Aldo Luis Ducler habitaba en las cloacas del poder. Miembro de la pata civil de la dictadura, llegó a secretario de Hacienda durante el gobierno de Reynaldo Bignone. Beneficiado por la impunidad que gozaban –y aún gozan- los cómplices civiles del genocidio, en los ’80 compró la financiera Mercado Abierto SA. Su especialidad: fugar y lavar dinero.

Sus lazos con el genocidio atrajeron clientes, negocios y hasta empleados de futuro ilustre: a pedido de su ex camarada de Gabinete Jorge Zorreguieta, el financista empleó a su hija Máxima, hoy reina de Holanda.

Distintas investigaciones, en la Argentina y en el exterior, demostraron que la financiera de Ducler sirvió para enjuagar dinero sucio de origen ilícito diverso: narcotráfico, corrupción, fraudes impositivos. Su momento de mayor exposición fue en 2001, cuando una investigación en los Estados Unidos ubicó a Mercado Abierto como parte de las operaciones ilícitas del Citibank en la región.
Una pesquisa de la DEA detectó también que Mercado Abierto fue utilizada para enjuagar dinero del Cártel de Juárez. El caso llegó a juicio oral en la Argentina, pero Ducler zafó: el juez federal Rodolfo Canicoba Corral dio por válido el acuerdo de inmunidad que Ducler había suscrito con la DEA a cambio de su «colaboración».

El pasado jueves 1, pasado el mediodía, Ducler se desvaneció en pleno centro porteño. Al instante se difundió que dos días antes de morir, Ducler presentó un documento ante la Unidad de Información Financiera (UIF) para «aportar datos» sobre los K. La supuesta carta solicitaría que se investigue una «asociación ilícita liderada por Néstor y Cristina Kirchner, que conjuntamente con Alberto Fernández, Carlos Bettini, Carlos Zannini, Julio De Vido, Axel Kicillof, Carlos Slim, autoridades de Repsol y autoridades del Banco Credit Suisse entre otros, han malversado los Fondos de la provincia de Santa Cruz cobrados en 1993». El papel lleva la firma A.D.

Voceros del oficialismo se encargaron de diseminar que la carta hacía referencia a los célebres 500 millones de dólares fugados durante la gobernación de Néstor Kirchner en Santa Cruz. Un año antes, sin embargo, el propio Ducler había aclarado que su financiera no había participado de esa operación. ¿Cuál es la verdad? Aunque el caso fue archivado, es probable que en Comodoro Py refloten algún expediente que explote esa incógnita.

Por lo pronto, el oficialismo salió a utilizar la muerte de Ducler para arrojar otra palada de sospechas contra su opuesto K. El fervor por sacar ventajas provocó ridículos, como comparar la muerte del financista al «Caso Nisman». ¿Es necesario recordar que el financista se desvaneció en la vía pública y el fiscal apareció baleado en el baño de su casa? La pregunta es retórica: al show de la política cloaca no le importan esos detalles. «