Cuatro días después de obtener el permiso del FMI para vender dólares por debajo del techo de la banda cambiaria, el Gobierno ventiló las negociaciones que mantiene con distintos dirigentes del PJ para evitar una primaria con todos los sectores del peronismo y aislar al kirchnerismo.

Esas conversaciones están orientadas a profundizar la hiperpolarización con la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y forman parte de un documento con diez puntos que el presidente Mauricio Macri le hizo llegar a una selección de aliados del PJ: el senador y precandidato presidencial de Argentina Federal, Miguel Angel Pichetto; el líder del Frente Renovador, Sergio Massa; y los gobernadores de Salta, Juan Manuel Urtubey; y de Córdoba, Juan Schiaretti. La Casa Rosada omitió de la lista al exministro de Economía y posible precandidato Roberto Lavagna y a CFK.

El intermediario es el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, uno de los representantes del «ala política» del Ejecutivo, que cada vez tiene menos poder e influencia en el entorno presidencial, junto al titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. Ambos llevan tres años y medio detrás del reclamo de promover un acercamiento con distintos sectores del peronismo con el fin de evitar un acercamiento con el kirchnerismo.

Sin embargo, la orden de construir ese puente llega en un momento crítico para los planes de reelección de Macri que siguen a flote por el respaldo del FMI y pese a las encuestas que reflejan obstáculos para el oficialismo en las elecciones nacionales de octubre.

Desde el comienzo de este año, el equipo de campaña que conduce el jefe de Gabinete, Marcos Peña, identifica una amenaza electoral que podría poner en riesgo la continuidad de Macri por otros cuatro años: un proceso que unifique a los distintos sectores que pujan dentro del PJ, ya sea a través de las primarias de agosto, o de un acuerdo que ordene las candidaturas. En ese horizonte, la mayor incógnita gira en torno a la postulación de la expresidenta.

Ante el empeoramiento de la crisis y la reiteración de una tasa inflacionaria que podría superar el 50% anual, la Casa Rosada preparó un documento con definiciones económicas que buscan mostrar un «pacto de gobernabilidad» orientado, según explicaron a Tiempo fuentes oficiales, «a los mercados».

La clave estaría concentrada en reducir el presunto temor de los tenedores de bonos ante la posibilidad de un regreso de CFK al poder. Además, la letra de los diez puntos busca mostrar la continuidad del ajuste fiscal pactado con el FMI y encolumnar detrás de ese compromiso al sector del peronismo que negocia con Macri desde que llegó a Balcarce 50 para obtener la sanción del Presupuesto nacional y avanzar en una serie de reformas fiscales.

El texto está encabezado por esas premisas, e incluye una serie de condiciones que el FMI reclama cumplir en los próximos años, más allá de quien sea el ganador de las elecciones de octubre. Las claves están en tres puntos del decálogo y, posiblemente, la más importante para Cambiemos esté planteada en el décimo apartado, donde establece el pago de la deuda externa para evitar un nuevo default. La frase que condensa ese objetivo dice escuetamente: «Cumplimiento de las obligaciones con nuestros acreedores». Está precedida por otras dos definiciones determinantes.

El quinto punto habla de la «creación de empleo a través de una legislación laboral moderna», en alusión a reintentar una reforma laboral; mientras que el punto siete compromete a los firmantes a la «consolidación de un sistema previsional sostenible y equitativo»: una fórmula que apunta a profundizar una reforma jubilatoria.

Los dirigentes que firmen el pacto también deberán «lograr y mantener el equilibrio fiscal» y «sostener un Banco Central independiente, que combata la inflación hasta llevarla a valores similares al de países vecinos». Otra parte del pacto habla de garantizar una «mayor integración al mundo, promoviendo el crecimiento sostenido de nuestras exportaciones», junto al «respeto a la ley, los contratos y los derechos adquiridos con el fin de consolidar la seguridad jurídica, elemento clave para promover la inversión».

En linea con los pactos fiscales impulsados por el Gobierno, el texto también busca que los firmantes prometan seguir con la «reducción de la carga impositiva, a nivel nacional, provincial y municipal y enfocado en los impuestos más distorsivos», aunque el texto omite que el Ejecutivo debió postergar las metas de reducción de gravamenes provinciales, como los Ingresos Brutos, debido al impacto negativo del ajuste fiscal impuesto por el FMI.

Aún así, también pide la «consolidación de un sistema federal, basado en reglas claras, que permitan el desarrollo de las provincias y que impidan que el gobierno nacional ejerza una discrecionalidad destinada al disciplinamiento político». También establece «asegurar un sistema de estadísticas transparente, confiable y elaborado en forma profesional e independiente».

La difusión del «compromiso» que busca negociar el Gobierno cosechó señales positivas por parte de Pichetto, cautela de Urtubey, silencio de Schiaretti y una conferencia de prensa de Massa, prevista para este viernes a las 18:30. Hace apenas unos días, el líder del Frente Renovador le pidió a la Casa Rosada que convoque a la oposición y mencionó especialmiente a CFK.

Los voceros de Lavagna consideraron el texto como una puesta en escena y dudaron de las intenciones del operativo, aunque el exministro, al igual que CFK, no fue invitado a participar de las negociaciones.

La táctica del pacto de gobernabilidad que impulsa Macri sucede una semana después de otra inesperada suba del dólar, que rozó el récord de 48 pesos, y provocó una nueva crisis de liderazgo dentro del Gobierno, especialmente después ratificar que no hay otro rumbo que el acordado con el FMI.

Tras la suba del 9% en una sola semana, la Casa Rosada obtuvo este domingo un nuevo permiso del FMI para utilizar los dólares del endeudamiento contraído con el fin de controlar el dólar. Esta semana el Gobierno comenzó a financiar con reservas del Banco Central la fuga de capitales que alimenta la devaluación del peso. Cuando cerró la primera rueda de la semana, este lunes por la noche Peña reunió a los principales dirigentes del PRO para informarles del permiso del FMI y mostrar unidad detrás de la candidatura de Macri por su reelección, un gesto que implicó la clausura total para la postulación presidencial de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, un plan que fue reanimado la semana pasada por un sector del establishment local para evitar lo que consideran una derrota segura del líder del PRO en los próximos comicios.

Las tensiones económicas y políticas suceden cuando faltan 50 días del 22 de junio, limite final para la inscripción de candidaturas para las PASO nacionales del 11 de agosto.