El presidente Alberto Fernández mantuvo este viernes una reunión a solas con el papa Francisco, que se extendió durante 44 minutos y se desarrolló en la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano.

Tras el encuentro, en el marco del intercambio protocolar de obsequios, el papa Francisco le pidió al presidente Alberto Fernández que «sean mensajeros de la paz», al entregarle una escultura con forma de medallón que simboliza la paz y que contiene un olivo, una vid y una paloma, según le explicó el propio pontífice al mandatario.

«Este lo elegí yo para que sean mensajeros de la paz», expresó, en tanto Alberto Fernández le entregó, a su vez, un busto del Siervo de Dios conocido como «Negro Manuel», un libro sobre los cafés porteños y un tejido elaborado en un telar artesanal por jóvenes de la asociación civil Granja Andar.

El clima contrastó con la primera reunión oficial que mantuvo el Papa con el entonces presidente Mauricio Macri en 2016, con la evidente incomodidad del ex mandatario y los gestos de mal humor del religioso. Ese encuentro ex entendió por apenas 22 minutos, exactamente la mitad que este. 

«Santo Padre, qué gusto verlo», le dijo el presidente Alberto Fernández al papa Francisco en su primer contacto en la Sala del Tronetto, contigua al lugar de la reunión, mientras que el Sumo Pontífice le respondió con un «bienvenido».

Luego, al cederle el paso para ingresar a la Biblioteca del Palacio Apostólico, Francisco le dijo «primero el monaguillo».

En tanto, tras la finalización del encuentro a solas, comenzó a las 10:27 hora local (6:27 de la Argentina) y que finalizó a las 11:11 hora local (7:11 de la Argentina), tuvo lugar el momento del intercambio de obsequios, ya con la participación de la primera dama, Fabiola Yañez, y funcionarios que integran la delegación.

«Ella trabaja con Scholas», planteó el pontífice cuando el presidente el presentó a la Primera Dama, recordando la visita que Yañez había hecho a las oficinas de la fundación pontificia en Roma el pasado 13 de diciembre.

Luego saludó uno por uno a los miembros de la delegación: bromeó con el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz («haciendo travesuras», le dijo); habló con el canciller Felipe Solá sobre «cuántos años» que no se veían; abrazó al secretario de Culto, Guillermo Olivieri, y saludó entre sonrisas al secretario de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi, y a la ministra de Justicia, Marcela Losardo.

Luego, en un gesto inusual, Francisco firmó en el momento uno de los cinco escritos que le regaló al presidente: la exhortación apostólica de 2019 dedicada a la juventud, «Christus Vivit».

En un clima distendido, el Papa, luego, le planteó al mandatario la importancia de que los gobernantes «no pierdan el sentido de humor», antes de leerle una cita de Santo Tomás Moro del siglo XV, tomada de uno de sus escritos.

Al recibir el libro sobre la fraternidad humana que Bergoglio publicó en 2019 junto a los líderes musulmanes, Fernández recordó que el texto fue comentado la semana pasada durante la conmemoración de los 75 años de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, de la que el mandatario participó en Israel.

Previo al encuentro con el Papa, el mandatario participó de una misa «por la reconciliación» en la Basílica de San Pedro, junto a la primera dama Fabiola Yañez, una ceremonia celebrada por el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo.