La medida de fuerza nacional del 6 de abril es la consecuencia del fracaso de la política. El Gobierno ha gastado casi el 30 por ciento de su mandato y no le ha encontrado el agujero al mate en la cuestión económica, tenemos mayores dificultades que antes y se quebró la confianza.

El año pasado estuvimos mucho tiempo en tratativas para intentar resolver estas cuestiones, y los resultados fueron bastante mezquinos. El malestar con el que se está viviendo es alto. Y esa es la principal razón del alto acatamiento en la medida.

Los famosos brotes verdes que anuncian desde el gobierno nacional, hasta que se conviertan en rama, están asentados sobre el lomo del pueblo trabajador.

Hay muchos problemas que tienen que ver con el rumbo económico que perjudica al sector del trabajo en la actualidad, lo vemos en las consecuencias del comercio interior y la política exterior.

Nosotros hemos sido pacientes con la administración nacional, pero en estos meses se profundizaron los despidos, particularmente en el sector industrial, actividad que se ha desplomado.

Sumado a esto, el famoso “control” de la inflación se da luego de un aumento superior al 40 por ciento y a un freno en el consumo que tiene como impacto directo el cierre de pymes, fábricas y, por ende, un aumento directo en el desempleo.

Mientras las tarifas suben, la calidad de vida se ve deteriorada.

El paro es consecuencia de la pérdida de confianza y el fracaso de las negociaciones que no dieron ninguna respuesta a los reclamos del pueblo trabajador. Esto nos deja sin otra alternativa que ejercer nuestro legítimo derecho a huelga.

Esperamos que el gobierno tome nota y corrija el rumbo.

Producción: Martín Ferreyra