De los medios a Tribunales o al Congreso. La lógica de Elisa Carrió no varía. La nueva víctima es Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema de Justicia.

“A fin de año Lorenzetti va a ser destituido”, dijo Carrió sentada en la mesa de Mirtha Legrand una semana más tarde de que Natacha Jaitt ocupará el mismo lugar para desparramar denuncias.

Lo cierto es que la ampliación que presenta Carrió en el Congreso formará parte del pedido de juicio político que envió hace exactamente un año y que duerme en el cajón del escritorio de Pedro Pretto, diputado de Cambiemos y presidente de la Comisión de Juicio Político de la Cámara Baja. Es el mismo cajón en la que lo tenía guardado Álvaro González, otro diputado del PRO y antecesor de Pretto en el cargo.

Los diputados del bloque oficialista corren apenas su mirada del debate del aborto y, como al pasar, aseguran que el pedido de Carrió no tiene ninguna chance de avanzar en la coyuntura política actual. Sin embargo, asesores de los bloques opositores ven el movimiento de la líder de la CC como un elemento de presión que flotará sobre la tensión de la relación entre la Corte y el Poder Ejecutivo.

Lo cierto es que el expediente nunca se trató en Comisión, por lo tanto el pedido de juicio político no fue desestimado. Por eso Carrió puede hacer una ampliación y reclamar que se le dé curso al expediente. La Comisión no se reunió durante el 2017 y, por ahora, no hay reuniones convocadas. Por lo menos así lo marca el boletín de Comisiones que confección la presidencia de la Cámara de Diputados.

Por ahora en el Congreso, nada se moverá. Carrió utilizará la usina mediática para atizar el fuego de la destitución de Lorenzetti cuando sea necesario. En ese marco, por el momento solo la CC está embarcada ya que en el proyecto solo se pueden ver firmas de diputados de eso bloque. Sin embrago, pese a que no acompañaron el pedido ni radicales ni PRO salieron a cuestinonar el pedido de Carrió.