Una fila de militantes se apoya sobre las vallas que están en la calle Entre Ríos, frente al Congreso Nacional. Miran la pantalla gigante por la que se transmite el discurso del presidente Alberto Fernández durante la apertura del año legislativo. Unos metros más atrás, dos mujeres gestionaron un palco preferencial: están sentadas en el banco de la parada del 12. Desde allí siguen lo que sucede en el recinto, envuelto de una efervescencia que no se replica en las calles.

En la Plaza del Congreso están las organizaciones sociales, políticas y sindicales que acompañan al Frente de Todos. Su presencia se extiende por Rivadavia e Hipólito Yrigoyen hacia la Avenida 9 de Julio. A pocas cuadras de allí, sobre Corrientes los turistas pasean ajenos a la manifestación. El único indicio que allí interrumpe la parsimonia del feriado es una columna de Política Obrera rodeada de policías de la Ciudad de Buenos Aires en Corrientes y Callao.

Los aplausos se vuelven enérgicos cuando Alberto Fernández reitera que no habrá reforma laboral o previsional por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). “Me deja tranquilo”, dice Miguel. Tiene 52 años, vive en Almirante Brown y milita en Octubre. “No creo que haya ajuste, como el FMI se siente culpable al darle mucho dinero al gobierno anterior, por eso capaz es más flexible. No es que haya cambiado, pero quizás tenemos una ventaja. Estoy acá para darle fuerza al gobierno, para que sienta que tiene al pueblo ahora que se viene una dura negociación. Es importante que la negociación se defienda bien en el Congreso. Por eso tiene al pueblo a su lado y lo va a acompañar en las decisiones que tome”, cuenta. Antes, tomó tereré con sus compañeros y compañeras y se refrescaron en un mediodía cálido, en el que sol limpio iluminó sin ninguna nube que se interponga.

“¿No está Máximo?”, le pregunta un joven a su compañera mientras gira la cabeza para que el oído quede en dirección a uno de los parlantes que replican el sonido en la plaza. “Parece”, responde ella. Ambos aplauden cuando el presidente reitera su compromiso con el “Nunca más” a los sótanos de la democracia y anuncia una ley para modificar los servicios de Inteligencia. Ambos vuelven a asentir con la cabeza cuando Fernández pide la reforma de la justicia.

A metros de allí está Kiara, tiene 17 años. Lleva una remera con dibujos con los colores de la diversidad. Está junto a un grupo de adolescentes de Tigre que militan en Barrios de Pie. “Tenemos que estar acá por la lucha que hacemos día a día. Tenemos que escuchar para estar atentos”, afirma.

Su compañero Leandro, de 23, dice que es importante que las cámaras de Senadores y Diputados trabajen para prevenir la violencia de género. “Está muy liado ese tema, en el barrio lo vemos demasiado a diario”, relata. Kiara coincide. Dice que es habitual en las zonas en las que trabajan: Los Tanos, El Detalle, Las Tunas, Benavídez y Rincón. “Lo vemos en lo lenta que es la justicia a la hora de llevar cabo todo lo que tenga que ver con la violencia de género y en infancias. Tejemos redes y acompañamos a las comisarías. Hay que agilizar eso y el trabajo para los jóvenes”, sostiene.

Los gritos están adentro. Afuera están los bombos, los platillos, las banderas, los carritos de choripan, pero la tranquilidad del feriado se nota. En un costado conversan dos mujeres: Laura y Claudia. Son de La Matanza y trabajan en La Casita San José, donde estudian alrededor de cien personas que quieren finalizar sus estudios. “Es importante lo que defina el Congreso sobre el FMI. Yo creo que el acuerdo va a funcionar, tiene que haber fuentes laborales y trabajo genuino”, dicen.

Hugo Sánchez está con ellas. Dice que es importante estar hoy en la calle para que legisladores y legisladoras sepan que hay un pueblo que los está mirando. “Sabemos cómo se sesiona en el Congreso, que este va a ser un año importante para muchas leyes que hay que votar, para muchos debates que hay que darse y todo depende de que nosotros seamos parte. La Argentina que tenemos es hermosa, hay que cuidarla. Hay que empujar al Congreso, apretarlos, ellos son nuestros representantes, entonces nosotros tenemos que tomar el poder ciudadano”, sostiene.

Casi una hora y media después, termina el discurso de Alberto Fernández y los muchachos de la murga “Elegidos de Loma Hermosa” reflotan sus instrumentos. Interpretan el himno nacional mientras Alberto y Cristina salen del edificio. “Compas, levanten las banderas”, organiza un hombre. Sobre las vallas, se activan celulares para captar alguna foto.  “Vamos Albertoooo”, gritan. Minutos después, la batucada hace sonar la marcha peronista.

El presidente y la vicepresidenta saludan desde las escalinatas.

“Listo compañeros, volvemos”, vuelve a dirigir el hombre. La murga vuelve al silencio y comienza la retirada.