción” que sostienen desde el Ministerio de Justicia y la Jefatura del SPB asegura que aíslan a las personas que cometen delitos para capacitarlas y ayudarlas a generar herramientas que les permitan desenvolverse de un modo correcto en el mundo libre. Sin embargo, en la práctica funciona de una manera diferente.  

“Mujeres y hombres que permanecen en prisión, en su gran mayoría, no pueden acceder a los espacios educativos y culturales. Esto produce que la vida en el encierro sea una tortura constante. Necesitamos visibilizar esta situación en profundidad porque el SPB es quien está generando todos los conflictos para que las personas presas reacciones y de este modo tener motivo para reprimirlos y torturarlos. Desde Yo No Fui vamos a seguir interviniendo y acompañando a la población carcelaria para poder informando esta terrible situación”, concluye la referente feminista.