El ministro de Ciencia y Tecnología de la Nación, Lino Barañao, defendió su gestión durante la presidencia de Mauricio Macri. Aseguró que la disputa por el presupuesto “tuvo mucho que ver con un tema informativo”, y señaló q en 2016 “finalmente tuvimos casi $3.000 millones más que en 2015, porque existe una voluntad del Ejecutivo de reasignar partidas”.

En una entrevista con el diario Ámbito Financiero, se metió de lleno en la polémica con los investigadores y científicos en conflicto con el Conicet por los recortes presupuestarios y el cierre de vacantes.

“Hay miles de doctorados que nos salieron mucha plata, muy capaces, pero que lo único que quieren es el empleo fijo del Conicet”, manifestó y llamó a realizar un “cambio cultural” en el sector.

“Les decís de trabajar en una empresa y te dicen: ‘No, a una empresa no’. Que el Conicet sea un ámbito de innovación productiva no se me ocurrió a mí, está en su núcleo fundacional. Pero hay gente que piensa de otra forma, con una visión muy ideologizada y poco coordinada con la realidad. Si incrementamos el número de investigadores es para que cumplan un nuevo rol, no para que hagan solo lo que ya hacían. ¿Para qué financiar investigadores? ¿Para aportar al conocimiento universal? La ciencia cultural no es la función de la ciencia en un país en desarrollo”, agregó.

En ese sentido, Barañao indicó que se necesita «incorporar investigadores en otros organismos, porque Conicet es el que los forma, pero no el único que los puede absorber».

«Pero hay resistencia porque el Conicet tiene cierto sello de calidad que los investigadores desean. En como que hay 4 o 5 equipos de fútbol, pero solo Boca tiene una escuela: entonces, como todos entrenan con la camiseta de Boca, su aspiración es entrar a Boca, y no a Vélez o Arsenal», indicó.

“Hay un tema de fondo: se hizo una inversión muy grande en los recursos humanos. Cada doctorado, con los años de beca, sueldos y demás, ha costado más o menos un millón y medio de pesos. Invertimos en recursos humanos altamente calificados, entonces más allá del reclamo que pueda tener esa persona, yo tengo la obligación de hacer un uso efectivo de ese recurso. De otra forma, alguien legítimamente puede decir: ¿Para qué formar a esta gente si no la podemos utilizar? El utilizarlo implica ponerlo en el lugar en el que sea más útil. Si la prioridad es desarrollar una variedad de alfalfa resistente a las sequías, tiene que trabajar en eso porque eso es lo que se está necesitando. No puede decir que quiere hacer su tesis en otro tema. Es un compromiso social”, agregó.