“Las infecciones registradas en el personal de salud son una prioridad para este ministerio”, asegura el secretario de Calidad en Salud, Arnaldo Medina. Es 1° de mayo pero en la cartera sanitaria hace semanas que no existen los días no laborables. El responsable de alistar el sistema de salud recibe a Tiempo en su oficina minutos después de reunirse con el titular de la cartera, Ginés González García, con quien ultimó los detalles del plan nacional para el cuidado del personal que será presentado en los próximos días.

“En este momento los trabajadores de la salud son el 15% de los contagiados y es un dato certero, porque nuestro país es uno de los pocos que incluyó el reporte obligatorio en el sistema de vigilancia epidemiológica”, explica. “Lo que sabemos, además, es que la mayor cantidad de infectados no fue en el tratamiento directo del paciente. Sino que hubo contagios horizontales entre los propios trabajadores”, detalla.

Por eso el plan busca asegurar la coordinación operativa en todos los niveles (nacional, provincial, municipal y dentro de los establecimientos) y garantizar la participación de todos los actores en los comités de emergencia, incluidos gremios y sociedades científicas. También prevé instancias de formación en bioseguridad para que los trabajadores conozcan la correcta utilización de los elementos de cuidado. Y, por último, establece criterios de organización institucional que incluyen, entre otras medidas, un orden para la circulación de las personas dentro de los hospitales.

-¿Cómo evalúa la situación actual del sistema de salud?

-El aislamiento obligatorio nos dio margen para preparar la infraestructura. El aplanamiento de la curva nos permitió correr el pico y pudimos avanzar en el equipamiento, lo que nos da tranquilidad. Hoy empezamos a tener otras prioridades: más que los respiradores, los equipos de protección personal. La Argentina es uno de los pocos países en el mundo con producción local de respiradores, lo que nos da un factor de soberanía muy importante. Y para la producción de insumos de protección personal estamos trabajando en la reconversión de la industria textil. Ya se están produciendo los barbijos N95 y las telas hidro-repelentes y hemo-repelentes, que se usan para hacer camisolines. Así que la mayor respuesta para cubrir la demanda de estos elementos de protección saldrá de nuestro país.

-¿Cómo se distribuirán?

-A partir de indicadores demográficos y epidemiológicos. Hay provincias que están en peor situación y necesitan mayor cantidad de insumos. Utilizamos para esto el principio de equidad, que no es dar a todos lo mismo. Sino priorizar a aquellos que más lo necesitan.

-¿Cuáles son las urgencias del momento?

-Hoy un tema muy vigente es la necesidad de controlar la difusión de casos en los barrios más vulnerables. Se vio en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano. Los municipios están muy activos para tratar de que los pacientes de esos barrios puedan cursar la enfermedad aislados. Ya empezaron a funcionar los hospitales de campaña y tenemos unas 15 mil camas disponibles en el AMBA para eso.

¿Cómo se administra una pandemia?

-En el Reino Unido quisieron trabajar una inmunización administrada desde el comienzo, no pusieron muchas restricciones y les fue mal. Terminaron cerrando todo más tarde y sufrieron mucho. De hecho, el contagio del primer ministro fue una metáfora. En EE UU o Brasil quisieron adoptar otra estrategia: ignorar la pandemia. Y vemos lo que pasa. Por eso es muy difícil especular. Hoy tenemos una buena curva que crece lento. No sabemos cuándo será el pico, pero seguramente ya estemos hablando de junio o julio. Ahora se viene el frío y la necesidad de una mayor apertura para la cuestión productiva del país, que no se debe abandonar. Lo bueno es que para contrarrestar eso ya hay una mayor inteligencia social y un cambio en la cultura de las personas. Sabemos que la apertura será controlada con mucho eje en los medios de transporte, pero el riesgo de contagio va a aumentar.