Las puertas de las plantas abiertas y la conciliación obligatoria no parecen ser el fin del conflicto. El vértigo de los acontecimientos que deben enfrentar los trabajadores y el comunicado de la empresa argumentando un cambio en su programa de negocios para justificar los despidos deja expuesto un panorama poco alentador.

Los trabajadores que el miércoles no pudieron ingresar a las plantas de Munro y Baradero comenzaron a recibir los telegramas de despidos durante la mañana del jueves. En ese marco se espera por el resultado de la audiencia que el Sindicato de Químicos y Petroquímicos mantendrá con representantes de la firma en La Plata.

Las expectativas de los trabajadores para la reunión que se lleva a cabo en la capital bonaerense no son las mejores ya que el antecedente es el encuentro que se realizó ayer por la tarde en el Ministerio de Trabajo en el cual no se llegó a un acuerdo.

Por otra parte, el secretario adjunto de la organización gremial, Diego Salas, señaló que más allá del cierre de las plantas de Munro y Baradero, las plantas de Pilar en la provincia de Buenos Aires y la cordobesa de Río Tercero «no registran actividad laboral».

La planta que cerró en Baradero, en la que trabajaban 70 personas era la única del país que elaboraba acetatos (de etilo, butilo, isopropilo y 2 etil hexilo), Sorbitol, Triacetina, Ácido y Anhídrido Acético. La planta de 25.120 m2 en un área de 710 mil m2 producía 11 mil toneladas al año de Acido Acético, 27.600 de Acetato de Etilo, 5000 de Acetato de Butilo e Isopropilo, 2100 de Triacetina y 2600 de Anhídrido Acético.

Por su parte en Munro, donde trabajaban 90 personas se producían 30 mil toneladas al año de Formaldehido y 25 mil de Resinas Fenólicas y colas ureicas.

La empresa que produce resinas y derivados de metanol precisó ayer mediante un comunicado que «el cierre obedeció a la decisión de concentrar el negocio en los agroquí­micos y la protección de cultivos».

Por su parte, Atanor vendió hace poco más de un mes el ingenio azucarero Marapa, de la localidad tucumana de Juan Bautista Alberdi, al empresario supermercadista Emilio Luque; y tiene en venta otro en Concepción, que despertó el interés de la azucarera jujeña Ledesma.