Tras la represión a la protesta en la embajada de Chile en Buenos Aires, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, justificó la detención de la abogada del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), Myriam Selhi, una de las nueve personas detenidas.

‘Y qué hacía ahí la abogada del CELS, en el medio de la violencia?”, se preguntó la funcionaria y replicó: “Van a protestar y en el medio empieza la violencia”.

“Salen a la calle, rompen todo y después denuncian que hubo infiltrados. Siempre son unos santitos que están tranquilos y les aparecen infiltrados. Déjense de joder. La policía de la ciudad detuvo a 9 personas”, completó.

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En una entrevista con el programa De acá en mas, de Radio Metro, Bullrich cargó contra los dichos del candidato presidencial Alberto Fernández, quien cuestionó el doble discurso del gobierno nacional al condenar la violencia en Venezuela y no referirse a las 11 personas muertas durante las protestas en Chile.

“Comparar una democracia como Chile como una situación de inusitada violencia donde el estado necesariamente tenía que salir  aponer orden con un régimen dictatorial que tomó el parlamento que no hay justicia. La ley de chile se votó en el parlamento para aumentar el medio centavo el boleto”, aseguró.

Exaltada, la ministra aseguró que las protestas en Chile fueron un intento de insurrección contra el gobierno de Sebastián Piñera. “Una cosa es la protesta social y otra es el nivel de violencia, es una insurrección con carácter de cuasi terrorista. Lo que pasó en Chile no es una protesta social”, sentenció.

 En el mismo sentido, consideró “inevitable” la cantidad de muertos en el país vecino. “Cuando hay una rebelión como la que hubo en Chile, va a haber muertos, es inevitable. Lo que hay que entender es que el intento de destrucción de la democracia, lo mismo pasó en Ecuador”, agregó.

Por último, consideró que la ex presidente chilena Michell Bachellet “no debería meterse en Chile”, en relación a el pedido de la titular del alto comisionado para los derechos humanos de la ONU para que los muertos sean objeto de “investigaciones independientes, imparciales y transparentes”.

“Ella fue presidenta, no puede meterse en Chile. Es un problema de incompatibilidad, tiene intereses concretos en Chile. Quiere que su partido gane. Es un problema de ética”, opinó.