Alberto Fernández da suma relevancia a la relación entre Argentina y México. Como candidato realizó una gira que lo llevó a España, Portugal, Perú y Bolivia, donde fue recibido por los mandatarios de cada uno de estos países. En dicha gira estaba previsto visitar México, pero debió postergarse por la decisión del gobierno mexicano de respetar escrupulosamente el hecho de que Alberto Fernández era uno de los candidatos a presidir Argentina, ni presidente en funciones ni electo.

En su carácter de presidente electo, Alberto Fernández hizo su primer viaje al exterior con destino a México, y este 4 de noviembre fue recibido en Palacio Nacional por Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. Conversaron por unos noventa minutos e inmediatamente después, en un gesto muy significativo, el presidente de México invitó a almorzar al presidente electo de Argentina.

Aún no se conocen los pormenores de lo tratado en esos noventa minutos y durante el almuerzo posterior, sí se sabía que en la agenda de Alberto Fernández un tema central era el intercambio comercial. En su conferencia diaria, matutina (la “mañanera”, como se la conoce popularmente), a pregunta expresa López Obrador destacó: “En lo que podamos, vamos a ayudar al nuevo gobierno argentino en materia de intercambio comercial, eso le expresé al mandatario electo, Alberto Fernández, cuando lo llamé para felicitarlo por su triunfo electoral”. También se refirió a su interés por que se conozca la experiencia de México de optar por cambios y no seguir con la misma política económica (neoliberal), así como la decisión de combatir la corrupción y practicar una estricta austeridad en la gestión de gobierno.

Argentina y México comparten una serie de intereses fundados en la condición de ambos países como integrantes de América Latina, la historia y la necesidad de enfrentar desafíos similares en lo económico, los social y lo político.

Sin embargo, la visión de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, y el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, no parecen coincidir plenamente.

En materia de política nacional, mientras López Obrador ha señalado reiteradamente que el suyo no es simplemente un nuevo gobierno sino un nuevo régimen, que se plantea “poner fin al régimen neoliberal” mediante disputarle el poder a la oligarquía –a la que llama por su nombre– más allá de los presidentes en turno del régimen neoliberal que ejerció el poder en México entre 1982 y 2018, Alberto Fernández –y no sólo él, sino la abrumadora mayoría de la dirigencia política argentina– no hace referencia a la oligarquía que en Argentina usurpó el poder y el gobierno en 1976, que desde 1983 cede el gobierno por turnos a algún candidato que se identifica con el sector nacional y popular, pero que no suelta el poder real y se dio el lujo de colocar por elección popular a uno de los suyos, Mauricio Macri, en 2015.

En materia de política internacional, más precisamente regional, existen coincidencias en cuanto a la necesidad de fortalecer la integración de América Latina, pero las diferencias aparecen cuando se trata de casos puntuales, como el de la posición frente a la situación en Venezuela. López Obrador aplica la política histórica de México: el irrestricto respeto por la autodeterminación de los pueblos y la no intervención en asuntos de otras naciones. Por su parte, Alberto Fernández ha ido variando su posición. En un primer momento hizo declaraciones de carácter intervencionista al calificar negativamente la condición del gobierno venezolano que encabeza Nicolás Maduro y cuestionar el valor de la democracia en el hermano país; más recientemente señaló su coincidencia con la postura de México y Uruguay de respeto a lo no intervención en los asuntos de Venezuela.

Se están generando muchas expectativas respecto a la posibilidad de que entre Argentina y México se logre consolidar una relación que permita potenciar el retorno de políticas progresistas en América Latina. En el caso de México está muy clara la posición de disputarle el poder a la oligarquía local y de mantener un irrestricto respeto a la soberanía de otros países. En el caso argentino está pendiente conocer con claridad la política del nuevo gobierno, que va de la mano de los acuerdos y divergencias entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, la líder política con indiscutido respaldo popular que designó a aquél como candidato a presidente, un político de reconocida inteligencia y autonomía, porque tanto en materia de política interna como internacional, han manifestado diferencias, si no insalvables, claramente diferenciadas públicamente. El tiempo y los hechos dirán.