La semana pasada, durante una entrevista con la CNN en español, Eduardo de Montmollin, actual titular de SBASE, reconoció públicamente que en los manuales de los trenes adquiridos en 2011 (durante la gestión de Mauricio Macri) constaba que los vagones contenían asbesto pero fueron desestimados “porque no había forma de validar si eso era cierto o no”. Por otro lado, reconoció en la misma entrevista que los manuales “pudieron no ser leídos en su totalidad por lo extensos que eran”. 

Este año presentamos una denuncia penal contra Horacio Rodríguez Larreta en su calidad de Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri en su calidad de jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en el momento en que se compraron los trenes, Eduardo de Montmollin, Presidente de SBASE, Ezequiel Jarvis, Subsecretario de Trabajo, Industria y Comercio del GCBA, Fernando Cohen, Director General de Protección del Trabajo del GCBA, Juan Pablo Piccardo, Presidente de SBASE en 2011 y quienes resulten penalmente responsables por el delito de contaminación tipificado en el artículo 55 de la Ley No 24.051 Ley de Residuos Peligrosos, por la compra de vagones a España que contenían asbesto. 

Las 60 formaciones Mitsubishi de la línea B contienen amianto en sus techos y paredes, ya que fueron diseñadas para circular en Japón bajo temperaturas extremadamente frías y el amianto es un material que funciona como aislante térmico eléctrico. Más de 230.000 personas la usan por día y 763 personas trabajan en sus talleres, estaciones y trenes. La línea C, cuenta con los vagones Mitsubishi “Nogoya” (ciudad japonesa) mientras que en la línea E circulan los General Electric y Fiat, ambos contienen piezas con asbesto.

El asbesto se encuentra prohibido en más de 50 países hace más de 20 años. En nuestro país la producción, importación, comercialización y uso del asbesto está prohibida desde el 1° de enero de 2003. El macrismo gobierna la Ciudad de Buenos Aires desde hace 12 años, y no sólo no ha mejorado el estado y la calidad del Subte sino que ha participado de la polémica compra de dichos vagones contaminados.

En una nota publicada por el diario El País en Agosto de este año titulada “Amianto en Metro Madrid: ¿cuánto tardará la muerte en ser una rutina?” se afirma que teniendo en cuenta la exposición de los trabajadores en el metro como también el entorno del mismo (como estaciones, escaleras, mismo la ropa de trabajo) las enfermedades derivadas del contacto con el amianto podría llegar a causar las 1.900 muertes al año. 

Ya fallecieron 2 empleados del Metro de Madrid que estuvieron expuestos al material tóxico, lo cual derivó en asbestosis y cáncer de pulmón. Otros tantos trabajadores tienen diagnosticada la asbestosis. La justicia madrileña imputó a los siete responsables del área de Salud y Prevención de Riesgos del Metro tras la denuncia de la una Fiscalía por delitos contra los derechos de los trabajadores, homicidio imprudente y lesiones por imprudencia. La magistrada a cargo los llama a declarar los próximos 3 y 12 diciembre en la causa abierta por ocultar a los trabajadores el riesgo que corrían al manipular piezas con este material. 

Actualmente se realizaron chequeos médicos a 180 trabajadores del subte de Buenos Aires, a 11 se le encontraron placas pleurales, que pueden significar un síntoma o manifestación de una enfermedad grave como asbestosis o cáncer de pulmón. Tras estos resultados alarmantes, se extenderán los análisis a 1200 trabajadores más. 

El amianto se pega en la ropa y es contagioso por exposición. El nivel de exposición para los usuarios es menor que el que tienen los trabajadores, pero las fibras están en el aire y todo depende del tiempo de exposición y de la suerte. El amianto se aloja en los pulmones, siendo la primera manifestación a dicha exposición el engrosamiento de la pleura. Es una enfermedad silenciosa, el tiempo de latencia puede ser de 40 años y las primeras afecciones pueden registrarse luego de 15 años.

Es urgente un plan integral para desabestizar y eliminar la fuente de contaminación en el material rodante, en las instalaciones fijas y túnel del Subte. La situación a la que nos enfrentamos es otra clara muestra de cómo el gobierno de Larreta, con sus ya conocidas prácticas y falta de sensibilidad, no tiene ningún problema en exponer a trabajadores y a usuarios a problemas graves de salud. Todos podemos estar expuestos y las consecuencias a largo plazo pueden ser mucho más graves de lo que imaginamos.