Alberto Fernández y Luiz Inácio Lula da Silva volverán a verse este martes en Brasilia. Será la tercera vez que los presidentes de Argentina y Brasil se reúnen en el año, luego de los encuentros que mantuvieron en la capital del gigante amazónico el 1° de enero, durante la asunción del mandatario brasileño y, en Buenos Aires, 22 días después. La nueva bilateral se concretará tras las reuniones que ambos mantuvieron por separado con el mandatario norteamericano Joe Biden, en Washington, y luego del viaje que Lula concretó a Beijing en una ambiciosa agenda con su par chino Xi Jinping.

El jueves pasado Fernández y Da Silva tuvieron una conversación por zoom. Fue comunicada como un diálogo previsto para revisar la marcha de los acuerdos de la cumbre del 23 de enero, pero sucedió en medio de una semana crítica por una nueva corrida cambiaria que empujó al dólar paralelo en la línea de los 500 pesos. La reunión de este martes surgió de esa comunicación, en un momento donde Lula no oculta su predisposición para ayudar a la gestión de Fernández en este escenario.

Los acuerdos de enero pueden ser un puente para hacerlo, pero la atención estará puesta en dos ejes: el aumento del comercio bilateral y el financiamiento de la segunda etapa de construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que comunica el yacimiento de gas no convencional de Vaca Muerta y dentro de poco llegará a la localidad bonaerense de Saliqueló.

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El otro punto clave tiene que ver con el Mercosur. Argentina tiene la presidencia temporaria hasta julio y luego estará en manos de Brasil. Fuentes oficiales confiaron que uno de los ejes será «apuntalar el acuerdo con la Unión Europea, que se sigue negociando con buena predisposición de ambas partes, pero es necesario que sea revisado porque por las cuestiones ambientales que plantean los europeos afectarían notoriamente las exportaciones del bloque». Lula había prometido en su campaña que avanzaría con el acuerdo Mercosur-UE, pero el gobierno argentino advierte que así como está podría afectar muy duro a la industria y también al sector agrícola.

El viernes, un día después de la comunicación por zoom, el ministro de Economía, Sergio Massa, tuvo una reunión con empresarios argentinos para «profundizar el comercio con Brasil». Fue leída como la previa de la bilateral de este martes, dentro de la idea de implementar mecanismos para agilizar el intercambio.

Uno de los acuerdos firmados en enero establecieron el compromiso de utilizar «instrumentos que aumenten y faciliten el comercio sin obstáculos, a través de la ampliación del uso del Sistema de Moneda Local (SML), incorporando el comercio de servicios y la implementación de líneas de crédito en reales para dinamizar el comercio bilateral y facilitar los flujos financieros en el sistema, aumentando la previsibilidad de las transacciones».

Este sistema fue firmado entre Argentina y Brasil en 2008 y en 2010 se sumó Uruguay. Fue creado para concretar operaciones «en las monedas de los países que integran el Mercosur para que las transacciones tengan un costo menor porque se logran mejores tasas de cambio, a partir de los convenios bilaterales pactados por los bancos centrales de cada país».

Además de los temas vinculados al mercado común y a la relación bilateral, también sobrevolará la tensión entre Estados Unidos y China sobre sus influencias en la región. El 10 de febrero, cuarenta días después de asumir, Lula se reunió en la Casa Blanca con Biden. El 30 de marzo Fernández hizo lo propio en una bilateral en la que buscó el respaldo norteamericano en el FMI y obtener financiamiento de organismos internacionales.

Dos semanas después llegó a Buenos Aires la subsecretaria de Estado Wendy Sherman para avanzar con la hoja de ruta pactada en Washington. Fue en los mismos días del viaje que Lula realizó a China para participar de la asunción de la expresidenta Dilma Rousseff como titular del Banco del BRICS, el bloque regional integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

El acercamiento de Lula con China cosechó críticas en Estados Unidos y advertencias veladas de la Casa Blanca, pero revela que Brasil profundizará ese vínculo en el marco del BRICS, donde hay apoyo unámime para se sume Argentina. Resta formalizar la decisión al nivel de presidentes y establecer un mecanismo de ingreso.

En ese contexto geopolítico viajará Fernández a Brasilia. Lo hará acompañado por el canciller Santiago Cafiero. Podría sumarse Massa, aunque todavía no fue confirmado en la comitiva que, apenas aterrice, será recibida por el embajador argentino Daniel Scioli.