Este martes, el presidente Alberto Fernández le hablará a las legisladoras y legisladores, y al pueblo argentino, en medio de la definición del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. El contexto será además el del lanzamiento de su precandidatura  para 2023 y el primer encuentro público con Cristina Fernández tras la abierta crisis de la coalición oficialista. Dentro del recinto de Diputados se concentrará toda la dirigencia política nacional, incluso los cuatro integrantes de la Corte Suprema que intentaron anticipar un posible faltazo y no pudieron. Afuera, el Movimiento Evita, algunos sindicatos de la CGT e intendentes del conurbano van a “dar color a la Plaza de los Dos Congresos”.

Fuentes del gabinete aclararon que este martes no se pretende hacer un gran despliegue en las afueras del Congreso, pero sí brindar un apoyo al mensaje del presidente, según lo acordaron el último miércoles en una reunión en el PJ de la que participaron Héctor Daer, Juan Manzur y Santiago Cafiero, pero ningún dirigente de La Cámpora. Es que esta semana Alberto Fernández comenzó a realizar actos políticos y no sólo de gestión. El miércoles estuvo con la Juventud Universitaria Peronista en la Universidad de La Plata, ciudad en la que conviven la línea albertista de la diputada Victoria Tolosa Paz y la cristinista y titular del Instituto de Cultura de la provincia Florencia Saintout. Luego estuvo en Catamarca, donde se mostró en un acto del PJ con la senadora Lucía Corpacci. Cerca de Alberto sostienen que es “lógico y natural que un presidente en ejercicio tenga aspiraciones de renovar” y repiten lo que todos dentro del Frente de Todos ya saben: cualquier precandidato del peronismo tiene que contar con la base de un saldo positivo de esta gestión. Evalúan que la recuperación económica sellará la suerte de la precandidatura del presidente y si todo sale como lo esperan, es difícil que otro precandidato pueda ser competitivo.

Según cuentan en su entorno, la estrategia albertista para lograr la candidatura del peronismo en 2023 es participar y ganar una gran PASO y así lograr legitimidad propia en base a una elección interna, y no como consecuencia de un acuerdo entre dirigentes. Alberto quiere ser candidato por sí mismo y dejar de ser el elegido por Cristina Fernández.

Es que, en la gran PASO a la que él mismo convocó en noviembre pasado, no hay nadie anotado de manera formal todavía, y sí muchas especulaciones. Sin embargo, dentro de Casa Rosada hay un ministro que desde que levantó su perfil con su renuncia, no lo volvió a bajar. Eduardo “Wado” De Pedro viaja este domingo a España a encontrarse con dirigentes políticos y funcionarios, y participar del Mobile World Congress (Congreso Mundial de Móviles) sobre comunicación celular, que se celebra en Fira (Feria Internacional de Barcelona), con el objetivo de conocer los avances en tecnología aplicada a la producción. Allí se reunirá con la primera alcaldesa mujer, Ada Colau, una de las fundadoras de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en Barcelona en 2009. En tanto, en Madrid, De Pedro tiene pautados dos encuentros, uno con su par español, el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska y con la ministra de Trabajo y dirigenta de Unidas Podemos, Yolanda Díaz.

De esta manera, De Pedro inaugura una agenda internacional que este año lo llevará a Israel, donde estudiará el uso del agua y los sistemas de riego, a fines de abril, junto con algunos gobernadores. Pero antes, acompañará a Alberto entre el 14 y el 16 de abril a los Emiratos Árabes Unidos para participar de la Expo Dubai y luego a Arabia Saudita. En todos lados, intercalará reuniones políticas con reuniones con sectores vinculados al desarrollo tecnológico. El trabajo político de “Wado” fue escalonado. En 2020 tendió vínculos con los gobernadores desde su ministerio; en 2021, con empresarios; y en 2022 quiere desplegarse en el plano internacional. En ese marco, el ministro del Interior tiene permiso de Alberto Fernández para faltar este martes a la Asamblea Legislativa.

Por lo pronto, dentro del recinto, el presidente se encontrará con la vicepresidenta Cristina Fernández, y con Máximo Kirchner, tras el cuestionamiento público a los resultados de la negociación con el Fondo. Alberto trazó una estrategia de reconciliación con los dirigentes de La Cámpora de su gobierno: muestras de afecto público hacia “Wadito”, como lo llamaba siempre al ministro del Interior y acto conjunto con Luana Volnovich en Casa Rosada para anunciar la libre elección de médicos en la cartilla del PAMI. El objetivo es preparar el terreno para que las diferencias sobre el acuerdo con el FMI no se vean agrandadas por un mal clima de convivencia dentro de la coalición.

Al cierre de esta edición, la discusión con el Fondo estaba  trabada en el punto de tarifas. El avance de Vladimir Putin sobre Ucrania puede derivar en un aumento del precio del gas a nivel mundial, justo cuando el gobierno argentino está negociando en un doble plano cuán grande será la quita de subsidios a la energía este año: hacia afuera con el FMI y hacia adentro con el kirchnerismo, con quién acordó que la suba no sea mayor al 20% en 2022.

Es que el acuerdo con el Fondo -que podía ingresar este lunes feriado o incluso el miércoles- teñirá el discurso presidencial, cuyos lineamientos políticos y económicos son los acordados con el organismo. Si bien en Rosada hay hermetismo sobre el texto que elabora por estas horas el asesor presidencial Alejandro Grimson junto al presidente, se especulaba con que el eje este año será la economía, en particular, la búsqueda de crecimiento con distribución, en medio de la convivencia con las exigencias trimestrales del FMI. Despegarse de la autoría de ese endeudamiento sigue siendo uno objetivo central. Así lo expresó el propio presidente este miércoles junto a militantes: «Los 45 mil millones de dólares de deuda al FMI tienen un nombre y no es el mío». «