En el último mes, la cantidad de casos diagnosticados con Covid en el país casi se triplicó (de 52 mil a 153 mil); el número de camas de terapia intensiva ocupadas por pacientes contagiados se duplicó (de 472 a 955); y, sin embargo, la tasa de letalidad del virus se redujo un 15 por ciento. Esos valores muestran el éxito que tuvo hasta aquí la estrategia sanitaria, que logró distribuir la demanda sobre el sistema de salud y le permitió dar una respuesta acorde. Sin embargo, el crecimiento de los casos nuevos genera más presión sobre la capacidad instalada y pone en riesgo los logros obtenidos. Por eso, los datos de los últimos días encienden luces de alerta sobre el futuro si no se logra reducir los contagios y aumentan las áreas de circulación comunitaria.

“El problema no es la mortalidad del virus en sí. El problema es si nos enfermamos todos al mismo tiempo, porque desbordamos el sistema de salud. Si logramos enlentecer la curva de infección, nuestro sistema va a poder dar respuestas siempre. Ese es el esfuerzo que estamos haciendo desde marzo”, explicó el viernes la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, en su habitual informe diario. Las cifras le dan la razón. Según las estadísticas difundidas por el Ministerio de Salud de la Nación, hasta hoy han muerto 18 de cada mil personas contagiadas en el país. Un número que es menos de la mitad del promedio de América (40 por cada mil) y del promedio global (41 por cada mil).

Otro dato clave para analizar la tasa de letalidad es la edad de los contagiados. Los mayores de 60 hoy representan apenas el 14,5% de los casos diagnosticados en el país, pero aportan el 81,6% de las muertes. Se estima que muere uno de cada diez adultos mayores de 60 que se contagia.

El peligro está dado por el aumento de la cantidad de contagios por transmisión comunitaria, es decir, los que no se puede identificar de quién se contagiaron, e impiden la trazabilidad del virus. Hace un mes, el 60% de los nuevos casos eran de transmisión comunitaria. Ya representan el 70 por ciento.

Las camas de terapia

Casi 6500 de las 11.668 camas de terapia intensiva a nivel nacional están ocupadas. Los pacientes con Covid ocupan casi un 15% de ellas, pero el dato es que hace un mes eran la mitad. Ese incremento, además, hace presión de manera diferente en cada  jurisdicción. La inmensa mayoría de los internados (85%) están en el Área Metropolitana de Buenos Aires, pero aun allí hay diferencias.

El sistema de salud privado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es al día de hoy el que está sujeto a mayor presión, según describió Vizzotti. Las cifras difundidas por la entidad que agrupa a las clínicas privadas mostraba que todas se encontraban arriba del 70% y algunas incluso completamente ocupadas. El sistema público, según informó la cartera sanitaria porteña, tiene aún libre un 38% de las plazas de terapia.

En la provincia de Buenos Aires, la situación fluctúa según el municipio. Al 24 de julio, la ocupación de camas alternaba desde un 60% en La Plata hasta un 87% en Exaltación de la Cruz, pasando por un 68% en La Matanza, un 73% en Lanús o un 80% en Malvinas Argentinas.

La situación en la Provincia

El territorio bonaerense es el más poblado y el que más casos positivos registra: dos de cada tres diagnósticos nuevos aparecen allí. La cuarentena estricta no modificó esa situación, aunque si aflojó la presión sobre el sistema de salud, explica Enio García, jefe de asesores del Ministerio de Salud provincial. “Sin un buen acatamiento del aislamiento en la primera semana de julio, según nuestras proyecciones ya habríamos colapsado las terapias”, precisa.

“Hasta ahora, de los pacientes confirmados con coronavirus, las estadísticas nos dan que un 3% termina llegando a terapia. Y en el AMBA estamos con un nivel del 64% de ocupación. Así que con el crecimiento de la movilidad de estos días tenemos que volver a hacer las proyecciones y analizar cuál es la necesidad de un nuevo freno”, completa en diálogo con Tiempo.

García destaca el trabajo realizado para controlar los brotes y pone de ejemplo la intervención en Villa Azul, donde se acordó con los vecinos un aislamiento completo en sus hogares por 14 días con ayuda del Estado para resolver sus necesidades cotidianas. Un reciente estudio de seroprevalencia realizado allí detectó que el 15% había desarrollado anticuerpos. “El 70% de esos infectados no había reportado síntomas, eso muestra cuán oportuna fue la intervención en el lugar”, detalla García, comparando el dato con el 53% de casos positivos que mostró el estudio de la Ciudad en el barrio Mugica (villa 31).

El dilema es que lo de Villa Azul hoy resulta más dificil de replicar. “El virus está mucho más disperso. Estamos tratando de analizar cuántos de los nuevos casos son del interior, porque allí quizás se bajó la guardia y aparecieron casos vinculados con reuniones en espacios cerrados o hasta el uso masivo de espacios públicos. La idea para julio y agosto es continuar con los estudios de seroprevalencia en barrios populares, llevarlos a hospitales y hacer uno poblacional en los distintos cordones del Conurbano, para entender cómo es la situación en toda la provincia”, agrega García.  «

Alerta en las provincias

“Es importante que todos perciban el riesgo que implica cada acción. Un descuido impacta fuertemente en la transmisión del virus. Necesitamos calma, información, empatía y templanza”, explicó Carla Vizzotti. Le hablaba no al AMBA sino al resto del país, donde los casos repuntaron esta semana. Jujuy, una de las provincias que antes comenzó a flexibilizar, es la que más creció proporcionalmente. Los tiempos de duplicación bajaron hasta cinco días. Pero la alarma también se encendió en Mendoza, Rosario y Bariloche, tres urbes que esta semana fueron declaradas zonas de transmisión comunitaria. Las carteras sanitarias provinciales ya están avanzando en la implementación de estrategias de rastreo.